Los usamos a diario, incluso en repetidas ocasiones, pero eso no nos hace expertos en el uso de nuestros electrodomésticos.

Y hay errores, muy comunes, que no nos permiten aprovechar todo el potencial de los aparatos y que ciertos casos acortan la vida útil de los mismos.

Te presentamos cinco de ellos.

1. Guardar comida caliente en la nevera

Es probable que nunca se te ocurra meter un guiso recién apartado del fuego directamente al refrigerador.

Aunque suele ser frecuente guardar platos que aún no se han enfriado del todo.

Esto hace que la temperatura del electrodoméstico suba y se gaste más electricidad.

Si la temperatura está bien regulada en la nevera, en la zona más fría, el estante que está justo encima del cajón de las verduras, habrá (2°C).

Por tanto, allí tendremos que situar los alimentos más perecederos, como la carne y el pescado fresco.

Los huevos, productos lácteos, los embutidos, los pasteles y todos aquellos productos en cuya etiqueta diga "Una vez abierto, consérvese en frío", deben colocarse en los estantes del medio (4-5°) y en el de arriba (8°C).

Los compartimentos o estantes de la puerta son los menos fríos del frigorífico (10-15°C) y están destinados a almacenar productos que sólo necesitan una ligera refrigeración, como las bebidas, las salsas comerciales como la mostaza y el kétchup, la mantequilla y la margarina.

2. Enjuagar los platos antes de meterlos al lavavajillas

Es una práctica común que, al considerarlos demasiado sucios, se pasen los platos bajo el agua del grifo antes de meterlos en el lavavajillas.

Pero este simple gesto supone un importante gasto de agua, de una media de 12 litros.

Para evitarlo, lo que puedes hacer es eliminar los restos de comida con la ayuda de un cubierto o una servilleta.

Y en el caso de que no pongas en inmediatamente en marcha el aparato y la vajilla tenga que estar dentro unos días, puedes utilizar un programa de prelavado.

Esto implica apenas un gasto de cuatro litros de agua.

Según datos del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), un organismo dependiente del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital de España, el del lavavajillas supone de media el 8% del consumo de energía del conjunto de los electrodomésticos de una casa (246 kwh al año).

Eso es menos que la lavadora (255 kwh), el televisor (263 kwh) o la nevera (662 kwh).

3. Colocar las cucharas con la cara hacia abajo

Por otra parte, según el IDAE, fregar a mano con agua caliente puede ser un 60% más caro que usar un lavavajillas moderno a carga completa.

Pero si queremos que los restos de comida se eliminen bien de la cubertería, es necesario colocarla bien.

Esto supone meterlos en los cestos preparados específicamente para ello, ya que de otra manera pueden bloquear la salida del agua.

Los cuchillos deben situarse con el mango hacia arriba -para evitar pincharte- y las cucharas y tenedores al revés, con las cabezas hacia arriba.

La clave es separar los cubiertos en la manera de lo posible, para que el agua circule bien entre ellos.

Por el mismo motivo, también conviene no sobrecargar el aparato, como por ejemplo colocando una cazuela encima de la otra.

4. Abrir el horno para comprobar la cocción

No todos los hornos son iguales, tienen diferentes funciones y opciones de temperatura y no siempre conocemos el tiempo exacto de cocción de un plato.

Así que existe la tendencia de abrir la puerta del electrodoméstico para comprobar cómo avanza el proceso.

Sin embargo, esto hace que la temperatura interior baje entre 25 y 50 grados.

"Cada vez que se hace, se pierde un mínimo del 20% de la energía acumulada", señala el IDAE en su guía online para ahorrar el consumo en el hogar.

Como consecuencia, el gasto eléctrico será mayor, ya que será necesario tener el horno encendido por más tiempo.

Asimismo, el organismo recomienda apagar el horno antes de finalizar la cocción, ya que el calor residual será suficiente para acabar el proceso.

5. Llenar la lavadora en el orden equivocado

Tanto la IDAE como los fabricantes calculan que a la semana una familia pone hasta cinco lavadoras.

Así que, de tanto usarla, puede que ya sepas que conviene separar la ropa blanca de la de colores, para evitar teñidos.

Incluso es posible que la laves por tipo de tejido, ya que unos resisten temperaturas más altas que otras.

¿Pero en qué orden rellenas el aparato?

Para que se lave mejor, lo más indicado es ubicar la ropa más sucia al fondo.

La lavadora es el tercer electrodoméstico que más energía consume.

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