Un poco usual hallazgo hicieron arqueólogos que estudiaban una necrópolis en Torún, Polonia.
En el lugar encontraron una serie de restos óseos enterrados, principalmente de menores de edad, aunque destacó uno en particular uno que fue denominado como el un "niño vampiro".
Los restos, que correspondía a un menor de entre 5 y 7 años, estaban enterrados boca abajo y con un candado en un pie. En la antiguedad se ponían candados en los pies de los considerados como "vampiros" para evitar que estos "escaparan de su tumba".
"Esta disposición del cadáver puede sugerir que se temía al difunto y su "actividad" después de la muerte, por ejemplo, que mordiera a los vivos. Se suponía que poner la cara hacia abajo haría que el difunto mordiera el suelo, por lo que ya no representaría una amenaza para las personas. Curiosamente, solo sobrevivió una parte del esqueleto del niño: desde la parte inferior de la pierna hacia abajo", indicaron en la página web de la Universidad Nicolás Copérnico.
El otro caso de "niño vampiro"
Este hallazgo se hizo a solo unos dos metros de la tumba No. 75, donde se encontró hace un año una niña enterrada con una hoz y un candado triangular en el dedo gordo del pie izquierdo.
Además, sobre la tumba del nuevo niño encontrado habían varios esqueletos de otros menores, llamando la atención de los científicos una mandíbula teñida de verde, tinte similar al paladar del nuevo "niño vampiro"."Tal vez sea un rastro de alguna otra práctica, tal vez había un objeto hecho de aleación de cobre en la boca de esta persona", explicó el profesor Dariusz Polinski, quien fue parte de la expedición.
Los investigadores creen que la tumba corresponde a personas protestantes y luteranas, y que estaba reservada a gente que estaba excluida. Igualmente, la investigación del lugar continúa.