Por Phillip Durán

“Necesito que me explique en detalle la posición de Chile en este tema, no queda clara”. El diálogo fue hace semanas en la sede de la Cancillería chilena y el inusual tono para pedir explicaciones que usó el embajador de China, Xu Bu, sorprendió al diplomático nacional, que prefiere que quede “fuera de micrófono” tanto su identidad como el tema sobre la mesa. “Sin duda, era un asunto regional incómodo para nuestro país y el tono del embajador, al menos, impropio”, dice el personero.

Es que el estilo duro de Xu Bu es tema desde que llegó a Santiago, en enero de 2018. Y aunque en las últimas semanas ha estado en los titulares por su entrevero con el ministro de Salud, Jaime Mañalich, a propósito de una aún no confirmada donación de ventiladores mecánicos, en círculos diplomáticos el debate reflotó en las últimas horas a propósito de una columna del diplomático chino en La Tercera, en que criticó con dureza al gobierno norteamericano y, en especial, al secretario de Estado, Mike Pompeo.

“Mentir es su gen y la sangre que fluye por sus venas. Quizás fue el único momento de honestidad en su vida cuando él admitió mentir y engañar”, escribió Xu, a propósito de las acusaciones de que el coronavirus salió de un laboratorio en Wuhan.

A propósito de esta nueva muestra del duro estilo del diplomático, en la Cancillería chilena recordaron la polémica de septiembre del año pasado, cuando Xu se enfrascó en una dura disputa con el diputado Jaime Bellolio (UDI), luego de que éste se reuniera con el activista Joshua Wong, uno de los líderes de las manifestaciones sociales que se desarrollaban en Hong Kong contra el régimen comunista de Beijing.

En esa oportunidad, el canciller Teodoro Ribera expresó públicamente su incomodad por las críticas del embajador al parlamentario. Incluso, se transmitió a Xu la necesidad de cuidar la relación y el dato esencial de que, en el caso de Chile, los parlamentarios integran un poder independiente al Gobierno, por lo que tienen libertad para opinar.

En esa episodio, sin embargo, quien tomó la iniciativa no fue Chile, sino el propio Xu: el primer paso de la polémica había sido una nota de protesta a la Cancillería chilena, entregada por el diplomático chino, reclamando por las gestiones de Bellolio. Fue ante este reclamo que la diplomacia nacional le transmitió que el Ejecutivo chileno no controla las opiniones ni acciones de los congresistas.

“Un chicle en la suela del zapato”

En la Cancillería explican que ésa ha sido una de las pocas ocasiones en que se ha expresado molestia a Xu. Y que el diseño es no intervenir en la creciente disputa entre EE.UU. y China. Altos diplomáticos señalan que es claro que el lenguaje del enviado de Beijing “degrada” a su diplomacia, pero agregan que es parte de la libertad de expresión protegida por la Convención de Viena, que regula las actuaciones de los diplomáticos a nivel internacional.

Sostienen también que, más que un estilo duro de Xu, hay una instrucción del gobierno chino, de responder con dureza a Washington. No fue un exabrupto del embajador, calculan en Santiago.

Además, un punto clave: mientras Chile no sea aludido en la pelea entre los dos grandes, no hay razón para terciar. En la Cancillería chilena han tomado nota de la reacción de Beijing ante los países que se alinean con la tesis norteamericana. En Australia, luego de que el primer ministro Scott Morrison dijera que sería bueno tener una investigación independiente, el embajador chino, Jingye Cheng, amenazó con un “boicot”: “tal vez la gente (los chinos) dirá ‘¿Por qué deberíamos beber vino australiano o comer carne australiana?'”. Y Hu Xijin, director del diario Global Times (controlado por el Estado chino) indicó que “Australia siempre está ahí, causando problemas. Es un poco como un chicle pegado en la suela de los zapatos de China. Hay que encontrar una piedra para sacarlo”.

Queda claro que en esa polémica no hay que entrar, dicen en Santiago. Algo que refrendan ex cancilleres, como Heraldo Muñoz (PPD), quien señala que “Chile tiene la necesidad de una relación armónica con China y EE.UU. Y todo lo que pueda entorpecer esa relación no es positivo y mejor que no ocurra”.

A su turno, el también ex titular de RR.EE. y ex embajador en Washington, Juan Gabriel Valdés (PS), indica que “los dichos de embajador Bu son parte de la libertad de expresión. Y mientras el secretario de Estado Pompeo acuse a China de contagiar al mundo durante toda su historia, se expone a que lo injurien de vuelta. Pero es penoso que las dos principales potencias no puedan colaborar y trabajar en conjunto en estas circunstancias”.

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