A mediados de junio la desaparición de un sumergible que tenía como objetivo visitar los restos del Titanic dio la vuelta al mundo.
Pasaron los días y, luego de una intensa búsqueda, las autoridades marítimas confirmaron lo peor: la nave fue afectada por una implosión catastrófica, que acabó con la vida los cinco tripulantes que iban en su interior.
El sumergible, protagonista de esta lamentablemente noticia, estaba a cargo de OceanGate, una empresa privada estadounidense que ofrece soluciones sumergibles tripuladas para la industria, la investigación y la exploración.
A pesar del terrible final del modelo Titán, que desapareció el pasado 19 de junio en el Océano Atlántico, la empresa hasta hace un día seguía ofreciendo viajes al Titanic.
Sin embargo, luego de que todo el mundo supiera que todavía estaban en pie las próximas expediciones, la compañía publicó en su sitio web que "OceanGate suspendió todas las operaciones de exploración y comerciales".
Por tanto, los viajecitos al fondo del mar, ofrecidos por OceanGate, se acabaron para siempre, ya que además, su CEO, Stockton Rush, fue una de las víctimas fatales de la tragedia.
La empresa no ha compartido más información al respecto y algunos medios de comunicación, como CNN, se han puesto en contacto con ellos a la espera de más datos. Sin respuesta todavía.