Muchas veces cuando comemos seguimos sintiendo nuestros estómagos vacíos. Esto a pesar de que hemos ingerido grandes cantidades de comida rápida, cereales, papas fritas o algún cocaví.
¿Por qué nos sucede esto? La revista estadounidense Time habló en 2014 con nutricionistas, quienes enumeran 11 alimentos que en vez de saciar nuestro apetito, lo aumentan.
El pan blanco
La harina blanca que se utiliza para hacer el pan blanco ha sido despojada de su capa externa (el salvado), lo cual, agota el contenido de fibra del alimento. Por ello, comer este tipo de pan aumenta nuestros niveles insulina, dice la especialista en baja de peso Sue Decotiis.
En un estudio reciente, investigadores dieron seguimiento a los hábitos alimenticios y el peso de más de 9.000 personas, encontrando que los que comían dos o más porciones de pan blanco al día, eran 40% más propensos a tener sobrepeso u obesidad en un período de cinco años, en comparación a los que comían menos.
Jugos
Se consideran una bebida "saludable", pero contienen todo el azúcar de nuestras frutas favoritas, y ninguna fibra de la cáscara. Eso significa que beber un vaso de jugo puede disparar nuestros niveles de azúcar en la sangre hacia arriba para luego decaer rápidamente, lo que nos produce el hambre, según explica Mitzi Dulan, autor de La Dieta Pinterest.
Aperitivos salados
Hay una razón por la cual se nos antoja algo dulce después de comer una bolsa con papas fritas. Las mezclas de aperitivos salados pueden estimular altos niveles de insulina que luego decaen, dice Dulan.
Y puesto que nuestras papilas gustativas y nuestro cerebro conectan la rápida ingesta de energía que llega a nuestro cuerpo con los alimentos dulces, es común que después de comer algo salado tengamos antojos de algo dulce. Es más, gracias a un fenómeno conocido como la “saciedad sensorial específica”, tu estómago se puede llenar al comer papas fritas, pero seguimos sintiendo hambre por algo dulce.
Comida rápida
Casi todos los menús detrás de un mostrador de comida rápida están diseñados para hacernos comer más de lo que debemos. Las grasas trans inflaman nuestro intestino, lo que podría perjudicar la capacidad del cuerpo para producir los neurotransmisores que controlan nuestro apetito, como la dopamina y la serotonina , dice el Dr. DeCotiis.
Mientras tanto, el tracto gastrointestinal absorbe el jarabe de maíz de alta fructosa (que se encuentra comúnmente en los postres) de forma rápida, provocando niveles altísimos de insulina, que nos producen incluso ataques de hambre más grandes, de los que teníamos antes, con el estómago vacío.
Por último, las enormes raciones de sal que contiene la comida rápida puede deshidratarnos y con síntomas que imitan a los del hambre, es fácil que nuestro cerebro nos engañe para hacernos creer que necesitamos seguir comiendo.
Alcohol
El alcohol desordena nuestros hábitos alimenticios produciéndonos muchas más ganas de comer. De acuerdo con una investigación, apenas tres tragos pueden reducir los niveles de leptina en nuestro cuerpo, una hormona diseñada para aplastar el hambre y que nos ayuda a sentirnos satisfechos (en un 30%).
El alcohol también puede agotar nuestras reservas de carbohidratos, provocando que nuestro cuerpo quiera restablecer lo perdido, dice Decotiis.
Pasta blanca
Los paquetes de pasta blanca tienen el mismo problema que el pan blanco. Cuando sobrecargamos nuestro cuerpo con carbohidratos simples, el páncreas produce insulina a toda marcha, y pronto hemos producido tanta hormona de azúcar que sus niveles de azúcar en la sangre son bajos. Lo que nos causa un hambre voraz.
MSG
MSG (también conocido como glutamato monosódico) es un potenciador del sabor, conocido por ser añadido a la comida china, y que también se puede encontrar en otros alimentos como verduras enlatadas, sopas, carnes procesadas, e incluso la cerveza y helados.
Un estudio sugiere que este producto químico provoca un aumento del 40% en el apetito, y como señala la revista Obesity, las personas que consumen la mayor parte de MSG son casi tres veces más propensos a tener sobrepeso que los que no lo comen en absoluto.
Rollos de Sushi
Es posible que creas que este alimento es sano, pero con el sushi comemos arroz más que cualquier otra cosa, dice la nutricionista Susan M. Kleiner.
Por ejemplo el California Roll, cargado con más de 30 gramos de hidratos de carbono, es similar a comer tres rebanadas de pan blanco. "Si usted no come nada más que sushi, los bocados son digeridos rápidamente y sentimos un vacío en el estómago, porque no tiene fibra”, afirma la experta en dietas.
Edulcorantes artificiales
Ya sea que estén en su refresco de dieta o rociados en su café, los edulcorantes artificiales (aspartamo, sucralosa, sacarina, y otros) excitan las células del cerebro haciéndoles creer que están a punto de obtener un porción de energía, pero luego nuestro cuerpo es defraudado. El resultado: Usted puede tener antojos y comer más dulces durante todo el día, tratando de compensar la falta.
Cereales
"Comer una carga de hidratos de carbono tan alto durante la mañana, cuando los niveles de cortisol están en su lo más alto, es un doble asalto a nuestro metabolismo" dijo Decotiis.
Durante la noche y en la mañana nuestro cuerpo bombea grandes cantidades de cortisol, que se cree que es una parte de la defensa natural del cuerpo para las tensiones del día. "Los niveles de cortisol más altos significan una menor capacidad para metabolizar los azúcares ingeridos. Por lo tanto azúcar en la sangre puede ser alto, pero no llega a los tejidos donde se necesita, lo que lleva a la fatiga y al hambre".
Pizza
Sabes que no puedes comer solo un pedazo, no importa cuán grande sea. Esto se debe a la combinación de harina blanca, aceites hidrogenados, quesos procesados, conservantes. Lo que produce una alteración de nuestros niveles de azúcar en la sangre, y de la producción de hormonas de la saciedad y el hambre.