Desde hace algún tiempo, el término "escrachar" se ha vuelto muy presente en la agenda social de Argentina, siendo utilizado en centenares de casos de denuncia en el país.
El concepto, muy parecido a las "funas" en Chile se ha convertido en la manera más fácil de increpar a los acusados de diversas denuncias, que en su mayoría tienen que ver con casos de abusos sexuales.
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Hace menos de un mes, el caso de violación de la actriz argentina Thelma Fardín por Juan Darthés, ambos del elenco de la serie de Disney Patito Feo, llamó a la creación de varios escraches para el actor.
A raíz de esto, muchas otras personas sacaron a la luz diferentes casos de abusos, creando una ola de "escraches" en internet.
El concepto, ingresado hace menos de un mes a la RAE, es definido como un método de protesta basado en acción directa, donde un grupo de activistas se dirige al domicilio, lugar de trabajo o a lugares públicos donde se encuentre alguien a quien se quiere denunciar.
El escrache, al igual que la "funa" en Chile, ha sido recibido con una opinión dividida en Argentina. En una nota publicada por el medio argentino La Voz, un abogado constitucional llamado Gregorio Badeni expresó su apoyo ante este concepto.
"No es delito escrachar, lo que se hace es ejercer la libertad de expresión (...) Aunque sea muy duro el escrache, las críticas son opiniones que deben ser respetadas en un sistema democrático".
Sin embargo, según una columna de opinión del medio argentino El Clarín, en la cual la autora Débora Huczek que no es partidaria de los escraches asegura lo siguiente:
"El escrache no tiene grandes diferencias a la inquisición de siglos pasados. Es la hoguera del siglo XXI y por lo tanto es un abuso de poder, al que se suman muchos que siguen el clamor popular, inspirados por el poder de turno, para alcanzar la rama, prender la mecha e incentivar el fuego que arderá sobre alguien"
El debate de las "funas" y "escraches" se mantiene vigente cada vez que aumenta el número de casos de abuso sexual.
Según Andreés Bonicalzi, abogado entrevistado por el medio La Nación, "los delitos sexuales tienden a no denunciarse. Por eso, cualquier vía que encuentre la víctima para hacerlo es bienvenida”.
Sin embargo, para el psicólogo Roberto Balaguer también es importante la responsabilidad en la denuncia: "Es un arma letal y poderosa que provoca daños de consideración a la que nadie está exento. Por eso, antes de escrachar, piense. El próximo escrachado puede ser usted", aseguró al mismo medio.