“Sé que voy a perder”, recuerda que le dijo el ex Presidente Sebastián Piñera al diputado Pepe Auth en enero de 2006, en una cita en la que coincidieron a pocos días de haber pasado a la segunda vuelta electoral con la Presidenta Michelle Bachelet, y tras derrotar a su contrincante de la UDI, Joaquín Lavín.
Piñera se lo había dicho a todo el mundo: sentía que en las elecciones del 11 de diciembre de 2005 ya había logrado su objetivo de superar al gremialismo, pero que no existían posibilidades de ganarle a Bachelet en el balotaje.
En la primera elección, la Mandataria obtuvo un 45,96% de los votos, Piñera un 25,41% y Lavín un 23,23%.
Por eso, Piñera no sólo decidió tomarse unos días de vacaciones antes de la segunda vuelta, sino que además, evitó seguir gastando plata para su campaña.
Lo que quería el candidato era encumbrarse para un próximo gobierno, proyecto que finalmente consiguió cuatro años después.
En esa línea, la tarde de la segunda vuelta del 15 de enero de 2006, cuando Bachelet lo derrotaba con un 53,5% de los votos y se convertía en la primera mujer Presidenta de la historia, para nadie del comando piñerista fue un golpe bajo el resultado: el ex Presidente, quien obtuvo un 46,5%, admitió temprano el fracaso y felicitó a la mandataria electa.
En su centro de operaciones ubicado en el Hotel Marriot, el ex Presidente estaba acompañado de su familia y de sus principales colaboradores de la época: Rodrigo Hinzpeter, Roberto Ossandón y Alberto Espina, entre otros.
Y si bien los ‘coroneles’ de la UDI se plegaron a la campaña tras la derrota de Lavín, en el entorno de Piñera recuerdan que el apoyo siempre fue a contrapelo y sin mucho ímpetu.
“La primera vuelta fue demasiado dura con la UDI. Piñera quedó muy desgastado y no existía el apoyo con el que contó después, en 2009”, recuerda un cercano al ex Jefe de Estado.