-La ministra Antonia Orellana y el Servicio Nacional de la Mujer guardaron silencio respecto a tu caso por más de una semana. ¿Qué te parecieron sus explicaciones?
-No me parece que fueran siquiera explicaciones. Hubiese esperado una mayor prolijidad, porque tanto el comunicado del Sernameg como las declaraciones de la ministra son bastante vagas. Yo entiendo que tiene que ver con que yo habría dado varias entrevistas sobre mi padre, lo que no es real. Sólo fue una entrevista, que hicimos en dos o tres sesiones desde hace unos tres meses y que se actualizó con mi salida del Sernameg.
-Desde el Sernameg explicaron que la “pérdida de confianza” no tiene relación con “ser la hija de un condenado” sino que “obedece a sucesivas omisiones de información relevante y acciones por parte de la profesional”. Plantean que tú no informaste de las “dificultades” en tu relación con agrupaciones de DD.HH.
-Yo vengo de una organización de derechos humanos. Creo que hay una cierta miopía en el Sernameg. Ellos no entienden que los derechos humanos son amplios y no sólo tienen que ver con organizaciones de memoria. Si se refieren a esas organizaciones, las dificultades que podrían tener son que yo soy hija de mi padre, lo que significa que la justificación que están dando es que yo tendría que haber dicho que era hija de mi padre para que no me contrataran.
-Pero aluden a “dificultades de relación”…
Si se refiere a las dificultades que tuve en Ñuble, se está dando continuidad a una persecución política por ser hija de mi padre, y que la directora del INDH, cuando le llegaron quejas sobre mí, las descartó por entender más que la directora de Sernameg sobre derechos humanos, y que echar a alguien por “ser hija de” es discriminatorio.
-Sernameg también asegura que hubo “resistencia a asumir el diálogo con las asociaciones de funcionarios de SernamEG a nivel regional como parte natural del ejercicio del cargo”.
-Nunca expresé tal resistencia. Yo no tenía experiencia en el trato con este tipo de organizaciones. Pero, durante esos dos días que estuve, conversé con la dirigenta regional sobre cuáles eran los temas en la región. Son como alegatos al aire sin ningún fundamento.
-El Sernameg dice que existieron “comentarios desafortunados” sobre la condena de tu padre “expresados al conocer al equipo del Servicio que trabaja en la región de Los Ríos”. ¿Cuáles fueron esos dichos? ¿Transparentaste la situación con los funcionarios de la región?
-Mi pregunta es cuáles fueron esos “comentarios desafortunados”. Cuando asumí, hicimos una ronda de presentación donde les comenté que mi padre estaba condenado con sentencia firme. Les dije que esto era algo de lo cual yo no sabía hablar y que si alguien tenía cualquier duda me la hiciera saber. También dije que tenía una política de puertas abiertas. Todo esto para que supieran que mi compromiso con los derechos humanos, y con lo que pueda avanzarse en el plan de búsqueda, es invariable y no ha cambiado por la condena de mi padre. Mi padre lo sabe y está publicado en los medios de comunicación. Durante un año y medio fui la directora del INDH en Ñuble, di todos los discursos en relación a los 50 años del Golpe, entonces me parece que esto es una burla. Esto debería costarle el cargo a alguien.
-¿A la ministra?
-Por lo menos a Priscila Carrasco, la directora nacional de Sernameg, por el mal manejo comunicacional. Están haciendo un juego de manotazos para poder salir del agua, pero lo hacen cada vez peor. Lo que están haciendo, cada vez más, es ensuciar mi nombre. ¿Y a mí qué me queda? Estar en mi casa en Valdivia, donde por cierto estoy desempleada, defendiéndome de molinos de viento, porque nada de esto es comprobable, y nada de esto lo dije yo. A mi me eligieron por Alta Dirección Pública, con toda la información a la vista. Y se decidió que me viniera, sabían de mi buen trabajo en el INDH. Ellas sabían absolutamente todo.
-¿Esto es sólo mal manejo comunicacional?
-Lo que ha dicho son puros dimes y diretes para tratar de ensuciar un error brutal de su parte, es un autogol del Gobierno. Hasta el momento muy pocos parlamentarios se han atrevido a decir que hubo una discriminación brutal.
-El Sernameg también sostuvo que en el borrador de la entrevista a Revista Sábado, que les hiciste llegar, “relativizaste” la responsabilidad de tu padre.
-Mandé los fragmentos que tenía para pedirles ayuda, porque cuando se habla de derechos humanos hay que ser particularmente cuidadosos. Me dijeron que si no salía el Sernameg mencionado estaba bien, y después aparece esta idea de la relativización. El periodista me dijo “¿Tú le crees a tu padre?” y yo le digo “Sí, le creo” y él me pregunta “¿Por qué le crees a tu padre?”, y le respondo “porque lo que él me dice y lo que dice la justicia es lo mismo. Por tanto, no tengo ninguna posibilidad de perderme en relación a una sentencia que está firme y ejecutoriada”. Esto es una persecución política por ser hija de mi padre.
-¿Tomarás alguna medida legal?
-Ya tengo un abogado y estoy dispuesta a llegar hasta las últimas consecuencias, incluso en el plano internacional. No lo prefiero, porque son procesos largos. En el momento en que me sacaron de mi trabajo y me desestabilizaron emocionalmente, perdí.