Desde el domingo, su teléfono no ha parado de sonar. A veces lo deja fuera de su sala de clases, para no desconcentrarse. Mientras toma un examen final de doctorado, Carlos Ruiz, director del Departamento de Sociología de la Universidad de Chile, no deja de pensar en lo que acaba de ocurrir. Sale de clases y se arranca a una reunión, o un café en el mall Portal Ñuñoa que queda a la vuelta del campus Juan Gómez Millas. Aunque no está en la primera línea, Ruiz sigue opinando, aconsejando, influyendo en los caminos que se le abren al Frente Amplio. Considerado uno de los ideólogos del conglomerado, dice que a mediados del próximo año podría comenzar a abandonar paulatinamente sus actividades académicas, para entrar de lleno en política. Antes de eso, no se guarda, y analiza en T13 Semanal, los efectos del exitoso resultado del bloque cuya candidata, Beatriz Sánchez, se empinó sorpresivamente en los 20 puntos y donde el bloque se instaló con 20 diputados y un senador en el Congreso. Ruiz intenta explicar en esta entrevista una de las preguntas que más ronda por estos días en el mundo político: ¿quiénes son los chilenos que votaron por el Frente Amplio? 

¿Le sorprendió el resultado de este domingo?

Es la reacción mayoritaria. Debo reconocer que había una convicción bastante grande de que el Frente Amplio era la tercera fuerza. Nunca se tuvo dudas de eso. Había bastante cuestionamiento interno a las encuestas, en particular a la del CEP, que ahora está de moda, porque quedaba Beatriz en una situación mucho más desmejorada. Menos de la mitad de lo que sacó. Pero el resultado no deja de ser sorprendente, sobre todo en la votación individual de ella. Que es mucho más alta que la del Frente Amplio. 

¿Qué es lo que cree usted que no midieron las encuestas?

Siempre les costó estimar la desidentificación con la política. Estamos hablando de seis millones seiscientos mil votantes, lo que es menos del 50% y ahí hay de nuevo un problema. Los porcentajes se estiman en función del total de votos absolutos. Lo otro que yo creo que no se midió es la potencia muy fuerte de Beatriz Sánchez entre los hijos de la modernización, es decir, personas que viven en comunas como Maipú, La Florida, donde se gestaron sectores sociales nuevos producto de las transformaciones de los últimos 30 o 40 años. No son el sector popular tradicional, tampoco son los sectores medios tradicionales. Ahí aparece un sector que por primera vez está hablando en términos políticos. Hace la gran diferencia entre Beatriz y la Concertación y Guillier, pero también y Beatriz y el resto de los votos del Frente Amplio. 

Según Carlos Peña, a estos hijos de la modernización les hacía más sentido un mensaje como el de Sebastián Piñera…

Longueira lo planteó con mucha fuerza antes: la idea de que es el malestar de los satisfechos. Es un diagnóstico bastante inexacto y no lo demostró la forma en que vimos el comportamiento electoral reciente. Creo que lo que hay más bien es una situación tremenda de incertidumbre de esos sectores. Varias estimaciones del PNUD indican que tienen acceso a ciertos beneficios que mirados de una forma tradicional podrían parecer de clase media, pero si caen a una situación extrema, corren el riesgo de caer en la pobreza. Depende mucho de altas tasas de rotación de empleos, las pensiones son de una incertidumbre tremenda, entonces en el mundo actual es my difícil trasladar las categorías de clase tradicionales. Y ese sector que todavía no logra poner bien un pie sólido en la tierra que le permita afirmar una condición social, creo que está poniendo un voto de reclamo, un voto de exigencia de mayor certidumbre, de reformas que apunten a la resolución de otra forma de su vida cotidiana. Creo que Beatriz está interpretando muy bien eso. Ella con su discurso político pero también como personaje. Ella lo expresa como personaje desde su  propia condición social. 

¿Hubo un acierto con Beatriz Sánchez?

Su personaje encaja mucho con ese sector de la sociedad chilena.

Pero todos decían que esas “capas medias” de la sociedad eran representadas mejor por Piñera…

Me parece que no fue. Ese 48% que se le daba a Piñera no apareció. Van a tener que explicar por dónde pasan esas cosas. Pero además esta idea de que son sectores que lo único que les interesa es una individuación extrema para decir ‘suéltenme de toda atadura, para yo competir mejor’. Creo que no. Exigen algunas garantías. 

¿Qué tipo de garantías?

Exigen un equilibrio entre ciertas libertades pero también ciertas garantías. No hablo de protecciones, del viejo Estado, pero sí de algunas garantías. Yo creo que eso se está pidiendo y eso el Frente Amplio lo debería defender de cara a una segunda vuelta. 

Separas la votación de Sánchez con la del Frente Amplio ¿quiénes votan por tal y cuál?

Hay un éxito en términos de la votación que obtiene la bancada. Es una bancada muy importante la que se logró, es una bancada que no existía y sirve para plantear una imagen de multipartidismo en Chile porque antes el bicoalicionalismo que había te proyectaba un multipartidismo falso, sencillamente eran dos corrientes, y de ahí no había oportunidad de expresión de otra cosa que no fuera el acuerdo de esas dos corrientes. Eso en Chile cambió. La derecha está mostrando que tiene un techo y por otro lado la Concertación va camino a desaparecer. Aquí la agonía puede ser más larga o más corta, pueden inventarle más nombres o menos nombres, nunca estuve de acuerdo con que se llamaran Nueva Mayoría, pueden llamarse "fuerza para vivir" o como quieran, pero la verdad es que eso ya es historia pasada. La conversación política tiene que construirse en otros términos y ahí creo que la bancada del Frente Amplio va a ser muy importante. 

¿Es un voto desencantado de la Nueva Mayoría?

Beatriz es un poco más. Y esa distancia justamente me parece que se saca en ese tipo de comunas, en Maipú, en La Florida, y es donde ella se despega del Frente Amplio pero también arrasa con mucho más fuerza ante la Concertación. No es en los viejos sectores medios ni a los sectores populares, sino que ahí es donde se expresa un nuevo Chile. 

¿Hay voto popular en ese nuevo Chile que usted describe?

Hay que tener esta distinción del viejo mundo popular tradicional al que nosotros en los 70 u 80, o en la Unidad Popular, le llamábamos mundo popular, a estos sectores que se empiezan a expresar ahora y que son bastante distintos, que de repente pueden acceder a niveles de consumo que eran impensados pero que también tienen incertidumbre muy fuerte. En particular la candidatura de Beatriz Sánchez escaló mucho. La gran mayoría de ese mundo todavía no vota, eso también lo remarcaría. 

¿Se rompe el mito de que hay una sociedad despolitizada?

Y que no había cómo entrarle. Es primera vez que es tan claro en el arrastre del Frente Amplio. 

Pero sigue siendo un voto de castigo aparentemente…

A la política existente. También expresa de algún modo que para estos sectores no había un problema de despolitización, si no, más bien, que no encontraban vehículos de expresión política para poder intervenir en una política tremendamente cerrada. Que es la política de la transición.

¿Apoyarán a a Alejandro Guillier en segunda vuelta? Es una pregunta que no tiene respuesta hoy en el Frente Amplio. Respuestas elaboradas, alambicadas, que esconden un debate que se está desarrollando con mucha intensidad al interior del conglomerado. El próximo 29 de noviembre habrá una resolución y de dicha decisión dependerá en gran parte la proyección del bloque.

¿Qué hacer con este 20% de votación?

Por lo pronto hay un compromiso de intervenir en un camino de transformaciones que creo que no va a ser corto, que tienen que ver con construir estas garantías, inseguridades, certidumbres, sobre las formas de reproducción social de la vida cotidiana, de sacar algunos derechos del mercado, y esas cosas que han sido planteadas de largo. Ahora, en lo inmediato, me parece que todos tenemos la responsabilidad de contribuir a que el próximo gobierno no sea el de Piñera. La diferencia que hay con lo que se establecía o lo que estábamos acostumbrados antes, es que desapareció la hegemonía que tenía la Concertación sobre la izquierda en Chile. Y eso significa que en este rato hay que hablar entre iguales, entre un 22% y un 20% se habla prácticamente entre iguales. Por lo tanto si tienen una posición obcecada, arrogante, de no escuchar, de seguir con el mismo cuadro de los años 90, creo que los responsables de que salga la figura de Piñera, antes de lograr gestar un acuerdo incorporando algunas de las políticas del Frente Amplio, va a ser la propia Concertación. Ese es el dilema que se abre en este momento, me parece. El Frente Amplio está deliberando todavía, por lo tanto, esto es una opinión individual y es la forma que yo me he planteado dentro del Frente Amplio. Todos tenemos una responsabilidad y tenemos que actuar con responsabilidad política. Esto no significa renunciar a ninguna bandera, significa seguir trasladando esta bandera a los nuevos escenarios. 

El tono en que se explique esta decisión puede afectar el futuro de este capital político del Frente Amplio…les puede ocurrir lo de ME-O en 2009 ¿No cree?

La gente mayoritariamente tiene un sentimiento contrario a la derecha. Entonces con ese voto nos está respaldando para que salgamos a la cancha política a seguir interviniendo en que las condiciones vayan variando. Mañana puede ser con otro gobierno, desde el Parlamento, la calle, de todos los espacios, es la dirección en la que deben hacerse las transformaciones. La forma en que lo hemos dicho en el discurso y eso tenemos que llevarlo adelante. En este rato tenemos que ser una fuerza que apriete y lo empuje a Guillier a adoptar cierta claridad sobre reformas sociales que hasta ahora han sido sumamente ambiguas en el gobierno de Bachelet. En eso es bueno dejarlo claro, porque han tenido un discurso que nos envuelve a nosotros en una dificultad de poder construir cercanía. ¿Estamos todos detrás del legado de Bachelet? No. No estamos detrás del legado de Bachelet. El Frente Amplio nunca ha sido bacheletista, nunca lo fue. Si no hubiera estado dentro de su gobierno. Nunca estuvimos dentro de ese gobierno. 

Revolución Democrática estuvo en el gobierno, en el Ministerio de Educación…

Algunas personas, la verdad. Pero fue una participación muy ínfima. El Frente Amplio no forma parte de una corriente que se venga desvinculando del gobierno de Bachelet. Esa no es la historia del Frente Amplio. Es una fuerza política que se construye con independencia del gobierno anterior. 

¿Crees que la Nueva Mayoría o Alejandro Guillier acepten dialogar de igual a igual?

Para conversar de igual a igual, los dos tienen que aceptar esa condición. Aquí es donde hago el llamado a la responsabilidad. Por un lado, la nuestra, pero también a la responsabilidad de ellos, que implica una conducta política que hasta ahora nunca ha tenido la Concertación. Hasta ahora la Concertación siempre ha tenido un comportamiento hegemónico hacia estos sectores.

Antes de iniciar una discusión con la Nueva Mayoría, RD decidió hacer un plebiscito… ¿Comparte dicha fórmula?

No voy a estar opinando sobre cómo cada estructura política va a resolver este dilema. Eso es parte de un derecho soberano que puede tener cualquier fuerza política. Pero creo que hay que llegar a un momento en que delibera todo el FA, con cierta premura, porque el tiempo que hay entre primera y segunda vuelta es muy corto. Definir qué es lo que se va a hacer y que eso esté amparado en una voluntad de seguir adelante con el discurso de transformaciones que hemos enarbolado. Eso es lo que me parece más relevante.

Giorgio Jackson ha dicho que con el antipiñerismo no le basta a Guillier…

Han sacado muchas frases de muchos dirigentes del FA que pueden estar fuera de contexto. El propio Jackson dijo que Guillier va a ser una figura que va a liderar el enfrentamiento a Piñera. Dice eso, dice otra cosa, hay que ponerlas en contexto. La actitud de ellos en general ha sido cauta en el sentido de esperar que la deliberación interna funcione. 

¿Bajo qué condiciones el Frente Amplio contribuirá a que Piñera no gane?

Si nosotros pensáramos que vamos a hacer todo lo posible para que gane Piñera, operaríamos de una manera tremendamente mezquina con la confianza que nos depositó la gente que quiere transformaciones en las direcciones que hemos comentado. Estaríamos sacando cuentas políticas para ver cómo nos arreglamos nosotros mejor en términos de comportamientos electorales futuros. El Frente Amplio traicionaría a sus electores, si la única cuenta que se saca es esa. Si se incorpora a un gobierno, cómo se incorpora, cuánto van a recoger de los planteamientos de nosotros, es sólo algo que van a resolver las directivas políticas del Frente Amplio en un diálogo claro, honesto y transparente, además, de ninguna manera un diálogo oscuro ni en los pasillos. Ahí no me podría adelantar, lo debe resolver la deliberación del Frente Amplio. 

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