Un marido devastado que vengó la muerte de su esposa, una caprichosa millonaria enojada con sus vecinos, una jueza que se encontró con un viejo amigo de infancia en el lugar menos esperado...
Éste año estuvo lleno de pequeñas pero sorprendentes noticias generadas por individuos que nunca pensaron en llegar a las primeras planas.
Algunas conmovieron y otras sorprendieron.
Aquí te recordamos algunas de ellas.
El ugandés que se vengó del cocodrilo que lo dejó viudo
Ocurrió hace un año, en un poblado de Uganda.
Demeteriya Nabire había ido al lago Kyoga a por agua, al igual que otras mujeres de su aldea, cuando se encontró con un cocodrilo.
Sin tiempo para reaccionar, el reptil tiró de ella y la engulló.
"El cocodrilo se comió entera a mi mujer. No volvimos a ver nada de ella; ninguna ropa, ninguna parte de su cuerpo que pudiera identificar", contó su esposo, Mubarak Batambuze.
"No sabía qué hacer. Era el fin de mi mundo. Estaba completamente perdido", dijo.
Nabire estaba embarazada, así que Batambuze no sólo perdió a su esposa, sino también al bebé que iban a tener.
El hombre quedó devastado, pero no se cruzó de brazos, sino que fue a visitar al herrero local.
"Le expliqué que estaba luchando con una bestia que había matado a mi esposa y a mi bebé que aún no había nacido. Realmente quería vengarme, así que le pedí que me hiciera una lanza".
Armado con ella, fue al lago, a esperar a la bestia. Y cuando por fin apareció, pudo vengar la muerte de su esposa.
"Soy un hombre deprimido que perdió a su esposa y el hijo que nunca nació", reconoce el viudo.
"Pero la gente me lo sigue agradeciendo. Soy un héroe local".
¿Cuáles son las probabilidades?
Un hombre pelirrojo, de barba y bigotes y contextura mediana, se sienta en el mismo puesto del mismo vuelo asignado para otro hombre pelirrojo, de barba y bigotes y contextura mediana.
Eran más que parecidos: cualquiera diría que eran gemelos.
La millonaria británica que se desquitó con sus vecinos
En abril, la fachada del exclusivo barrio londinense de Kensington amaneció pintada a rayas rojas y blancas.
"Parece la carpa de un circo", se quejaron unos vecinos.
A otros les recordó un caramelo, o un colchón antiguo.
Y la mayoría puso el grito en el cielo: "¡Es una aberración!", dijeron, en una ciudad donde existen normas para garantizar la homogeneidad estilística de los barrios residenciales.
La propietaria, la millonaria Zipporah Lisle-Mainwaring, había conseguido lo que quería.
Era su revancha ante la oposición de sus vecinos a sus planes para remodelar su casa.
Según reportaron diferentes medios británicos, la mujer quería demolerla para construir una vivienda de cinco pisos con todos los lujos que fuera posible incluir, entre ellos, un sótano de dos niveles con una amplia piscina.
Pero los propietarios de las casas contiguas presentaron una queja formal ante las autoridades.
A Lisle-Mainwaring decidió comerse el plato frío de la venganza.
La jueza que reconoció a su amigo de infancia en el banquillo de los acusados
"Lamento verte aquí", dijo la jueza Mindy Glazer al hombre sentado en el banquillo de un tribunal de Miami, Estados Unidos.
Aunque estaba vestido con el típico buzo naranja de los prisioneros en ese país, lo había reconocido.
Era Arthur Booth, un ex compañero de clase de secundaria.
"Siempre me pregunté qué había sido de tu vida", le dijo.
"Yo solía jugar al fútbol con él, todos los niños, y mira lo que le ocurrió", añadió, dirigiéndose a toda la sala.
Booth no pudo más que decir: "¡Oh, Dios mío!".
Y llorar.
Definitivamente, le había ido peor que a ella.
Una patrulla de policía lo persiguió tras un asalto, lo arrestó y fue llevando ante la jueza.
Ésta le fijó una fianza de US$43.000 y le deseó suerte para salir adelante.