Enclavado a metros de la sede central de Enel y en medio de varios de esos guetos verticales que tanto se han criticado, el comando de Beatriz Sánchez vivió desde temprano una jornada con sabor a gloria, que el tercer lugar que terminó consiguiendo en estas elecciones presidenciales no amainó en un ápice.

El poco más del 20 por ciento que alcanzó la candidata del Frente Amplio fue una cifra que no estaba completamente en sus cálculos. Sabían que podían conseguir mucho más de lo que decían las encuestas, cuyos números (9% en la CEP) atacaron todos los líderes del movimiento, lamentándolos porque aseguran afectó el sufragio y exigiendo una explicación a los encargados de esas muestras.

“¿Dónde está el oráculo de la CEP que nos borraba del mapa?”, desafió Sánchez durante su discurso. La ácida observación estaba en boca de todos. En la de Sebastián Depolo, en la de Giorgio Jackson y en la de Rodrigo Echecopar, principales dirigentes del bloque.

Que la contienda fue desigual, sienten los frenteamplistas, que otra cosa hubiese sucedido con una cancha pareja para todos, según su impresión de lo que fue el trato de los medios y los organismos a cargo de las mediciones.

“A lo mejor, si las encuestas dijeran la verdad, estaríamos en segunda vuelta”, lamentó la presidenciable.
Pero lo que pudo ser en la pelea por llegar a La Moneda, tuvo un mejor desenlace en las parlamentarias, donde los cálculos preliminares le darían al Frente Amplio una bancada de 20 diputados y un senador, un número con el que pretenden iniciar los cambios que -aseguran- piden ese 1,2 millones de personas que votaron por ellos y que quieren poner en la discusión ahora en las negociaciones con el oficialismo de cara a la segunda vuelta. Temas como no más AFP, educación y condonación de las deudas del CAE.

“Piñera es un retroceso para el país”, dice Sánchez hacia el final de su discurso. Después dice que la colectividad iniciará un inmediato periodo de conversación con todos sus estamentos, porque así es como hacen las cosas en el Frente Amplio, para decidir qué hacer en el balotaje.

No menciona a Alejandro Guillier, pero se entiende como un guiño. Depolo tampoco lo dice, pero asume que nadie en el Frente Amplio votará por el candidato de Chile Vamos.

El periodo de reflexión del FA se anticipa rápido. El propio Depolo reconoce que mañana lunes tendrán “una reunión importante” al respecto y que la ciudadanía se enterará pronto de su resolución.

“¿Cuán pronto? Pasado mañana (martes) lo informaremos”, confiesa, consciente de que los tiempos apremian pensando en la elección del 17 de diciembre.

“Sí se puede, sí se puede”, gritan los adherentes de Sánchez y el FA cuando termina el acto. Emulan el eslogan que Barack Obama hiciera famoso en su camino a la Casa Blanca.

La presidencia no se pudo esta vez, saben, pero terminan el día con la sensación de que han dado un paso enorme.
“Somos una fuerza política que ha llegado para quedarse”, comenta Echecopar antes de abandonar el comando, con la sensación del deber cumplido, la misma que inundaba a Sánchez y sus adherentes.

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