En cuestión de semanas, la aeronave más larga del mundo, el Airlander 10, efectuará su primer vuelo.

Su punto de despegue será Cardington, un poblado de Bedfordshire, ciudad ubicada en el este de Inglaterra.

La aeronave mide 92 metros de largo, 18 metros más que las otros dos gigantes de la aviación comercial: el Airbus A380 y el Boeing 747-8.

Esta mezcla de avión, helicóptero y dirigible, lleno de helio, puede además aterrizar a control remoto prácticamente en cualquier parte, incluso sobre el agua.

De hecho, no necesita de pista de despegue o aterrizaje y puede ser operado poruna tripulación de nada más dos personas.

Y, según sus constructores, es 70% más verde que un típico avión de carga.

Basado en un diseño originalmente comisionado por el ejército de EE.UU., este vehículo híbrido quiere ser el primero de una nueva generación de aeronaves silenciosas, energéticamente eficientes y que no afecten el medio ambiente.

Y la empresa Hybrid Air Vehicles tiene planeado lanzar la primera de una nueva generación de aeronaves desde el Hangar 1, considerado el más grande del Reino Unido.

Airlander 10 es uno de los proyectos más ambiciosos de Hybrid Air Vehicles, que recibió un préstamo de US$4.8 millones por parte del gobierno británico y otro de US$2.7 millones de la Unión Europea.

Además recaudó US$3.3 millones en una campaña de crowdfunding.

Hangar 1

Cardington es un lugar con historia en el desarrollo de aeronaves en el Reino Unido. De hecho, allí se fabricó el primer zepelín, en 1918.

En la década de los años 20, en esa localidad se construyeron varias aeronaves.

El hangar 1 fue creado en 1917, el segundo se anexó en 1925.

El objetivo de Hybrid Air Vehicles es fabricar, para el 2021, diez Airlanders al año, lo que significa que el Hangar 1 podría volver a hacer lo que fue su razón de ser: una base para hacer aeronaves.

De acuerdo con la compañía, los Airlanders son ideales para transportar grandes cargamentos en zonas de desastres que carecen de aeropuertos.

Pese al optimismo que se siente entre los ingenieros y el personal que han trabajado en el Airlander, expertos en aviación recuerdan lo que sucedió en 1937 y que pasó a la historia como el Desastre de Hindenburg.

El dirigible alemán tipo zepelín quedó destruido tras incendiarse cuando aterrizaba en Nueva Jersey, Estados Unidos. 35 personas murieron.

"(...) el desastre del Hindenburg mató a la industria y el zepelín se convirtió en tabú", señaló el historiador John Swinfield.

Sin embargo y en medio de llamadas para construir vehículos menos contaminantes, 2016 parece ser un año que promete ver el resurgir de los dirigibles, al menos de uno, el Airlander.

Y una gran diferencia es que, a diferencia de su antecesor, el Airlander no utiliza hidrógeno, un gas extremadamente volátil, sino helio no inflamable.

Publicidad