Una decena de países se sumaron al Compromiso de Santiago que impulsó el Presidente de Chile, Gabriel Boric, en el marco de la conmemoración de los 50 años del golpe de Estado que derrocó al Gobierno de Salvador Allende e impuso la dictadura cívico-militar.
La declaración “Por la democracia, siempre” tiene cuatro puntos y fue propuesto por el Presidente Boric a los distintos sectores políticos, pero la derecha no suscribió y, paralelamente, impulsó su propia declaración.
El documento sí fue firmado por los cuatro expresidentes de Chile con vida, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, incluso Sebastián Piñera, quien lo hizo a pesar de la resistencia de su sector político.
Como era la idea original, al “Compromiso de Santiago” también suscribieron representantes de los países que asistieron al acto de conmemoración por los 50 años del golpe de Estado, como son los presidentes de Colombia y México, además del primer ministro de Portugal.
Sin embargo, también se han ido sumando otros mandatarios del mundo que dejaron su mensaje por los 50 años del quiebre de la democracia en Chile.
Quiénes han firmado el Compromiso de Santiago:
- Presidente de Brasil, Lula da Silva
- Presidente de Ecuador, Guillermo Lasso
- Presidente de España, Pedro Sanchez
- Presidente de Irlanda, Michael D. Higgins
- Presidente de República Dominicana, Luis Abinader
- Presidente del Consejo Federal de Alemania, Peter Tschentscher
- Presidente de Colombia, Gustavo Petro
- Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador
- Primer Ministro de Portugal, Antonio Costa
- Presidente de Chile, Gabriel Boric
Qué dice el Compromiso de Santiago
La declaración llama a comprometerse a "cuidar y defender la democracia, respetar la Constitución, las leyes y el Estado de Derecho. Queremos preservar y proteger esos principios civilizatorios de las amenazas autoritarias, de la intolerancia y del menosprecio por la opinión del otro".
"Enfrentar los desafíos de la democracia con más democracia, nunca con menos, condenar la violencia, y fomentar el diálogo y la solución pacífica de las diferencias, con el bienestar ciudadano en el horizonte", añade.
"Hacer de la defensa y promoción de los derechos humanos un valor compartido por toda nuestra comunidad política y social, sin anteponer ideología alguna a su respeto incondicional", complementa.
En el último punto, plantea: "Fortalecer los espacios de colaboración entre Estados a través de un multilateralismo maduro y respetuoso de las diferencias, que establezca y persiga los objetivos comunes necesarios para el desarrollo sustentable de nuestras sociedades".
Y concluye que "cuidamos la memoria, porque es el ancla del futuro democrático que demandan nuestros pueblos".