En Ciudad de la Plata, Argentina, una abuelita de 79 años logró cumplir su sueño frustrado de juventud: tener su propia "fiesta de 15" y un vestido de princesa.
Según consignó Infobae, Idalina Silva había soñado desde muy pequeña tener una gran fiesta para celebrar sus 15 años. Sin embargo, por problemas de dinero, fue imposible.
Su familia, de muy escasos recursos, vivía apenas con lo suficiente para comer. El día de su cumpleaños, la mujer no solo se quedó sin fiesta, sino que debió salir a trabajar como empleada doméstica para ayudar en los gastos de la casa.
Los años pasaron y "Nina", como le gusta que le digan, conoció a un buen hombre, se casó y tuvo hijos. Así que decidió enterrar en lo más profundo de su corazón la fantasía de una fiesta.
Pero 64 años después, y muy de sorpresa, esos hijos que crió lograron cumplir su sueño y le regalaron lo que fue la mejor noche de su vida.
Yolanda, la menor de las hijas de Nina contó: "La idea de regalarle su soñado vestido surgió a mediados de octubre cuando estábamos viendo con mamá una revista con modelos de 15 y me contó que no había tenido su fiesta. Me dijo como al pasar que le hubiera gustado ponerse uno de esos vestidos. El domingo siguiente le festejamos el Día de la Madre junto a mis hermanos y aproveché el momento para contarles la idea de la gran fiesta. Todos dijeron que sí y decidimos organizarle ese festejo para su próximo cumpleaños".
Cuando Nina estaba celebrando su cumpleaños 79, su gran familia puso el plan en acción: “Mis hijos me habían dicho que harían un festejo, pero no creí que a esta edad me harían una fiesta de 15. Pero la hicieron y se los agradezco porque fue un sueño cumplido", dijo emocionada la mujer.
Idalina sufre de artrosis en las piernas y ni siquiera sale a caminar mucho porque el dolor la supera. Sin embargo, el día de la fiesta bailó como nunca. Según sus familiares había vuelto a tener 15 años de verdad.
"Estuvo todo muy lindo y nunca esperé una algo así. Cuando entré al salón ¡me quise morir! Estaban todos aplaudiéndome y me dije: '¡Debo ser una reina por tanto aplauso!. La verdad, me hicieron sentir como una reina'", dijo la abuela. "Estaba muy tranquila y eso fue raro porque no soy de estar tranquila. Pero esa noche ¡hasta bailé! Tan contenta estaba que al otro día me levanté sin un solo dolor", contó Nina.