Por Pedro Schwarze y Tomás Martínez

Un pie en falso, un acto premeditado o un lapsus, lo que sea, las declaraciones del embajador chileno ante el Vaticano, Mariano Fernández, parecen haber echado luz sobre una tensión latente entre el gobierno de Michelle Bachelet y la Santa Sede. El martes 7, durante una conferencia de prensa en la Santa Sede para hablar de la próxima visita a Chile del Papa Francisco­, entre el 15 y 18 de enero, y en la que estaban también Benito Baranda y el sacerdote jesuita Fernando Montes, Fernández solicitó que el Pontífice y el Vaticano “se abstengan” de pronunciarse sobre la demanda marítima presentada por Bolivia ante el tribunal de La Haya.

“Pedimos al Papa y a cualquier persona que se abstenga de opinar hasta que se pronuncie el tribunal de La Haya, que lo hará a fines de 2018”, fueron parte de las declaraciones del embajador, quien fue canciller entre 2009 y 2010 y subsecretario de Relaciones Exteriores entre 1994 y 2000. Unas palabras que sonaron poco diplomáticas y que más bien parecieron un rayado de cancha al Pontífice en su futuro viaje a Chile.

La versión que Mariano Fernández ha entregado a algunos cercanos es que en ningún momento quiso enviarle un mensaje directo al Papa Francisco, que no consideraba abordar ese tema, que no respondió a un diseño previo, que no era la idea marcar ese punto, sino que lo hizo para dar respuestas a unas preguntas y contrapreguntas de los corresponsales presentes. El despacho de la agencia argentina Telam agrega una frase del diplomático chileno que parece matizar la declaración e intentar quitar el foco en el Pontífice: “Eso le pedimos al Papa, a los amigos y a toda la opinión pública: que no se pronuncien, sino esperar el fallo, que vamos a cumplir rigurosamente sea cual sea”.

El embajador sostuvo además, según la agencia de noticias española EFE, que en el Vaticano “hay una perfecta comprensión del tema” al punto que el Papa ni la Santa Sede se han vuelto a referir al tema de la demanda marítima desde que Francisco lo mencionó en su viaje a Bolivia, en julio de 2015.

El canciller Heraldo Muñoz, según fuentes diplomáticas, se enteró de las palabras de Mariano Fernández durante el largo vuelo a Vietnam, donde acompaña a la Presidenta Bachelet para una visita de Estado y para la cumbre de APEC. Una noticia que generó molestia en el ministro ante un nuevo dolor de cabeza.

De hecho, las declaraciones de Fernández no solo fueron consignadas en los despachos de los periodistas presentes en la rueda de prensa, sino que tuvieron repercusión en Chile, Bolivia, Argentina y Perú, por lo que no es difícil pensar que también hayan retumbado en los pasillos vaticanos.

Polémica en medios extranjeros

No pasaron muchas horas y el Presidente de Bolivia, Evo Morales, respondió directo en su cuenta de Twitter con frases como: "Por miedo el gobierno chileno pide a hno. Papa Francisco que no hable de demanda #MarParaBolivia. Pero la verdad es imparable como el mar” o “Prohibir callar al hermano Francisco es grave ofensa contra el Papa de los pobres. La oligarquía chilena acostumbrada a mandar a callar”.

“Es la primera vez en los tiempos modernos del Vaticano que un país con buena relaciones con la Santa Sede elige este camino absolutamente imprevisto. En términos diplomáticos lo normal es que una cuestión  tan delicada se trate reservadamente de Estado a Estado y no con una abierta conferencia de prensa”, escribió el corresponsal en Roma del diario argentino Clarín, Julio Algañaraz.

En Perú, en el diario Correo, el columnista Miguel Ángel Rodríguez Mackay habló de declaraciones “imprudentes” de Mariano Fernández y sostuvo que se trata de una “completa falta de cortesía para con un visitante ilustre”.

Consultado por este caso Javier Cámara, periodista argentino y coautor de la biografía de Jorge Mario Bergoglio Aquel Francisco, aseguró a T13 Semanal que “por lo general, en el común de los casos, uno no invita a una persona a su casa y le prohíbe que no hable de tal o cual cosa. Yo no haría eso con nadie que viniera a mi casa a visitarme. Y no puedo imaginarme que alguno de todos los chilenos que conozco, todos ellos muy buenas personas, muy educados y respetuosos, lo hiciera conmigo. Por lo demás, puedo decir que el Papa es un profeta de la paz, del diálogo y del encuentro entre las personas y los pueblos. Y que a los profetas, a lo largo de la historia, siempre han intentado silenciarlos”.

La tensión con el Vaticano

Pese a los intentos de fuentes de gobierno por intentar bajarle el perfil a esta controversia soterrada generada por las palabras de Fernández, que algunos la califican como “metida de pata”, “error” o “palabras desafortunadas”, algunas voces de la Cancillería recalcaron que sí hay una tensión presente en las relaciones entre Santiago y el Vaticano.

Roces marcados, por un lado, por la agenda valórica del gobierno de Bachelet, incluida la aprobación de la ley de aborto en tres causales y la tramitación de la ley de matrimonio igualitario, y por otro la negativa del Vaticano para recibir a la Presidenta chilena en un viaje programado a Europa para comienzos de este mes, pero que –según la versión oficial, por problemas de agenda- se terminó por cancelar.

Bachelet tenía confirmada su participación en el Vaticano en un foro sobre salud y medio ambiente organizado por la Academia Pontificia de las Ciencias, que se llevó a cabo entre el 2 y 4 de noviembre. Pero anuló su asistencia solo semanas antes de la actividad, algo que coincidió con la comunicación de la Santa Sede de que el Papa no recibiría a la mandataria. En la decisión vaticana habría pesado la ley de aborto y la cercanía de las elecciones chilenas. La Presidenta había esperado un gesto así considerando la próxima visita a Chile y a que el Pontífice recibirá a Evo Morales el próximo 15 de diciembre.

Altas fuentes de la Cancillería aseguraron que el hecho de que Bachelet confirmara su asistencia al seminario en el Vaticano y luego lo cancelara fue por una descoordinación o desajuste en el interior del Vaticano. Esas fuentes sostuvieron que el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia Pontificia de las Ciencias, al invitar a la Presidenta chilena al foro que organizaba, aseguró una audiencia con el Papa. Sin embargo, el Departamento de Estado vaticano no estaba al tanto de ese oferta y finalmente se decidió no conceder esa reunión con el Pontífice. Esa habría sido la razón, según estas fuentes, de que Bachelet cancelara su participación en el foro: era todo (seminario más audiencia papal) o nada.

Como sea, fuentes diplomáticas chilenas consideraron que las palabras de Mariano Fernández apuntaban tanto a la visita papal de enero como al encuentro entre Morales y Francisco de diciembre. “Sin dudas manifiesta una preocupación legítima. A nadie le gusta que vengan a meterse en asuntos bilaterales”, dijo un embajador.

De hecho, algunos recuerdan que antes de que el Papa visitara Bolivia en julio de 2015, ocasión en la que dijo que al pensar en el tema del mar "el diálogo es indispensable", lo que irritó a las autoridades chilenas, el cardenal Francisco Javier Errázuriz realizó un viaje a Roma con un mensaje al Vaticano.

A su regreso a Santiago, el religioso dio una señal tranquilizadora de que el Sumo Pontífice no abordaría el tema marítimo, lo que finalmente sí ocurrió.

Así las cosas, en los últimos días la molestia en La Moneda podría haberse incrementado por el hecho de que el Papa sí recibió este lunes 6 al ex Presidente Ricardo Lagos, eso sí como parte y miembro de The Elders, un grupo independiente de líderes mundiales que trabajan por la paz y los derechos humanos, y entre los que también estaban el ex secretario general de Naciones Unidas Kofi Annan y la ex Presidenta de Irlanda Mary Robinson.

El analista, escritor y columnista José Rodríguez Elizondo dijo a T13 Semanal que “tenemos una diplomacia poco profesionalizada, pero nunca tanto. Mariano Fernández es uno de nuestros cuadros diplomáticos más experimentados. Incluso ha sido canciller. No es posible que haya decidido pautear al Papa sin previas instrucciones claras y precisas”.

Algunas voces incluso van más allá, al sostener que este incidente evidencia que el gobierno de Bachelet nunca quiso una visita papal durante su gestión. Pero son pocos los gobiernos (como el China y el de Rusia, aunque se esté en conversaciones con Moscú para concretarlo) que no recibirían con ganas a un Pontífice. De hecho, en la Cancillería chilena consideraron que fue todo un gesto a la Administración Bachelet que Francisco y su equipo escogieran enero como mes para su visita: ya habrán pasado las elecciones presidenciales, habrá presidente electo pero aún la socialista será la Jefa de Estado.

En la oposición, en tanto, la relación con el Vaticano es considerada compleja. En el 'piñerismo' atribuyen el tenso momento que atraviesa la comunicación entre Santiago y la Santa Sede a la agenda valórica del gobierno, en especial a la aprobación de la despenalización del aborto en tres causales.

Publicidad