El diputado de la UDI Juan Manuel Fuenzalida se ha posicionado, internamente en la derecha, como el “enlace” entre parlamentarios de distintos partidos y la alcaldesa de Providencia, Evelyn Matthei. Dice que el plan no es presidencial, sino ponerse manos a la obra respecto a presentar un proyecto político de una centroderecha moderna que haga suyos temas como el feminismo y el medioambiente. El grupo se ha reunido y se ha dejado mostrar ante la prensa.
Fuenzalida es muy cercano a la excandidata presidencial, hablan diariamente y no perdonan el café semanal en la oficina de Pedro de Valdivia. El diputado, además, es uno de los primeros de su bancada que salió a decir que estaba por el Rechazo, lo que causó revuelo en su partido.
—¿Por qué cree que es un buen momento para levantar liderazgos de la centroderecha, como Evelyn Matthei?
—Hoy, quienes creemos que podemos modernizar la derecha con propuestas que siempre han sido esquivas en nuestro sector, debemos tener líderes o ciertos referentes que nos puedan ayudar a complementar ese trabajo y sin duda que Evelyn, en su calidad de alcaldesa, ha demostrado tener propuestas bastante interesantes, sin abandonar nuestra ideología. Esas propuestas incluso se pueden aplicar en el Congreso, legislativamente, por lo tanto, Evelyn Matthei es un referente de esa centroderecha moderna.
—¿En qué propuestas está pensando?
—Estoy pensando en la agenda pro-mujer. En el Congreso quisimos darle sentido común a esa agenda de feminismo. Lo que se está haciendo en la Municipalidad de Providencia -a través de la oficina de la diversidad e inclusión de la mujer- es un muy buen ejemplo de lo que nosotros como sector debiésemos hacer: poner la pelota en el piso, actuar con menos sesgo político en un tema tan importante y transversal como es el feminismo. Lo mismo en el tema del medioambiente o de la sequía. Se pueden hacer cosas, se pueden incorporar estos temas en nuestras ideas, principios, valores. Es cierto, no son temas intrínsecos a la derecha, pero la alcaldesa Matthei ha demostrado que se pueden hacer esas cosas sin perder la esencia de lo que somos como centroderecha.
—¿Qué proyecto político debe forjar la centroderecha?
—Debemos incorporar en nuestras ideas ciertos temas que muchas veces miramos desde afuera, eso implica que nos modernicemos, que dejemos de estar enfocados solo en los temas económicos, en los temas de inversión o crecimiento. Hemos sido meros espectadores de temas como el feminismo y el medioambiente y eso debe cambiar. Hemos sido gente que nos oponemos, damos argumentos muchas veces de índole valórico o económico, que no es lo hoy pide la ciudadanía, que es una agenda moderna.
—¿Dice entonces que la centroderecha apunte más bien a los valores emergentes-progresistas y no necesariamente a lo que ha sido tradicionalmente?
—Debemos apuntar a los valores ciudadanos, a las problemáticas de la gente. Las generaciones de hoy son mucho más medioambientalistas que uno, por lo tanto, tenemos que dar cabida a esas personas en nuestro sector, de manera de ser una centroderecha más inclusiva y no esa derecha conservadora típica.
—¿Qué tan complejo se vuelve ese proyecto con el surgimiento de partidos como el Republicano? Los acusan de “entreguistas”.
—Los extremos siempre van a ser extremos, la política es el arte de lo posible, no se trata de que sea el tuyo y dos más, acá uno tiene que saber negociar, saber entender que hay personas que piensan distinto a uno. El éxito de la Concertación, durante los 30 años que fueron gobierno, fue porque entendieron que tuvieron que negociar con un sector que representaba una parte del país y en eso se radica finalmente el éxito de esos gobiernos y también del país. Cuando un partido se encapsula en que todo está malo, que no se puede mover una coma del programa, se cae en ideologías totalitarias.
—Pero antes de la existencia del Partido Republicano, la UDI era catalogado como el gran partido de extrema derecha...
—A nosotros siempre nos han catalogado de extrema derecha, nos han caricaturizado, pero la UDI siempre ha sido un partido que ha estado en las poblaciones, que ha trabajado con la gente más vulnerable, de clase media. La UDI es un partido de centroderecha, su trabajo social; el problema es que a nosotros nos impregnaron un pasado que no necesariamente hoy es el que representamos. La UDI es un partido mucho más social que muchos otros partidos que hoy se hacen llamar progresistas. La UDI ha sido uno de los grandes partidos que negoció en la transición -fue criticada por eso- y nunca dejamos, aun así, de ser un partido de centroderecha.
—¿Por qué elegir a Evelyn Matthei para modernizar el sector si ella ya cuenta con una amplia carrera política e incluso es relacionada a la derecha tradicional?
—Evelyn Matthei, siendo una figura con harta experiencia, que viene de hace mucho tiempo en la política, ha tenido la capacidad de renovarse. A Evelyn Matthei le ha tocado dirigir un municipio que hoy es bastante diverso respecto de la composición de su gente, es un municipio que debe representar gente muy progresista, vanguardista... Providencia dejó de ser la comuna de los abuelitos de derecha. Providencia hoy es una comuna cuya composición etaria es distinta y también hoy es distinta respecto a sus ideas. Evelyn Matthei ha logrado interpretar muy bien lo que quiere su gente con propuestas bastante innovadoras en varios sentidos, como en materia de disminución del uso del automóvil, esto de las plazas secas para cuidar el agua, creo que esas ideas han hecho que la gente perciba a una nueva Evelyn Matthei, una Evelyn Matthei mucho más empoderada en su rol, pero también más empoderada en las peticiones de la ciudadanía y no siempre seguir teniendo una o dos líneas de acción que es con lo único que nos identifican a nosotros.
—¿Cree que es sostenible en el tiempo la buena evaluación en encuestas de Evelyn Matthei entre figuras políticas, pensando en la próxima presidencial?
—Nosotros no vemos las evaluaciones públicas de Evelyn Matthei como posicionamiento presidencial. Hoy no es el momento de candidatos, Gabriel Boric no lleva ni 90 días como Presidente de la República, lo que sí es que debemos aprovechar las figuras importantes que tenemos para lograr modernizar la centroderecha. En la medida que vayamos interpretando las nuevas realidades, obviamente que Evelyn Matthei va a seguir teniendo una evaluación positiva respecto de la gente. Eso es lo importante más que pretender que esa evaluación sea parámetro para una elección presidencial.
—¿Sería conveniente que Evelyn Matthei renunciara a la UDI para lograr definitivamente quizás este perfil de renovación de la derecha?
—No, para nada. Evelyn Matthei, militando en la UDI, ha demostrado ser súper transversal. Distintos parlamentarios hoy están trabajando en las propuestas con ella, de esta derecha moderna, porque aquí no se trata de propuestas de un partido sino que de un sector. Que Evelyn Matthei hoy sea de un partido u otro es bien intrascendente.
Plebiscito: “La embestida del Apruebo ha hecho que se refuerce la postura del Rechazo”
—Usted fue uno de los cuatro diputados de la UDI que se adelantó hace dos semanas y se posicionó públicamente en el Rechazo, diciendo que no es necesario esperar el texto final. ¿Cómo fue la recepción a esta idea suya, dado que en Chile Vamos han bregado por dilatar ese posicionamiento?
—Yo prefiero decirlo antes que después. Soy abogado de profesión y, por lo tanto, he estudiado harto el contenido del borrador de la nueva Constitución. Como estudioso entonces digo que el borrador es malo. Sé que hay otras posturas dentro del partido, que es decirlo después. La recepción, bueno, algunos compartieron mi postura, otros creen que me equivoqué. Yo ya lo dije, y sigo sosteniendo que la gente debe saber lo que pienso.
—¿Pero sostiene que la sociedad civil debe ser la protagonista de la campaña del Rechazo?
—Por supuesto que sí. La sociedad civil debe ser la protagonista. Yo solo manifesté mi punto. El plebiscito de salida no se debe politizar. La campaña la deben hacer las organizaciones sociales, los gremios, los que, en definitiva, sean los que se sienten beneficiados o perjudicados en este proceso.
—¿Cómo ve el posicionamiento del Rechazo en las encuestas? ¿Cree que ya pasó por sus mejores momentos?
—Yo creo que esto se va a mantener estable en el tiempo. Se ha visto una embestida potente del Apruebo, es decir, del gobierno y de parte de todos los partidos que están por el Apruebo. Su embestida ha sido un tsunami, pero el Rechazo ha resistido bastante bien, hasta el momento. Eso a su vez ha generado que muchas organizaciones, por ejemplo, en mi región, de agricultores, pequeña minería, salgan a plantear sus posturas, porque ven con temor lo que se trata de plantear en este nuevo borrador. La embestida del Apruebo ha hecho que se refuerce la postura del Rechazo de la ciudadanía.
—¿Usted es de los duros o blandos del Rechazo, quiere que igualmente se cambie la Constitución en caso de ganar el Rechazo?
—Está claro que la Constitución de 1980 hay que cambiarla, el cómo y el cuándo habrá que verlo en la medida que podamos abrir puertas, negociaciones respecto de cómo se debe hacer. La negociación debe ser amplia, con sentido común, para tener esa fórmula en caso de que gane el Rechazo.
—¿Qué le parece la propuesta del presidente de su partido, Javier Macaya, respecto a bajar quórums?
—Me parece bien, es una alternativa razonable, porque hoy día el Congreso está mucho más representado respecto de los distintos sectores de la sociedad. Bajar los quórums permitiría mejorar la negociación desde las distintas visiones que hay hoy en el Congreso.
—En ese sentido, tanto como el Apruebo como el Rechazo apuntan a reformas post plebiscito, ¿eso no hace la cancha más pesada para el Rechazo? La tesis sobre la mesa es que se anula el argumento del Rechazo, porque quienes Aprueban también quieren reformas al nuevo texto.
—Por cómo están actuando los convencionales en la discusión de las normas transitorias y las normas de armonización, creo que hace muy difícil esa tesis. Y sí, uno podría decir que es lo mismo, no, es totalmente distinto. Javier Macaya ha planteado que si gana el Rechazo reformemos altiro la Constitución, pero con un quorum menor de manera que todos puedan participar y no se imponga la postura de un sector en contra del otro, que es lo que está ocurriendo hoy en la Convención, por lo tanto, la tesis de ‘aprobar para reformar’, por cómo están actuando los convencionales, es bastante difícil de creer.