Fue en un chat de WhatsApp entre liderazgos de Evolución Política (Evópoli) que se esparció el entusiasmo -y “orgullo”, como ellos mismos llamaron- por el rechazo de sus dos diputados militantes a la acusación constitucional contra el titular de Educación, Marco Antonio Ávila. Exministros Gonzalo Blumel e Ignacio Briones eran algunos de los que felicitaban a sus parlamentarios por poner por delante “los principios” y no la “conveniencia”. “¡Qué bien Evópoli!”, fue la frase recurrente de esa conversación. Era miércoles por la tarde -pasadas las 16:00- cuando recién se daba cuenta del resultado de la cuarta ofensiva contra un ministro del gobierno de Gabriel Boric: 78 en contra versus 69 apoyos. Se requerían a 74 diputados alineados para que la acusación se revisara en el Senado.
Horas previas a esa votación, los diputados Evópoli Francisco Undurraga y Jorge Guzmán anunciaron su decisión de rechazar la ofensiva. RN aún ni veía el tablero del hemiciclo que sellaría el destino de la acusación y ya se adelantaba: “Esto es una puñalada al corazón de Chile Vamos”, dijo al mediodía el secretario general de RN, Diego Schalper, férreo impulsor del libelo una vez que las diputadas cristianas Sara Concha y Francesca Muñoz habían anunciado la acción. “El eslogan de Evópoli siempre fue ‘los niños primero’, ahora parece que ponen al ministro primero que a los niños”, disparó minutos después el jefe de bancada de RN, Frank Sauerbaum.
Aunque los diputados de RN se manifestaban “sorprendidos” por la decisión de sus socios, lo cierto es que Evópoli venía dudando de la ofensiva hace varias semanas. Y así lo habían socializado al interior del partido e incluso con sus socios. En enero pasado, en Evópoli habían quedado con una sensación amarga luego de haber respaldado la acusación constitucional contra el ministro de Desarrollo Social y Familia, Giorgio Jackson, que impulsó entonces el Partido Republicano. Si bien, sostienen, esa ofensiva sí tenía un mérito jurídico, reconocen que en ese momento verbalizaron lo siguiente: este Congreso no se puede permitir levantar acusaciones constitucionales débiles. Esta vez, con el libelo en contra de Ávila, decían, ya era insostenible: intentaron darle varias vueltas, revisar las páginas en profundidad, pero, recalcan, era realmente “inconsecuente” respaldar el texto. ¿La principal razón? Chile Vamos fue un implacable crítico de la oposición “obstruccionista” que fue el actual gobierno con la segunda administración de Sebastián Piñera: impulsaron nueve acusaciones constitucionales, de las cuales dos fueron en contra del propio mandatario. Era “inconsecuente” entonces ahora perfilarse como ese mismo tipo de oposición que fue el Frente Amplio y el Partido Comunista.
“Tenemos que asumir que hemos degradado las acusaciones constitucionales de forma brutal, lo hicieron quienes fueron oposición al gobierno del Presidente Piñera… eso es populismo constitucional, parlamentarismo de facto”, sostuvo el extimonel de Evópoli Hernán Larraín Matte en Mesa Central de Tele13 Radio de este jueves.
Ese argumento era central en la jornada del miércoles: ningún Evópoli defendía a Ávila, es más, lo tildaban como “el peor ministro de Educación de la historia”, pero, insistían: ¿es esa una razón para que los parlamentarios se tomen la atribución de removerlo de su cargo? Por supuesto que no; acuñaron hasta el final.
La identidad “Evópoli”
Aunque en los primeros instantes de la jornada del miércoles RN intentó achacar la derrota a Evópoli, con el correr de las horas la tesis se comenzó a instalar: desde hace mucho tiempo que la colectividad que fundó Felipe Kast no se anotaba un triunfo político en torno a su identidad de centro-liberal. “Visto los hechos, el problema de Chile Vamos no es Evópoli, es RN”, dijo Cristián Valdivieso (Criteria) mientras el analista exPPD Pepe Auth sostuvo: “Digna de aplauso la valentía de diputados de Evópoli que decidieron no aprobar acusación constitucional porque, a pesar de evaluar mal su gestión, no hay infracción constitucional. Consecuencia excepcional en los tiempos que corren”.
Los últimos años no han sido fáciles para el proyecto de Evópoli. Incluso sus liderazgos lo reconocen: el partido parecía muerto, desaparecido. El clivaje del país tampoco los ayudaba pues la ola hacia la izquierda dura desde 2019 con el estallido social y ahora el “revival” del ala conservadora de la derecha con el Partido Republicano, Evópoli había perdido su razón de existir. Se suma otro ingrediente: los llamados temas valóricos -como matrimonio igualitario, identidad de género, adopción homoparental, entre otros- ya están resueltos, por lo que la diferenciación con RN y la UDI se ha hecho más compleja. De hecho, esos tópicos fueron con los que Evópoli pudo marcar contrapuntos importantes con el resto de Chile Vamos desde la fundación del bloque en 2015 y que, incluso, el joven partido llegó a ganar cuando fueron gobierno.
Todo eso fue precedido con el protagónico rol que Evópoli tuvo que ejercer en la segunda parte del entonces gobierno de Sebastián Piñera en medio de la crisis política y social de país con rostros como Gonzalo Blumel e Ignacio Briones. El primero quedó debilitado por el estallido social y la difícil convivencia del oficialismo del momento, mientras el segundo no logró instalar en la primaria presidencial el discurso liberal por sobre el liderazgo de Sebastián Sichel, que entonces triunfó en esa contienda.
Las siguientes elecciones también fueron tristes para Evópoli: su representación en la Cámara bajó -junto a su votación total en el país- mientras veían cómo el Partido Republicano -del tío de Felipe Kast, José Antonio Kast- tomaba cada vez más protagonismo hasta incluso llegar a la segunda vuelta presidencial. En ese entonces hasta Briones reconoció que no pudo marcar la opción de J.A. Kast y simplemente votó nulo. La última elección de consejeros constitucionales tampoco dio razones para alegrarse: solo su presidenta Gloria Hutt logró ser electa mientras los republicanos lograron la mayoría, dejando a una centroderecha alicaída. Todo esto mientras Felipe Kast vivía una retirada abrupta de la opinión pública y perdía protagonismo en el mapa político.
Sus liderazgos también han admitido que pagaron altos costos con su proyecto político por ser el partido ancla y “leal” del gobierno de Piñera. Por lo mismo, durante esta semana en el partido no tardaron en enrostrar a RN uno de los episodios más complejos de esa administración: “Fue Renovación Nacional quien apoyó los retiros en su momento y no por eso nosotros los condenamos”, dijo el diputado Jorge Guzmán tras la votación de la acusación contra Ávila.
Después también lo recordaron públicamente Gloria Hutt y Hernán Larraín. Pero la molestia de RN, recalcaron en ese partido, no solo se debía a los votos en contra de esos dos diputados sino a la “puesta en escena” que, acusan, montó Evópoli. Para RN, que el día anterior saliera la consejera Hutt respaldando que sus diputados estuviesen en “reflexión” y luego anunciaran el voto -y no solo marcaran su opción sigilosamente- fue lo que más les molestó.
Pero en Evópoli descartan un diseño planeado para este momento: señalan que se trató de ser consecuentes bajo una de sus “máximas”, es decir, hacer política de “manera seria”, respetar la política “democrática, dialogante e institucional”. Aunque eso traiga costos. Bien reconocen que militantes de la tienda se sintieron “desconcertados” por la postura, pero poco a poco, dicen, los han ido persuadiendo.
Y es que esa conversación con las “bases” fue doblemente necesaria esta semana: el pasado 7 de julio se reunieron con el ministro de Hacienda, Mario Marcel, para abordar los términos del llamado “pacto fiscal” en momentos en que la UDI y RN han evitado esa reunión. Algunos en Evópoli recriminaron a sus liderazgos que salieran a dialogar con el gobierno mientras vive una de sus peores crisis a raíz del “caso Convenios”. Pero en la directiva son enfáticos: eso también es parte de la identidad de Evópoli, porque, subrayan, no contribuirán a “trancar la rueda para que el país no avance”.
El reordenamiento en las derechas
“Lamentablemente la irrupción de republicanos ha hecho que nuestros socios endurezcan en demasía el discurso”, admitió este jueves el diputado Undurraga en conversación con 13C Radio. La frase es parte de una de las secuelas que dejó la fallida acusación contra Ávila: ¿se rebarajarán las fuerzas de Chile Vamos? Mientras la senadora Paulina Núñez dijo que no tiene sentido estar en una misma coalición con Evópoli, Manuel José Ossandón acuñó que esto solo reafirma la idea de que RN debe continuar con su camino propio.
Evópoli ha evitado a toda costa escalar en esta pugna con RN -la UDI tomó distancia- porque, dicen, esas ideas son motivadas por el contexto de RN: se encuentran en medio de una campaña por la elección de la nueva directiva mientras los nombres que hasta ahora se posicionan -como Núñez y Francisco Orrego- han remarcado la necesidad de que RN vuelva a ser un partido de derecha a secas.
En paralelo, en Evópoli recalcan que es urgente agrandar Chile Vamos hacia el centro, lo que no significa excluir a la UDI, al contrario; en el partido recuerdan que Hutt ha sido insistente en la idea de que la coalición se fortalezca de manera institucional. El senador Luciano Cruz-Coke dijo que “Chile Vamos está exhibiendo un déficit de conversación y coordinación”, al tiempo que sostuvo en radio Duna que “hay un mundo de personas en Demócratas y Amarillos que pueden conversar con Chile Vamos, eso incluye a la UDI; Chile Vamos debiese incorporar a la gente que se siente de centro”.
En Evópoli tienen grabado a fuego la tesis que Alberto Núñez Feijóo, presidente del Partido Popular, expuso en una visita a Chile: no hay que caer en la tentación de endurecer la postura por la existencia de proyectos más extremos -en España nació Vox- y perder la identidad, porque, finalmente, la gente siempre termina prefiriendo al original. “Evopoli actuó por convicción y con el tiempo la convicción paga”, concluyó Larraín Matte con el hito de esta semana.
Y eso es lo pretenden recuperar en este periodo: su identidad de centroderecha “reformista”, liberal… y con sentido de urgencia pues ya tienen en la mira las elecciones municipales de 2024.