Reportajes T13 reveló algunos de los momentos finales que se viven previo a la captura de algunos de los aproximadamente 36 mil personas que mantienen una orden de detención vigente en el país.
En los últimos ocho años, el litoral central no sólo se consolidó como un atractivo de turistas, sino también como el lugar favorito para los que se esconden de la justicia.
"Muchos vehículos con encargo por robo han entrado a nuestra comuna. Estamos a una hora y media de Santiago, por ende muchos se desplazan a este sector con vehículos de alta gama", afirmó el director de seguridad de El Quisco, Franco Moraga.
A través de controles de identidad es que se logra capturar a estos sujetos. Por ejemplo, sólo en El Quisco, se registraron 43 detenidos. De esos, 12 fueron en delito flagrante y el 65% ya registraba condenas anteriores.
Uno de ellos fue capturado en su propia cabaña, donde arrendaba otras a turistas e intentaba pasar desapercibido: Luis Alberto Bahamondes llevaba seis meses prófugo. En su prontuario aparecen secuestro, homicidio frustrado, amenazas, lesiones y más.
"Posee más de 30 detenciones por parte de carabineros, por lesiones, robo con violencia, receptación. Incluso microtráfico", señalan efectivos policiales.
El 2017 fue su última detención. "¿¡Qué es lo que he hecho!?", gritaba en ese momento. Bahamondes es una persona peligrosa y caminaba libre como cualquier ciudadano.
En ese año, fue condenado por torturar al contador de su familia. Pero son tantas las detenciones, que tenía que intentar pasar desapercibido para la policía. De ahí la importancia de la detención.
"Generan esfuerzos importantes, significativos. Evitan el control policial, recurren a sus redes de protección. Buscan guarecer en sectores de difícil acceso", explica el teniente Óscar Valdés, de comunicaciones sociales de Carabineros.
Desde 2023 a la fecha, tal como consigna Reportajes T13, se logró la detención de logró la detención de más de siete mil sujetos que estaban prófugos, pero... ¿Qué tan efectivas son esas detenciones? ¿Qué falta?
Lo concreto es que es imposible que, sólo una policía, persiga a los prófugos.