¿Cómo ves a los comunistas hoy?
Están muy confundidos estratégicamente y me cuesta reconocer al partido en el que milité. Si bien siempre estuvieron muy cerca de la Unión Soviética, también mantenían lazos fuertes con los partidos comunistas italiano y francés, que eran occidentales y tenían una tradición filosófica, social y orgánica más parecida. Ahora, en cambio, el alineamiento internacional del PC gira en torno a las prioridades de Cuba, es decir, Venezuela, Siria e Irán. Además, hay un acercamiento a China totalmente inédito.
En cierto sentido, el PC abandonó el marxismo-leninismo. Mantiene su carcasa y repite algunos de sus cánones, pero no veo que usen algunas de sus nociones para comprender las tendencias del capitalismo actual, cuáles son las nuevas contradicciones que genera, dónde están los centros de poder real, qué es lo que desata el desarrollo de las fuerzas productivas o cómo se puede articular una hegemonía social y política para los cambios. Desapareció la típica matriz comunista de aproximación a las cosas, siendo reemplazada por una versión tecnocrática de izquierda de especialistas en políticas públicas, que hablan en abstracto.
Se dice que también hay un cambio en el estilo de los liderazgos.
Efectivamente. No veo a ningún dirigente de la talla intelectual de Volodia Teitelboim u Orlando Millas. No existe esa masa crítica que lo convirtió en un partido muy gravitante en el mundo social y cultural. Estos fundamentos intelectuales del PC que no tienen nada que ver con lo que representa Daniel Jadue.
¿Por qué?
Jadue no pertenece a la matriz histórica comunista. De hecho, él tiene mi edad y nunca nos encontramos en la Jota ni en ninguna actividad del movimiento estudiantil anti Pinochet. Él tuvo un acercamiento tardío con el PC, cuando rompió con parte del movimiento palestino chileno.
Jadue sigue la tradición de los líderes nacionalistas y populistas como Nasser en Egipto y de otros dirigentes árabes. Su estilo es mesiánico, personalista y autoritario, muy ajeno a la historia del partido. Las críticas que los comunistas hacían al sistema político y económico se basaban en reformas estructurales capaces de sostenerse en el tiempo y que podían ser reivindicadas a nivel mundial.
¿Jadue podría levantar una nueva candidatura presidencial?
Su momento ya pasó y es difícil que recupere el liderazgo que tuvo; pero sí puede ser un factor de conflicto interno, ya que no obedece a la disciplina y obediencia típicas del PC. Esto lo hace ser una voz no solo crítica, sino que también orgánicamente disidente.
Nunca se había visto en el Partido Comunista que alguien juntara firmas para levantar una candidatura presidencial, eso era siempre resultado de un acuerdo colectivo.
¿Podría lanzar una candidatura independiente, apoyado por grupos más de izquierda?
En algún momento podría ser, pero hoy no está en condiciones, porque necesita al partido para su defensa legal.
¿Qué problemas enfrenta hoy el PC?
Primero, el estallido social le pasó por el lado, no fue capaz de conducir el momento revolucionario que se produjo el 18 de octubre. Luego, tampoco pudo liderar la Convención Constitucional y fue comparsa de sectores muy ultras que hicieron fracasar el proceso. A esto se suma que, luego de décadas de criticar a la Concertación por no impulsar reformas profundas, ahora el partido es parte del gobierno de Gabriel Boric, el que no ha sido capaz de realizar ninguna reforma estructural.
Frente a los gobiernos de la Concertación y la Nueva Mayoría, este es el menos reformador, lo que se ve claramente en la reforma previsional, encabezada por una ministra comunista, que perfectamente podría fracasar.
En ese escenario, ¿cuál sería el rol del PC si no es capaz de realizar cambios profundos, incluso teniendo un rol relevante en el gobierno?
Seguirá existiendo, ya que todavía es heredero de una tradición importante, aunque esta ha ido mutando. Era un partido que reivindicaba a la clase obrera, y desde ahí buscaba ser una fuerza de mayoría. Sin embargo, bajo la dirección de Gladys Marín, optó por representar únicamente a los sectores más marginados de la sociedad. Esa cultura de la marginalidad todavía se mantiene, lo que es un gran error estratégico porque desde ese espacio no es posible, aunque sea en alianza con otros grupos políticos, impulsar transformaciones.
Esto es justamente un motivo de división interna, ya que hay liderazgos más jóvenes que sí quieren construir mayorías pero que no tienen suficientes espacios.
¿Por qué este grupo no desafía el liderazgo de Lautaro Carmona, especialmente luego de los malos resultados de las últimas elecciones?
Todavía se busca mantener la unidad, pero saben que deben hacer un esfuerzo por superar las contradicciones internas y evitar una división. Eso ha hecho que la generación más joven desista de desafiar a Lautaro Carmona, pero sí están presionando por un acuerdo de gobernabilidad y ganar influencia. Por su parte, Carmona también entiende que debe hacer concesiones.
¿El motivo de estas diferencias internas es el apoyo al gobierno?
Existe un grupo que auténticamente respalda a Boric, y que están en el Congreso y en los ministerios. Hay otro más cerca de la base social histórica del PC y que ha vivido con incomodidad los fracasos de las reformas prometidas. Y están los cercanos a Jadue, que son abiertamente críticos del presidente.
¿Ves posible una alianza electoral que incluya desde el PC hasta la DC?
Si los comunistas quieren un acuerdo más amplio, deberían tener posturas más acorde a ese objetivo. Los errores en la defensa de Jadue, y sobre todo en el respaldo a la dictadura de Nicolás Maduro, hacen más difícil esta alianza. Este es un tema más medular de lo que ellos creen.