El voto del plebiscito del 5 de octubre de 1988 era bastante claro en su consulta. Dentro de él estaba escrito el nombre de quien ejercía el poder como Presidente de la República en ese momento; Augusto Pinochet Ugarte, y bajo ese nombre dos opciones: "Sí" y "No".
Pasados 30 años la historia es conocida. La opción "No" ganó con el 54,71% de los votos según el último escrutinio del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel), y se dio paso a la transición a la democracia. Sin embargo, poco se conoce de lo que hubiese pasado si ganaba la opción "Sí".
Al respecto, María Cristina Escudero, académica del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile señaló a T13.cl que "aceptar que el resultado no hubiese sido manipulado era muy difícil para la oposición. Hubo una tardanza en dar los resultados, hubo un poco de temor de que el gobierno no reconociera el resultado, y la oposición no estaba en condiciones de exigir nada porque no tenía poder para exigir un resultado favorable".
El proceso de institucionalización de los partidos políticos se habría retrasado bastante
Además agregó que "dentro de la oposición había un sector que había señalado que la única vía hubiese sido la vía insurreccional, y era probable que la violencia se hubiera acentuado". En tanto, por parte del gobierno, indicó la experta, "el proceso de institucionalización de los partidos políticos se habría retrasado bastante en un proceso que se hubiera radicalizado desde la izquierda y que hubiera sido reprimido por el régimen".
¿Y si ganaba legítimamente el "Sí"?
Al ponerse en el plano de que efectivamente hubiese ganado la opción "Sí" de manera legítima, de acuerdo a la Constitución de 1980, los efectos inmediatos eran la extensión del mandato de Augusto Pinochet, que se reactivaría el 12 de marzo de 1989, extendiéndose por ocho años más, es decir, hasta 1997.
Además, se contemplaba el llamado a elecciones para reponer el Poder Legislativo con un nuevo Congreso Nacional.
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Esas elecciones se habrían realizado nueve meses después de que Pinochet asumiera el cargo por segunda vez, y el Parlamento asumiría sus funciones tres meses después de los comicios. En ese caso, la permanencia en el Congreso también era distinta: la Constitución establecía que "los diputados de este primer Congreso durarán tres años en sus cargos", mientras que "los senadores elegidos por las regiones de número impar durarán, asimismo, tres años y los senadores elegidos por las regiones de número par y región Metropolitana, así como los designados, siete años".
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En el intertanto, la Junta Militar hubiese seguido cumpliendo las funciones legislativas hasta que entrara en vigencia el Congreso plenamente.
Sobre esto, la académica de la Universidad de Chile explicó que "si Pinochet hubiese ganado legítimamente, también se pudiera haber visto un mayor grado de violencia en cuanto el régimen militar se hubiese sentido más empoderado. Además, ya habían vuelto exiliados, había manifestaciones, y en un régimen sin toleracia a la disidencia, si se hubiese empoderado, hubiera ocupado la represión".
Pese a este escenario, María Cristina Escudero agrega que la represión probablemente no hubiese sido "tan brutal" como al inicio de la dictadura, pero sí hubiese empoderado al régimen, agregando que tampoco se habrían visto garantías de los llamados a elección del Congreso o de que Pinochet dejara efectivamente el poder en 1997.
"Todo escenario era posible, porque también podría haber entrado en vigencia la Constitución del 80 (...) Lo más probable es que no hubiese habido mucho avance a una apertura de algún tipo, todo hubiese sido más limitado de lo que había sido negociado hasta entonces", puntualizó la experta.
