Por Lorena Ferraro

El 17 de agosto, el diputado José Ramón Barros renunció a la UDI tras 27 años de militancia. Se trata del séptimo parlamentario que dimite a una colectividad en lo que va de este año.

Las razones de cada uno son varias: desde el senador Jaime Orpis que abandonó el gremialismo en medio del caso Corpesca, que lo mantiene con prisión preventiva; hasta su par Manuel José Ossandón, que salió de RN en julio intentando fortalecer sus opciones presidenciales.

Así han seguido el mismo camino los diputados Pepe Auth con el PPD; el diputado José Antonio Kast con la UDI; Germán Verdugo con RN y Eduardo Saffirio con la DC.

En momentos de una crisis de confianza en la política, el traje de "independiente" podría traer réditos a quienes han optado por ese camino, según analistas.

"Desde el punto de vista político comunicacional podría funcionar como atributo, dado que la última encuesta CEP mostró que sólo el 17% de los chilenos se identifica con un partido político. Entonces el hecho de ser independiente comulga con esa definición ciudadana y además le saca a ese candidato el peso de marcas determinadas de partidos políticos", sostiene el analista político Mauricio Morales.

Independientes, pero con “comité”

Aunque la mayoría de quienes han renunciado a sus colectividades han acusado tener diferencias de fondo con sus ex partidos, en la práctica han mantenido un vínculo importante con esas tiendas políticas.

Así, varios de los renunciados este año -Auth, Kast, Verdugo, Ossandón y lo mismo haría Barros-, siguen formando parte de los denominados “comités parlamentarios”: instancias en que se agrupan los distintos partidos y que permiten al Congreso ordenar la distribución de fondos para asesorías, accesos a comedores, minutos para intervenir en la sala, entre otros "privilegios", como le llaman algunos.

En el caso de los mencionados parlamentarios, incluso sus antiguas colectividades les permitieron conservar las comisiones que llegaron a integrar con su cupo de militante.

Así, la rutina se ha visto afectada por detalles menores, como cambios de asiento en el hemiciclo.

¿Cómo logran mantener ese vínculo tan estrecho tras renunciar al partido?

"No he sido como aquellos que le han dedicado la vida a amar intensamente a una mujer y después se dedican a denostarla. Yo hice mi cuestionamiento al partido pero no me meto más en eso", explica Auth.

A su turno, el senador Ossandón señala que "me he mantenido idénticamente igual en el Parlamento. Yo jamás traté de quebrar el partido, y le pedí a todos quienes trabajan conmigo que nadie se fuera.

Independientes a secas

Quienes sí dicen haber pagados costos son los parlamentarios que, tras dejar sus partidos, abandonaron también los comités.

Es el caso por ejemplo de la diputada Karla Rubilar, que renunció en 2014 a RN y luego -casi un año y medio después-, a Amplitud. "Es todo más difícil. Por ejemplo, en un partido tienes compañeros que están en distintas comisiones y te van orientando de distintos temas. En una bancada además almuerzas juntos en el comedor, se hablan temas políticos, hoy almuerzo en el casino de funcionarios, pero no tengo ningún problema", sostiene.

La diputada explica que otra de las complicaciones es el tiempo para exponer en sala, el que se deben repartir entre los diputados del recientemente creado comité Mixto e Independientes, en el que conviven diferentes visiones políticas, como Gabriel Boric y René Saffirio, quien salió de la DC en mayo pasado.

Saffirio salió de la falange lanzando crudas críticas a la colectividad. "Los cupos corresponden a la bancada y él voluntariamente renunció al partido y a la bancada, y eso incluye los espacios que ocupaba en representación de la bancada que abandonó", dice el jefe de los diputados DC Fuad Chaín.

En resumen, coinciden en círculos parlamentarios, los independientes “con comité” pagan menos costos que los “a secas”. En algunos casos, de hecho, algunos personeros dejan posiciones importantes en sus partidos, con visibilidad y posibilidades de injerencia, y pasan a ocupar espacios políticos más restringidos. Un ejemplo: el diputado Pedro Browne, quien renunció a RN siendo vicepresidente de la colectividad en 2014, luego pasó a Amplitud, partido político en formación y con menos resonancia en el debate público que RN.

Costos y beneficios electorales

Más allá de las dinámicas internas en el Congreso y el peso político que ganen o pierdan con dejar sus partidos, analistas aseguran que quienes han formalizado renuncias, tienen también riesgo de pagar costos, especialmente en el terreno electoral, a un año de que comience a operar el sistema que reemplazó al binominal.

"Si bien humanamente debe ser difícil para el independiente, y comunicacionalmente es una tremenda oportunidad, porque te vuelve atractivo para los medios, electoralmente más bien hay un riesgo importante, porque todo anda bien hasta que tenemos que empezar a inscribir candidaturas y con el sistema electoral hoy no es más fácil que en el binominal", dice el analista y panelista de Tele13 Radio, Gonzalo Cordero.

Cordero justifica su diagnóstico asegurando que "ahora no sólo es ganarle a la lista de dos candidatos, sino que a listas donde hay tres o cuatro. Hay situaciones muy diversas, algunos se han ido de sus partidos y probablemente ellos avizoran que no van a ir a la reelección, otros creen que podrían integrar las mismas listas de su sector y otros creen que son capaces de salir solos y eso me parece arriesgado".

Mauricio Morales, por su parte, destaca que "si bien es posible que estos independientes se animen a la construcción de nuevos partidos, en términos electorales la situación es distinta porque el próximo año debuta un sistema electoral que reparte entre 3 y 8 escaños por distrito”. Así, agrega Morales, “si bien en los distritos pequeños los independientes fuera de pacto pueden obtener un escaño, en los territorialmente muy extensos es una tarea titánica porque en los grandes son los partidos políticos los que van a contar con la máquina electoral para cubrir el territorio y movilizar electores".

 

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