El 22 de mayo de 2021 -seis días después de la megaelección-, Ruth Hurtado, de 40 años, madre, emprendedora y con estudios en Derecho, creó un grupo de WhatsApp llamado “Coordinación”. La convencional recién electa por el distrito 22 sintió la necesidad de seleccionar a algunos de sus pares de Vamos por Chile para empezar desde ya a ver cómo defendían sus ideas.

La derecha había sido golpeada electoralmente, pues pese al esfuerzo de Chile Vamos y el Partido Republicano por aliarse en los comicios constitucionales, no logró ni siquiera elegir un tercio de representación. Solo obtuvieron 37 de los 155 cupos, por lo que desde ese día se avizoró una inminente intrascendencia para el sector.

Ruth Hurtado, que compitió como independiente en un cupo de Renovación Nacional (RN), fue integrando de a poco a diferentes convencionales como Teresa Marinovic, Rocío Cantuarias, Jorge Arancibia, Pollyana Rivera, entre otros.

Ya en junio, un mes antes de que se constituyera la instancia, el grupo comenzó a sostener distintas capacitaciones con expertos -vía Zoom- para enfrentar lo que se venía en los próximos meses. Sin complejos, los integrantes se reconocen de una derecha conservadora.

Ese grupo, además, tiene una coincidencia: todos son independientes y al menos cuatro de ellos son catalogados cercanos al Partido Republicano.

Ya conformada la Convención Constitucional -el pasado 4 de julio-, el grupo se amplió con otros integrantes como Cecilia Ubilla, Margarita Letelier, Martín Arrau, entre otros. Allí los constituyentes abordan cómo enfrentar a la prensa, qué oficios enviar y organizan su trabajo en comisiones.

En ese espacio fue en el que Ruth Hurtado, hace unas semanas, planteó la siguiente idea: “Algo tenemos que hacer, no nos podemos restar del proceso político para la elección del Presidente de Chile, no quiero entregarle nuestro país a alguien que va a limitar nuestras libertades como hoy lo estamos viendo aquí en la Convención”.

Todos comenzaron a decantar la idea, había dudas sobre la pertinencia de que integrantes de la instancia se involucraran en campañas políticas. “Pero yo dije qué más político que redactar una Constitución”, les replicó Hurtado a sus pares.

Entonces la noche del miércoles llegaron seis convencionales al comando de José Antonio Kast -además de Hurtado, lo hicieron Ubilla, Rivera, Arrau (UDI), Cantuarias y Harry Jürgensen (RN)- para entregarle su apoyo.

“Se van a sumar más los próximos días”, han dicho y, en esta conversación con T13.CL, Hurtado lo recalca.

“Uno en la Convención no deja de ser ciudadano, no deja de tener sus derechos políticos y civiles. Uno ve la crisis en la que está el país y cómo la Convención no ha sido muy bien dirigida y entonces uno reflexiona y ahí dice ‘no puedo estar fuera de la campaña’. Eso me movió a convencer a otros que necesitamos tener un rol más activo en la elección presidencial”, dice de entrada. Y agrega: “Nosotros somos parte de una clase política emergente, en la cual la gente aún tiene algo de esperanza”.

Ruth Hurtado no participó de la primaria presidencial de Chile Vamos, porque explica no haberse sentido representada por los candidatos. Ella y José Antonio Kast se conocieron en 2016, cuando el hoy presidenciable era diputado. Lo conoció en su región de donde es oriunda, La Araucanía.

En ese entonces, ella era militante de Evópoli -se reconoce como una sus fundadoras en la zona-, pero en 2017 dejó el partido por manifestar discrepancias en temas como el matrimonio igualitario y la activa defensa de esta bandera por parte de esa colectividad. “Yo siempre he sido muy conservadora”, expresa.

“El interés que José Antonio mostró hacia las víctimas de La Araucanía fue clave para mí. La Araucanía se ha convertido como en el comodín para los candidatos, pero él siempre se preocupó, estuvo presente y visitó a las víctimas. Se fue a meter a la comunidad Antinao, un lugar que, para llegar, tienes que pasar por fuera de Temucuicui. Cuando nadie se atrevía a hablar de La Araucanía -cuando la región era como un enfermo de lepra-, él siempre estuvo muy pendiente, incluso lo ha estado luego de perder en 2017, durante los cuatro años siguientes”, relata.

En su primera campaña presidencial, de hecho, Hurtado fue su jefa de campaña en La Araucanía. Fue luego de renunciar a Evópoli que Hurtado inmediatamente se puso a trabajar por el proyecto de Kast. “Él es muy coherente, muy inteligente y eso uno lo echa de menos en la política, uno echa de menos que te digan las cosas tal cual son, independiente si a ti te gustan o no. Él tiene su postura muy clara, no va a cambiar según la opinión pública o según lo que esté pasando en el ambiente político”, dice.

—¿Se van a ir sumando más convencionales de derecha a la campaña de José Antonio Kast?

—Sí, eso sucederá en los próximos días. Hay otros que no lo harán nunca públicamente por miedo a sus partidos. Hay muchos que están haciendo campaña por obligación por Sebastián Sichel. Cada día que pasa, tenemos más llamados de gente, políticos, dirigentes de los partidos que quieren sumarse. Hay mucho funcionario público que hoy día está haciendo campaña por Sichel amenazado, porque les dicen que tienen que trabajar por el candidato de gobierno y eso no está bien. Te aseguro que si los partidos hubiesen dado libertad de acción, Sichel estaría aún más solo. A mí muchos me dicen ‘Ruth, en segunda vuelta nosotros vamos a salir con todo a hacer campaña porque lo vamos a hacer por convicción, no por obligación’. Evópoli y RN han estado más cerrados a darles libertad a sus militantes, de hecho, desde RN criticaron mucho a Harry Jurgensen, pero hoy los partidos políticos se equivocan, porque el país necesita a José Antonio, la gente clama por seguridad.

—Si J. A. Kast pasa a segunda vuelta, ¿se debería incluir a los partidos de Chile Vamos, pese a estas amenazas que dice están ocurriendo?

—No estoy segura de que sea una buena estrategia sumar a los partidos en segunda vuelta. Sí creo que debemos sumar a personas, porque los partidos hoy están muy desprestigiados. Republicanos es un partido nuevo, que tiene un prestigio diferente. Estoy segura que vamos a pasar a segunda vuelta, pero no sé si es oportuno decir ‘la UDI se suma’, debemos sumar a independientes, personas militantes…

—¿Dice que sería un error sumar a los partidos de manera institucional entonces? No hay un buen antecedente de apartar a los partidos, mirando la campaña de Sichel.

—No lo sé, habrá que evaluarlo en el momento oportuno. Lo que decida José Antonio será lo mejor para el país y para lograr llegar a La Moneda.

—Usted no participó de la primaria presidencial de Chile Vamos, ¿debió haber participado José Antonio Kast de esa instancia?

—Hubo partidos que no quisieron llevar a José Antonio a la primaria de Chile Vamos, se opusieron hasta el final, solo la UDI quería llevar a José Antonio, que hubiese sido lo más lógico: enfrentar esta elección unidos para derrotar a la izquierda.

—Pero J. A. Kast no mostró disposición de participar en la primaria de Chile Vamos, es más recalcó que su proyecto político era otro.

—No, porque las condiciones no eran óptimas. Cuando se empieza a negociar pensando no en el bien de Chile sino en el de los partidos, eso hace daño y nos pasó eso en la inscripción de los candidatos a la Convención. A muchos, los partidos nos trataron de bajar, si José Antonio no me hubiese defendido hasta el final, yo no hubiese competido.

—Sebastián Sichel ha dicho que los extremos no puede formar mayorías políticas. Dijo, aludiendo a un eventual gobierno de extremos: “Estaremos renegados a un sector, sin defender los valores de la libertad, del orden, o más bien defendiéndolos en un salón, aplaudiéndonos entre nosotros, pero sin capacidad de construir mayorías políticas”, tal como ocurre en la Convención. ¿Qué opina?

—Sebastián Sichel se equivoca al catalogar a José Antonio de extremo, se equivoca en seguir dando concesiones a la izquierda. Para construir, uno sí tiene que trabajar con todos, pero eso no significa entregar nuestros valores y principios a la izquierda. Cuando tú quieres construir, tienes que partir desde una base sólida, con convicciones, porque si no las tienes, probablemente va a pasar lo que nos pasó con Sebastián Piñera, que apenas vio complicado su gobierno, nos entregó a la izquierda de manera muy radical y no solo en el proceso constituyente sino en otros temas como matrimonio igualitario. Si un Presidente no tiene la firmeza, va a pasar lo que nos pasó en esta administración: este gobierno ha sido el peor de los últimos 20 años. 

—¿Por qué cree que ha sido el peor?

—En La Araucanía llevamos 24 años viviendo el conflicto. A nivel nacional, el conflicto comenzó en 2019 con el estallido, y este gobierno no ha sido capaz de entregar orden público, seguridad, lo que ha llevado a tener el mayor índice de desempleo, para qué hablar de mi región que es la más pobre del país, la inversión extranjera ha dejado de estar, entonces, Piñera ha estado haciendo guiños constantemente a la izquierda, pero cuando él ha necesitado a la izquierda, se ha golpeado con la puerta en la cara. Y, ahora, si todos los hechos se comprueban, de que hubo conflicto de interés o información privilegiada para los negocios que hicieron (Pandora Papers), bueno, con justa razón lo van a acusar constitucionalmente. La izquierda, en todo caso, siempre ha querido acusarlo, solo que ahora hay motivos.

—¿Por qué nunca ha militado en Partido Republicano?

—Yo viví una desilusión con Evópoli. Desde ahí decidí no militar en ningún otro partido, quizás en algún minuto lo voy a hacer.

“Algunos buscan que esta Constitución sea una camisa de fuerza”

—¿La derecha en la Convención Constitucional tiene dos almas: una “conservadora” y otra llamada “entreguista”?

—Somos 37 en Vamos por Chile, por lo tanto, hay 37 almas. Yo no creo en esta separación que ha querido hacer el grupo de los que se quieren mostrar dialogantes o la prensa, no sé quién la ha hecho. Todos somos distintos, hay algunos que creen que haciéndole guiños a la izquierda van a lograr algo y la verdad es que uno lo que ha visto es que no han logrado absolutamente nada, ni un voto, nada. Aquí lo que ha fallado en nuestro sector es en no defender nuestras ideas, convicciones, valores, de manera firme y no entregar o concesionar tantas cosas por agradar a la izquierda, porque la izquierda nunca te va a dar nada, ellos siguen su plan sin parar y sin girar, son muy disciplinados. El otro día uno de la disidencia sexual me dice ‘oye Ruth, pensé que eras extrema’ y yo le respondí: ‘oye a pesar de que soy muy conservadora, que no creo en el matrimonio igualitario, yo valoro y respeto a las personas por ser personas, más allá de si son gays o lesbianas, lo que sean... o si son de los pueblos originarios’. Varios piensan que soy antimapuche y no es así: yo trabajo con comunidades mapuche en mi región.

—¿Ve unidad en la derecha para enfrentar esta etapa de los contenidos?

—Todos entendemos que las diferencias deben quedar a un lado, creo que va a ser un buen trabajo, porque las comisiones permiten trabajar unidos, forzosamente, aunque uno no quiera, y eso ayuda a mejorar las relaciones interpersonales.

—Se ha dicho que la derecha conservadora está predispuesta a votar por el Rechazo en el plebiscito de salida, ¿qué tan real es esa afirmación?

—Eso es un mito. Nosotros vamos a trabajar para que la Constitución salga lo mejor posible, que tengo la menor cantidad de amarres. Si vemos en el camino que esto está yendo a un despeñadero, lo vamos a decir, pero es apresurado decir que hoy estamos trabajando por el Rechazo. Ninguno de nosotros queremos que la Convención fracase, porque esto también es nuestro trabajo, a pesar de que como sector no tenemos la capacidad de bloquear nada ni de incidir en nada. La Constitución debe permitir la gobernabilidad, pero lamentablemente ya estamos viendo que va a ser más de izquierda que de derecha.

—¿No ve disposición de hacer una Constitución “más neutra”?

—No, para nada. Algunos buscan que esta Constitución sea una camisa de fuerza donde la ciudadanía y los políticos tengan cada vez menos posibilidad de acción y una Constitución lo que tiene que permitir es la libertad. Por eso debemos involucrarnos en la elección presidencial, porque esta Convención busca quitar libertad tal como un eventual gobierno de izquierda.

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