-Como coordinador de la comisión de expertos que convocó la comisión de salud del Senado ¿Cómo evalúa el acuerdo alcanzado en la comisión mixta respecto de la ley corta de Isapres?
-Consideramos que no se recogió la solución que por la unanimidad habíamos alcanzado como comisión donde la propuesta se hacía cargo del problema en sus tres dimensiones: Uno, cumplir con el fallo; dos, sustentabilidad financiera y; tres, certeza de la continuidad de los cuidados del paciente. Lo que salió finalmente fue un conjunto de medidas que son complementarias, que buscan de alguna forma cumplir con ese objetivo, aun cuando no sea el ideal.
–Un paliativo.
-Es un paliativo, sí. Si se hubiese hecho lo que se trabajó en la comisión habríamos tenido una solución definitiva y con un sistema más estable. Lo que se logró permite salir de la situación crítica, sin embargo existen tareas pendientes que tendrán que abordarse en la reforma a la salud.
-En parte del oficialismo se tiene la sensación de que esta solución pasó por terminar haciendo que los afiliados paguen la cuenta.
-No. Desgraciadamente se habla desde el desconocimiento y de la complejidad que tiene el problema. Aquí no iba a existir una solución integral que resolviera todo de una vez. Eso no existe. Por lo tanto, era necesario recurrir a medidas complementarias entre sí. El contrafactual de quien dice “esto lo pagan los afiliados” es que los que de no lograrse este acuerdo los que pagarían más fuerte son aquellos afiliados que están enfermos y que verían descontinuado su tratamiento y que, incluso podría significar su muerte.
-¿Los temas que quedaron pendientes podrán abordarse en una reforma?
-De partida hay un compromiso del Ejecutivo de mandar un proyecto de ley antes de octubre. Esa iniciativa debería recoger soluciones estructurales y de largo plazo. Dependiendo de cuál es el grado de compromiso de abordar soluciones reales, sin un sesgo ideológico, se podrá contar con los votos. En cambio, si se busca reproducir lo que se plasmó en la primera reforma a la Constitución, obviamente no van a estar esos votos.
-¿La salud podrá transformarse en una nueva reforma de pensiones, en que pasen 10 ó 15 años sin avanzar?
-Espero que eso no ocurra, porque hoy hay un imperativo urgente de fortalecer el sistema de financiamiento a la salud, dada las demandas de atención por el envejecimiento de la población, por los diagnósticos de cáncer, que se ha transformado en la primera causa de muerte con 55.000 personas cada año. Esas son urgencias que se deben resolver y que no pueden esperar años.
–La incertidumbre que ha generado en los usuarios el quedarse sin opciones de atención en las clínicas ha llevado a que el mercado se haya adelantado masificando seguros de salud, ¿Cómo lo interpreta?
-Es un camino natural que se va a producir. El mercado va a ir a responder de la mejor manera con respuestas a las necesidades ciudadanas.
-Pero a un mayor costo para los usuarios.
-Así es. Por eso la urgencia. Por ejemplo, que se creen hoy nuevas Isapres no es una buena noticia si se mira integralmente el tema de cómo financiamos la salud, porque un modelo de muchos aseguradores con fondos atomizados es altamente ineficiente, es mucho más caro. Que podamos avanzar, y eso es parte de la reforma, en una primera fase en el sistema privado de salud en un término de la preexistencia y en un plan de salud universal ayudaría a tener un sistema de salud más eficiente y más resiliente.
-Para algunos, las actuales Isapres jugarán en desventaja respecto a los nuevos actores porque la deuda será una mochila importante y con la población joven yéndose a Fonasa.
-Así es. Van a ocurrir dos cosas, una es lo que señala de que los jóvenes se irán a Fonasa o bien se irán a las Isapres que pueden surgir. Entonces el desafío es ver cómo el sistema -entre aseguradores y prestadores- se hace más eficiente, para que los incrementos de los precios, de los costos, no se trasladen a precios. Ese es un desafío que van a tener que asumir las aseguradoras de salud que hoy existen.
-Por ello para las Isapres es tan importante el proyecto de licencias médicas.
-Uno de los acuerdos que acompañan al proyecto de ley corta es que el ministerio se compromete a mejorar el proyecto de ley sobre sobre tipificación de licencias fraudulentas y eso ya es un avance. Las licencias fraudulentas inciden a lo menos en un 30% de las licencias médicas.
-¿Cree que alguna Isapre no soportará las actuales condiciones y termine quebrando?
-Ese escenario sigue siendo posible. La quiebra de alguna Isapre no se puede descartar. Será muy importante el comportamiento de las carteras en los próximos meses. No debemos olvidar que hay varias Isapres que responden a capitales internacionales.
-¿Cree que esos inversionistas o capitales extranjeros actúen a través del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias relativas a Inversiones (CIADI) por sentirse afectados con los fallos y reglas impuestas?
-Según lo que entiendo hay dos que ya iniciaron las consultas. Es un tema que se viene y lo vamos a conocer en los próximos años y lo van a terminar pagando todos los chilenos. También pudiera existir la decisión de alguno de ellos que, en virtud del escenario, decidieran no seguir en Chile.
-¿Que decidan irse de Chile o se declaren en quiebra no afectará a los afiliados que tienen preexistencia o tratamientos?
-No, la ley resguarda a los afiliados en esos casos. La superintendencia de salud es la que tiene que tomar esa cartera y presentarla a las otras aseguradoras. Existen instancias intermedias que evitan que automáticamente se tengan que ir al sistema público de financiamiento.