El Senado emitió una declaración transversal en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en Chile, en la que señalaron que "nunca podemos tratarnos como enemigos" y que "nunca la violencia es alternativa a la solución racional de los desacuerdos".
El texto fue leído por el presidente de la Cámara Alta, Juan Antonio Coloma, quien señaló que "a nombre de la mesa del Senado y con la adhesión de todas las bancadas parlamentarias representadas en los comités, quiero leer la siguiente declaración a propósito de los 50 años del 11 de septiembre de 1973: Hace cincuenta años nuestra democracia se quebró. Un proceso doloroso, cuyas heridas aún no se cierran y que significó para todos, de uno y otro sector, el mayor fracaso institucional de Chile en el siglo XX".
"Respecto del pasado, probablemente hay una sola verdad compartida: todos, en algún grado y de alguna manera, por acción u omisión, contribuyeron a la destrucción de nuestra convivencia", añadió.
En ese sentido, el Senado sostuvo que "es imposible pretender que tengamos una visión común de la historia, las causas del quiebre, el proceso que lo antecedió, las opciones de entonces y los años que sucedieron al colapso".
"Cada uno tiene el legítimo derecho a tener una mirada propia, fundada en su experiencia, en sus ideas y su particular sensibilidad", planteó, agregando que "el objetivo principal de las instituciones que sostienen nuestra vida común, es que esas diferencias sean parte de la diversidad que conforma un proyecto común".
"Estos cincuenta años nos dejan un aprendizaje compartido: el valor de la democracia, del estado de derecho, el respeto absoluto de los derechos humanos, la convicción que ningún proyecto de transformaciones profundas puede impulsarse sin el acuerdo mayoritario de la sociedad y que ninguna diferencia puede llevarnos a perder el respeto esencial que nos debemos como parte de un mismo país", subrayó.
"Nunca podemos tratarnos como enemigos, nunca la violencia es alternativa a la solución racional de los desacuerdos, nunca la dignidad del ser humano puede subordinarse a ningún objetivo político", destacó el Senado.
Adicionalmente, añadió que "podemos ser acreedores del pasado, pero siempre seremos deudores del futuro. Hemos sufrido los costos de la incapacidad de quienes, en el siglo XX, tomaron el camino equivocado de la intolerancia, la violencia y la ideologización".
"Pero le debemos a nuestros descendientes el dejarles un país capaz de convivir en el respeto recíproco y la armonía dentro de nuestras diferencias", dijo.
"En ese objetivo el Senado tiene un rol y una responsabilidad insustituible, cargar el pasado con madurez y mirar el futuro con responsabilidad es lo que nos corresponde. Nada podemos hacer para cambiar lo que sucedió hace cincuenta años atrás, pero podemos hacerlo todo para configurar los cincuenta años que vienen", cerró la Cámara Alta.