Ahmad Ayyad estuvo 25 días en coma inducido debido al COVID-19 y tras despertar desorientado en el Hospital Johns Hopkins, Estados Unidos, notó un radical cambio en su cuerpo atlético de más de 100 kilos.
Según relató, “me desperté y miré mis brazos, mis piernas. Mis músculos habían desaparecido”, dijo, “estaba un poco asustado, ¿dónde están mis piernas? ¿A dónde fueron mis piernas?”, consignó CNN.
Sin embargo, todo esto partió después de un viaje que realizó a Florida para visitar a su hermano, donde se presume que contrajo el virus.
Debido a su capacidad física, Ahmad comenzó a extrañarse debido a que actividades tan comunes como cocinar, hablar o subir escaleras le causaban cansancio, demostrando así los primeros síntomas asociados a la enfermedad.
Luego presentó tos, fiebre, pérdida del apetito y la clara dificultad para respirar. Por ello, al consultar a un amigo que es asistente médico, este le insistió que acudiera a un recinto sanitario para realizarse el test PCR.
Así Ahmad llegó al Hospital Sibley Memorial donde finalmente le confirmaron su diagnóstico de COVID-19 positivo. Tras ser internado, su condición fue empeorando sucesivamente, por lo que fue trasladado al Hospital Johns Hopkins donde se mantuvo en coma varios días.
Lo que más llamó la atención de este caso es que Ahmad es un hombre sano y atlético, de hecho sus prácticas de boxeo y básquetbol eran continuas. Por ello los médicos no lograban entender por qué el virus lo atacó de tal manera, así como le ha ocurrido a miles de otras personas alrededor del mundo.
Luego de despertar del coma inducido, Ahmad se enfrentó a muchos otros desafíos. Después de semanas sin comer alimentos sólidos, tuvo que aprender a tragar de nuevo. De hecho recuerda que su primera comida fue compota de manzana.
Tampoco podía hablar ni caminar, incluso sus primeros movimientos le quitaban el aliento. Por eso todos los días seguía una rutina a la que le agregaba más obstáculos.
Primero hizo estiramientos de piernas utilizando las mantas de su camilla, después le sumó abdominales laterales para finalmente poder levantarse de la cama en cuclillas.
El 22 de abril, después de más de un mes de su hospitalización, este hombre llegó a pesar 30 kilos menos. Quedó además con daños en su corazón y pulmones, además de un coágulo en su brazo izquierdo.
Pero nada de eso fue impedimento para intentar retomar su vida y su rutina física.