Por Juan Cristóbal Villalobos
“Yo sé de campañas presidenciales y mi trabajo es conseguir votos, no tener buenas relaciones, apoyos o simpatías. Mi desempeño se evalúa por la cantidad de votos que se sacan y el haber aumentado en un millón seiscientos mil, es un gran logro”, asegura muy tranquilo y seguro el publicista Juan Enrique Forch, uno de los hombres clave de la campaña de Alejandro Guillier. Esta influencia lo hizo ser el blanco de críticas y resquemores, especialmente en los partidos de la Nueva Mayoría, aunque esto nunca hizo tambalear su cercanía con el abanderado oficialista.
-¿Qué autocrítica hace a su rol en la campaña?
-Eso se lo guardo al círculo más cercano a Alejandro. Es una evaluación que tenemos que hacer todos los que estuvimos en su comando.
-Guillier pidió disculpas por no “haber estado a la altura de las circunstancias”.
-Él sí estuvo a la altura de las circunstancias, de hecho subió mucho más en votación que Piñera. Haber aumentado cinco puntos más, que fue lo que nos faltó para ganar, ya había entrado al terreno de los milagros.
-¿Habría sido un milagro que hubiera ganado Guillier?
-Hubiera sido una hazaña… Subir de 22 a 51 puntos yo no lo he visto en ninguna parte.
-¿En algún momento pensó que podrían ganar?
-Nuestro objetivo era triunfar. Siempre supimos que esa posibilidad era dificilísima, pero que era una alternativa. El resultado del domingo fue una decepción y la diferencia de votos una gran sorpresa, pero no hubo dramatismo.
-¿Cómo lo vivió el candidato?
-Con bastante tranquilidad.
Yo nunca bloqueé la entrada de los partidos políticos. A lo que yo me opuse fue a que tomaran el control de la candidatura
-¿Qué faltó para ganar?
-Trabajo territorial. Para un candidato independiente es muy difícil realizar una campaña en terreno importante.
-¿No hubo apoyo de los partidos?
-Eso faltó siempre. No solo nos perjudicó eso, sino que también los “disparos a mansalva”.
-¿Cómo se manifestó eso?
-Solo hay que ver las entrevistas que daban los dirigentes de los partidos que, entre comillas, apoyaban a Alejandro. Tanto en revistas de moda como políticas estos personajes aparecían disparándole. El fuego amigo de los partidos deteriora el ánimo y entusiasmo de cualquier candidato. A él eso lo golpeó mucho.
-¿Se refiere, por ejemplo a Guido Girardi, quien dijo que “Guillier es un castigo para nosotros mismos”?
-(Silencio) Los partidos no fueron capaces de presentar un candidato y esa fue la principal razón por la que creció Alejandro. Les costó mucho convencerse de su independencia y eso los provocaba.
A Guillier le golpeó mucho el ‘fuego amigo’ de los partidos.
-¿Se hubieran sentido más cómodos con un candidato como Ricardo Lagos?
-Sí. Un nombre surgido de los partidos hubiera tenido el respaldo real de la Nueva Mayoría.
-¿Fue un error el que Guillier fuera independiente?
-Uno de sus principales valores era justamente su independencia. En eso fue muy consecuente.
-Desde los partidos dicen justamente lo contrario: que se bloqueó su influencia en el comando. Y se lo sindica a usted como el promotor de eso.
-Yo nunca bloqueé la entrada de los partidos políticos. A lo que yo me opuse fue a que tomaran el control de la candidatura. Eso no podía pasar con una postulación independiente.
-¿Los partidos querían controlar a Guillier?
-A veces sí y a veces no. Obviamente que después de la primera vuelta la presión fue más intensa. Antes de eso se sentía la distancia de los partidos.
-¿Cómo actuó el Frente Amplio?
-Su apoyo fue excesivamente crítico y tardío. Ayudaron muy poco e incluso desactivaron a mucha gente.
-¿Faltaron más gestos hacia la izquierda, como criticó Gabriel Boric?
-Alejandro tomó las buenas ideas de Sánchez y de Goic, sin hacer un cálculo geométrico de hacia dónde le convenía ir.
El resultado del domingo fue una decepción y la diferencia de votos una gran sorpresa, pero no hubo dramatismo
-¿Cómo se explica esos nueve puntos de diferencia con Piñera?
Por el extraordinario trabajo territorial de Chile Vamos y por la campaña del terror, muy típica de la derecha chilena.
¿Qué errores comunicacionales hubo en la segunda vuelta?
-Pocos. Logramos doblar los resultados de la primera vuelta y eso habla más de aciertos que de errores.
-Se ha dicho que el cuestionado desempeño de Guillier en el último debate presidencial fue un “golpe mortal”.
-No sé si fue fatal, pero no ayudó. Aunque sucedió demasiado cerca de la elección y la gente ya tenía tomada su decisión. Sí puede haber desmoralizado a algunos, pero no fue clave.
-¿Por qué Guillier cometía esos errores? ¿Falta de preparación?
-Un candidato no tiene que ser una enciclopedia ni saber cada detalle de su programa. Lo que hizo Alejandro, después de escuchar a un amplio número de ciudadanos, fue dar las directrices de su plan de gobierno. No estoy de acuerdo con que al candidato se lo interrogue sobre cada punto y coma de su programa. Lo importante son los objetivos generales más que las cifras.
-Pero tampoco estaba claro cuánto costaría realmente su programa.
-Fuimos muy claros al decir que serían 10 mil millones de dólares.
-Aunque después tuvieron que reconocer que había que recalcular ese monto a raíz de la condonación del CAE.
-Siempre se puede recalcular un proyecto al momento de su ejecución.
-¿Cuáles fueron las críticas que más perjudicaron a Guillier?
-Afectó el que se insistiera reiteradamente que no tenía un programa cuando sí existía. Recuerda que los medios no estaban a favor de Guillier.
-¿Estaban en contra?
-Estaban a favor del otro candidato.
-¿El mito de que Guillier era flojo fue dañino?
-Sí, pero son canalladas típicas de toda campaña. La prensa no puede decir que alguien es flojo cuando se lo ve en un programa de TV a las 8 de la mañana y a las 11 de la noche del mismo día en una concentración en una región distinta.
-¿Fue perjudicial también la frase “le meteremos la mano al bolsillo” a los ricos?
-No fue acertado y yo hubiera preferido que no lo hubiera dicho.
-Usted ha asesorado a varias campañas presidenciales. ¿Cómo era Guillier como candidato?
-Bastante atípico, ya que al no ser un político profesional carece de varias de sus destrezas típicas como el saber dar discursos con ciertos énfasis para tener más aplausos. Eso Alejandro no lo hacía, lo que puede ser un virtud ya que hablaba con la verdad y sus discursos eran menos escénicos.
-Se criticó que, por un lado, existiera un círculo de sus amigos y cercanos donde se tomaban las decisiones y, por otro, un comando oficial, que tenía un rol más bien formal.
-Efectivamente había un círculo de cercanos que conversábamos más con él y también estaba el comando. Pero ninguno tomaba las decisiones que le correspondía al otro. Eran dos instancias totalmente distintas.
-¿Este grupo más cercano era su “círculo protector” frente a los partidos?
-Sí, pero más que blindarlo lo que hacíamos era reflexionar con él y darle argumentos para que tomara decisiones.
-¿Y protegerlo de los intereses de los dirigentes partidistas?
-También, pero no solamente de los políticos sino que de toda la gente que se le empezó a acercar. Los candidatos presidenciales son muy atractivos.
-¿Guillier será el líder de la oposición?
-Yo creo que se va a preocupar de ser un buen senador y si ese trabajo lo lleva a ser el líder de la oposición, sin duda tomará ese rol.
-¿Él tiene interés en eso?
-Yo creo que sí. Pero estoy especulando.
-¿Podría volver a ser candidato presidencial?
-Si Alejandro viera que la gente se moviliza por eso, podría pensarlo positivamente.