"Para mí, la política no es un juego de aritmética. Creo que la democracia, para fortalecerse, tiene que saber responder a las necesidades de la ciudadanía", dice el presidente de Chile, Gabriel Boric, durante una conversación que sostuvo con la periodista de DW Jenny Pérez, con motivo de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado en ese país de Sudamérica.
El mandatario, en esta entrevista exclusiva, también se refirió al rol de las Fuerzas Armadas en la institucionalidad, los desafíos que enfrenta su Gobierno y a los cambios que él mismo ha sufrido desde que dejó su asiento en la Cámara de Diputados para sentarse en el Palacio de la Moneda.
"Habitar el cargo de la Presidencia de la República implica adaptarse a condiciones y ser el gobernante de todo un país y, por lo tanto, ser el representante de toda la sociedad chilena, de quienes votaron por mí y de quienes no votaron por mí", explica Boric. "Pero mis anhelos de justicia social, de transformación social, de avanzar hacia una distribución más justa de la riqueza, hacia el fin de la discriminación hacia las mujeres y las diversidades sexuales, hacia un desarrollo que sea justo, se mantienen incólumes", señala, reivindicando su condición de "persona con convicciones de izquierda".
Reivindicación de Allende
Precisamente esa posición política, y el hecho de ser el jefe de Estado más izquierdista que ha gobernado Chile en los últimos 50 años, marcan las actividades por los 50 años del golpe de Estado, donde la reivindicación de la figura del presidente Salvador Allende tiene un papel muy especial.
A él, Boric le agradecería su compromiso, valor y sacrificio, y -parafraseando el famoso discurso que dio Allende ese mismo 11 de septiembre-, "le diría que estamos trabajando para estar a la altura y seguir abriendo las grandes alamedas por donde caminen el hombre y la mujer libres para construir una sociedad mejor”.
El golpe de Estado y sus efectos están lejos de concitar unanimidad en la sociedad chilena, como quedó reflejado en la negativa de la derecha y centroderecha de concurrir a la firma de un Pacto por la Paz para mejorar la convivencia por medio de acuerdos mínimos de respeto democrático.
"Seguimos teniendo diferencias respecto a por qué se produce este quiebre institucional y yo veo con preocupación que hay muchos personeros de derecha que insisten en la idea de que, sin Allende, no hubiese habido Pinochet. Y cuando uno examina esa frase, la verdad es que las conclusiones son preocupantes, porque significa que, si eventualmente hay otro gobierno constitucional que no les guste y un clima de polarización y dificultades políticas, la alternativa es un golpe de Estado y una dictadura”, explica Boric.
"Un mínimo"
Por ello, coincide con personeros del Partido Comunista, que forma parte de la alianza de Gobierno, que señalan que el pacto propuesto es un "mínimo”. "Efectivamente, es un mínimo, porque yo espero que podamos convenir en que los problemas de la democracia los vamos a resolver siempre con más democracia y no con menos, y que nunca nada va a justificar la violación de los derechos humanos de quien piensa distinto”.
Boric, sin embargo, sí valora de forma positiva que todos los expresidentes de Chile vivos, incluido el centroderechista Sebastián Piñera, se hayan plegado a este Pacto por la Paz.
Cuidar a la democracia
Respecto a un posible giro ultraconservador de la sociedad o del potenciamiento de visiones más radicales de todos los sectores, Boric afirma que no cree que se trate de las alternativas correctas. "Para mí, la política no es un juego de aritmética. Creo que la democracia, para fortalecerse, tiene que saber responder a las necesidades de la ciudadanía. Cuando en Chile llevamos diez años esperando por una reforma de pensiones, no solamente las pensiones no suben, sino que además se debilita la confianza de los chilenos en la democracia como un mecanismo para resolver sus problemas. A la democracia hay que estar permanentemente cuidándola. El arte de la política democrática es ponerse de acuerdo entre quienes piensan distinto en función de un bien común compartido. Y cuando las sociedades se polarizan, ese bien común compartido a veces parece más lejano”, sostiene.
¿Existe el peligro de que un escenario como el de septiembre de 1973 se repita en Chile? No, dice Boric. "Sería irresponsable de mi parte afirmar algo de esas características. Creo que la oposición está cumpliendo un rol en donde, efectivamente, ha habido un bloqueo a ciertas reformas, pero es parte de las lógicas democráticas y está también en nosotros buscar y explorar nuevas formas de llegar a acuerdos”, dice el mandatario, que destaca avances en el royalty minero o en la reducción de la jornada laboral a 40 horas.
"Ahora, no me cabe ninguna duda también que las Fuerzas Armadas no estarían disponibles para ningún tipo de aventura y que son hoy día estrictamente constitucionalistas y respetuosas de la Constitución y las leyes”, añade.
Instituciones sólidas
Su confianza radica además en la fortaleza de la democracia chilena y sus instituciones. "La democracia chilena es una democracia que sigue en construcción, yo no diría que hay un momento en que las democracias terminan de consolidarse, porque las sociedades van cambiando y se les van incorporando nuevos desafíos. Las democracias están permanentemente perfeccionándose. Pero yo diría que Chile es un país, y de esto me siento orgulloso, con instituciones sólidas que se van a mantener y las vamos a seguir cuidando”.
Consciente de que la dictadura chilena se dio en un marco de Guerra Fría que derivó en numerosos regímenes militares en la región, Boric sostiene que "la fuerza de las armas es muy exigua, se desvanece en el tiempo. Podrán desaparecer cuerpos, podrán asesinar gente, podrán torturar compañeros y compañeras, pero la dignidad de quienes cayeron y quienes luchan por un país libre siempre termina imponiéndose. Y eso es válido para la historia de Chile, de Argentina, Uruguay, Brasil y de tantas otras dictaduras latinoamericanas, y por qué no decir en el mundo”.
Un solo estándar en materia de derechos humanos
El presidente de Chile, que asumió en marzo de 2022 para cumplir un período de cuatro años, ha destacado a nivel internacional por su condena a dictaduras de izquierda en la región. Al respecto, Boric dijo no tener temor a las críticas que podría suscitar esta postura en su propio sector, "porque estoy convencido de que, en materia de derechos humanos hay que tener un solo estándar, tanto desde el punto de vista histórico como desde el punto de vista contingente; uno no puede andar eligiendo las autocracias que le gustan y las que no le gustan. Si valoramos y defendemos la democracia, y en particular el respeto universal de los derechos humanos como un avance civilizatorio de la humanidad, tenemos que hacerlo valer en la izquierda, en el centro, en la derecha, en los rojos y en los azules. Y en eso yo voy a mantener una posición firme. Le moleste al que le moleste”.
Asimismo, Boric valoró positivamente los gestos que ha tenido Estados Unidos, como, por ejemplo, a través de la revelación de documentos sobre el rol de la potencia mundial en el golpe de Estado.
"La embajadora de Estados Unidos en Chile ha tenido una gran disposición, se han desclasificado algunos documentos y creo que la posición de Estados Unidos hoy día es clara respecto a condenar lo que sucedió. Sin embargo, siempre se puede hacer más y es evidente que el Gobierno de (Richard) Nixon, en su momento, hizo todos los esfuerzos posibles, y así está documentado, para primero evitar que el presidente Allende asumiera su mandato y después para dificultar y crear las condiciones de caos que permitieran derrocarlo”.
Chile, Alemania y Colonia Dignidad
El mandatario agregó que pedirá toda la información que exista sobre la presunta colaboración del Servicio de Inteligencia alemán con la dictadura y también con Colonia Dignidad.
"Las veces que hemos conversado con el canciller (Olaf) Scholz hemos intercambiado algunas opiniones sobre esto. Yo he visto en él disposición para colaborar en todo lo relativo a la investigación y reconocimiento de lo que se cometió en Colonia Dignidad”.
Sobre este último punto, hay un acuerdo para instalar placas en memoria de las víctimas de ese enclave alemán, aunque no ha habido mayores avances. Para eso, dice Boric, "falta solo el último empuje de voluntad. Acá hemos visto de manera muy clara que, a 50 años del quiebre de la democracia en Chile, todavía sigue habiendo demasiados elementos oscuros y, por lo tanto, nosotros vamos a seguir luchando por toda la verdad y toda la justicia”.(ms)