Fernando Claro (38) es director de la Fundación Para el Progreso (FPP) y este martes la institución que encabeza desde 2021 tomó una postura oficial en torno al plebiscito constitucional del próximo 4 de septiembre.

Aunque la posición no representa mayor novedad -estarán por el Rechazo-, la Fundación, por ejemplo, no se plegó a una carta de la mayoría de los centros de estudios de la centroderecha -llamada ‘Casa de Todos’- que se convirtió en el puntapié de los compromisos de cambios de Chile Vamos.

¿Un ‘Rechazo a secas’ o un ‘Rechazo con continuidad’? ¿Cuál es el desafío cultural del sector? ¿Qué ocurre con los jóvenes liberales que optaron por Gabriel Boric en la segunda vuelta? El economista de la UC, posgraduado en Economía Política del King’s College de Londres, analiza el momento que vive el país y su sector.

Si bien Claro se define como un liberal puro -y como tal, dice, le cuesta formar parte de partidos políticos, donde el leitmotiv es el colectivo- comenta no sentirse ni de derecha ni de izquierda.

No es crítico del papel que han jugado los centros de estudios del sector, de hecho, afirma que “han tenido un rol muy moderado, yendo al fondo del asunto, que es analizar el texto”. ¿Por qué entonces la FPP -que tiene como presidente del directorio al economista Axel Kaiser- no adhirió a la carta de ‘Casa de Todos’? “No me llamaron. No nos invitaron”, dice de entrada, al tiempo que cuenta que los “caricaturizan un poco”.

Independiente del resultado del referéndum, los centros de estudios tendrán que jugar un rol preponderante, pues serán clave, por ejemplo, en la entrega de insumos para las llamadas reformas que necesite el texto del Apruebo o bien las nuevas propuestas que tendrá el sector de cara a un proceso 2.0.

—A pesar de que estén conscientes de ese papel que los centros de estudios están cumpliendo en este proceso constituyente, en partidos de la centroderecha existe una crítica interna hacia ustedes, porque, dicen, los académicos o referentes intelectuales no fueron a competir, por ejemplo, en la elección de constituyentes. No así el caso de la izquierda con Jaime Bassa o Fernando Atria. ¿Por qué no se animan a ir a la primera línea?

—Si me pones ejemplos como Fernando Atria y Jaime Bassa creo que ellos dejaron de ser académicos hace mucho tiempo, ellos son políticos con agendas muy marcadas que difieren mucho de alguien que se define como un académico, porque un académico busca la verdad, con altura de mira. Fernando Atria es un mero sofista, lo dice el mismo Jocelyn-Holt el año 2015 cuando escribió sus libros, Fernando Atria lleva años practicando sofismo barato, que no tiene nada que ver con ser un académico.

—¿Es mal visto que un académico se convierta en político?

—No, de ninguna manera, siempre y cuando mantenga su compromiso con la verdad. Obviamente debe tener otras herramientas y enfrentar los problemas con una pericia emocional e intelectual diferente. Pero no tiene por qué abandonar que 2 + 2 es 4.

—¿Pero existe esta resistencia en la derecha de convertirse en políticos?

—No, pero quien tiene un alma liberal es por definición alguien ajeno a la política, porque la política es necesariamente participar de colectivos. Si tú me dices que la derecha tiene resistencia, o la izquierda, no, nada que ver, pero sí a un liberal le cuesta tener que entrar en ese mundo, en esos códigos. Los liberales son más solitarios, anárquicos si quieres...

—¿Y no hizo falta en la Convención más intelectuales de la derecha?

—Por lo que ocurrió con la lista de independientes y los escaños reservados, hubiese sido inútil, incluso si cambias a las 37 personas por otras con mejor retórica, más moderadas si quieres, más liberales, hubiese sido lo mismo.

—¿Cuál es la postura oficial de la FPP de cara al plebiscito?

—Desde la FPP tomamos una postura institucional frente a este plebiscito, y esta es rechazar esta propuesta constitucional por ser una constitución iliberal. Esta propuesta no refleja lo que debería ser una buena Constitución para los ciudadanos. El rol principal de las constituciones es proteger a los individuos del poder y esta propuesta constitucional falla en eso. Una forma de controlar al poder del Estado es separando los poderes -ejecutivo, legislativo y judicial- y creando instituciones autónomas con funciones afines, de manera que entre ellos se balanceen y controlen. La propuesta constitucional hace todo lo contrario a esto último, eliminando lo que hacía el Senado y politizando el poder judicial, siendo esto último un control clave -y que debería ser independiente de los políticos-. Además, esta propuesta consagra la desigualdad ante la ley entre los chilenos y pone en riesgo la libertad individual en las más diversas materias al no proteger los derechos básicos relativos a ellas. Es, a fin de cuentas, una propuesta que busca aplastar y cooptar a la sociedad civil, buscando limitar la autonomía de los diferentes individuos que elijan asociarse en función de los más diferentes proyectos o fines propios.

—Personalmente, ¿te identifica más la postura abierta a reformas de Chile Vamos o el Rechazo a secas del Partido Republicano?

—Yo voto Rechazo, y en caso de que gane el Rechazo, el proceso constituyente debe seguir. Adelante a una nueva Convención -con expertos-, sin lista de independientes, sin escaños reservados. Chile Vamos está en lo correcto políticamente, revertir este proceso constituyente es imposible. Los escaños reservados pueden ser en función de su participación, es conversable. Paridad de entrada, sí, pero no de salida.

—Las encuestas del fin de semana señalaban que es minoritario el electorado que no busca ‘Rechazo a secas’ ni ‘Apruebo a secas’. ¿Ves que este es un escenario propicio para una centroderecha que se ha esforzado a demostrar que está abierta a los cambios? Digo, una diferenciación por ejemplo entre Chile Vamos y los Republicanos.

—No me gusta eso del cambio por el cambio, me parece ridículo, ¿qué significa eso?

—Se les critica que no estuvieron abiertos a las reformas estructurales...

—¿Qué cosas estructurales?

—Por ejemplo, cuando Michelle Bachelet propuso iniciar un proceso constituyente, se opusieron. Lo mismo con reformas como la tributaria o a la educacional.

—Bueno, pero la reforma educacional era pésima. Ahora tiene a todas las universidades desfinanciadas, antes el 7% de los chilenos estaba en colegios privados, ahora el 10%. Ha segregado más. Están eliminando el copago, va a ser mucho más segregada la sociedad, la educación pública mira cómo está. La educación pública está destruida en parte por esa reforma. Uno tiene todo el derecho de estar en contra de esa reforma. El cambio por el cambio, ¿qué significa eso? ¿Joaquín Lavín?

—¿Entonces la derecha no tiene que dar muestras de credibilidad de apertura a los cambios?

—La derecha debe demostrar que está abierta a un nuevo proceso constituyente. Y que está abierta al Estado social de derechos, lo del listado de sus 10 compromisos.

—¿Era necesario que Chile Vamos se comprometiera con estos diez compromisos de cambios entonces?

—Sí, era necesario, me pareció súper bueno. En todo caso, esa discusión es asimétrica, porque la centroderecha está por seguir este proceso constituyente, entonces, bueno, es una apertura real, no como ocurre en la izquierda respecto a los cambios en caso de que el texto se apruebe.

—Carolina Tohá ha dicho que los 10 compromisos de Chile Vamos, son ideas muy generales, que se quedan cortos…

—No. Carolina Tohá es una vocera del Apruebo radical, ella dice cuestiones insólitas como que no se ha podido avanzar en la educación pública por esta Constitución, eso es absoluta y completamente falso. Todos los alumnos de colegios municipales reciben mucha más plata por alumno (por los municipios) que los alumnos de colegios subvencionados. Entonces por qué la educación pública no ha avanzado, la única razón es por la mala administración de los municipios y del Estado.

—En el listado, por ejemplo, no se habla de género ni de paridad…

—Quizás se podría haber explicitado más, la paridad, obvio, pero como está en la propuesta constitucional bajo ninguna circunstancia. En el ámbito privado, bajo ninguna circunstancia. Es un abuso absoluto del Estado con una posibilidad muy peligrosa de que nadie pueda hacer un club de hombres, un club de mujeres, ¿lo van a prohibir?

—¿Cómo debe ser la paridad entonces?

—De partida, en el sector público únicamente. En elecciones, de entrada, no de salida. Y si se hace, que sea 60-40, cosas así, no 50-50. Menos con un mínimo de cincuenta mujeres, ¿qué significa eso, es contra de los hombres? En directorios como TVN que sea 60-40, no 50-50.

—Los Republicanos han criticado a Chile Vamos diciendo que renunciaron al Estado subsidiario, algo que ellos nunca harán. Ahora la centroderecha habla de un Estado de derechos. ¿Cómo ve esa batalla cultural/ideológica?

—Bueno, claro, eso es política y como tal hay que tener astucia para influir y para llegar a las personas. Si se garantiza, por ejemplo, un derecho social como el de la educación eso no debe eliminar el derecho preferente de las personas de abrir colegios. La Constitución debiese garantizar que te dejen abrir colegios, según tu visión o cosmovisión -ya sea católica, protestante, mapuche, kawéskar- y, cuando eso no ocurre, el Estado inhibe las libertades más básicas. Desde una perspectiva ideológica es positivo que haya un derecho educación, siempre y cuando se garantice la posibilidad de abrir distintos colegios con los diferentes proyectos de vida y las diferentes cosmovisiones.

—¿Pero entonces es acertado hablar de Estado de derechos?

—Que los políticos lo planteen así me parece perfecto.

—¿Cumplió un ciclo el Estado subsidiario? ¿Perdieron esa batalla cultural?

—El Estado subsidiario no está en la Constitución, da lo mismo, hablemos de lo que eso significa, lo que pasa es que ese concepto está vacío.

—¿Por qué?

—Porque está diabolizada. Es como cuando te dicen que eres ‘neoliberal’. ¿Qué significa eso? Ahora, si defines el Estado subsidiario que tiene que ir a los lugares donde no hay educación, incluso en lugares donde existen colegios particulares privados, pero el Estado tiene que tener un rol regional, no me molesta en ningún grado. Lo importante en esta discusión no es si hay o no Estado subsidiario, sino que no exista un Estado totalizante, que no abarque todo el sistema de salud, que no abarque todo el sistema de educación, eso es lo importante. Desde ese lado lo miro yo, más allá de si usar o no un concepto.

—¿Cómo ve el escenario post 4 de septiembre?

—Debe haber un acuerdo para un nuevo plebiscito, con dos opciones mayoritarias, con expertos, nueva Convención, Congreso. Idealmente tienen que ser dos opciones para que haya mayorías. Un plebiscito ratificatorio también tiene que haber, sí o sí.

—¿Advierte polarización en el país de cara a este plebiscito inédito?

—Sí, harta. Pero veo menos polarización que en el plebiscito de entrada. Las dos opciones de ahora están más cerca, entonces, la gente está menos polarizada, la gente entiende más al otro. Si gana el Rechazo creo que habrá menos polarización. Si gana el Apruebo se va a radicalizar todo.

—¿Por qué?

—Porque la Constitución propuesta le entrega demasiado poder al Estado, está hecha prácticamente por el Partido Comunista que no va a dar su brazo a torcer. Lo están mostrando hoy con su acción gubernamental, con lo que pasó con Matías del Río, con lo que habla Karol Cariola, están mostrando su lado más oscuro. Si está aprobada la Constitución propuesta, no van a desaprovechar su oportunidad. Hay un artículo del cual se ha hablado poco o nada, que es el de las unidades vecinales. Se estableció que habrá una unidad vecinal, más allá de la comuna, que va a tener toda una regulación estatal. ¿Qué significa eso? Una politización radical de las juntas de vecinos: siempre va haber una. La Constitución actual garantiza el derecho a que los vecinos se organicen y que haya diferentes juntas de vecinos. Ahora no se garantiza eso, sino que le dan al Estado el deber de generar una unidad vecinal que, además, va a tener un sistema de justicia vecinal y que se va a mezclar con los juzgados de policía local actuales y que va a tener todo un aparato estatal, que puede estar controlado por el gobierno de turno. Todas esas personas van a ser cooptadas con una alta probabilidad. ¿Qué va a pasar con eso? Lo que no entienden es que puede ser un gobierno de José Antonio Kast el que haga uso de todas esas herramientas.

“Piñera debería hacer una performance a favor del Apruebo”

Claro analiza la situación política de la izquierda y de la derecha. Sobre los primeros, dice, ve un “vacío intelectual”.

—¿En qué ve ese vacío intelectual?

—Lo veo en que uno de sus líderes intelectuales sea Daniel Matamala. Es algo muy decadente, refleja algo muy malo. Daniel Matamala comete errores que a mí me dan ternura. Cuando se las da que entiende el mundo de la economía -dijo que había estudiado tres meses en Chicago- y cita a la agencia Bloomberg como la agencia favorita del Presidente Piñera, cuando la realidad es que lo favorito de Piñera era el terminal Bloomberg. Cualquier persona que entiende el mundo de la economía y las finanzas lo conoce perfecto, porque ahí es donde se transan bonos, activos financieros. No la agencia Bloomberg que genera reportajes. La semana pasada, cuando dijo que Lutero había traducido al latín, se tira unos datos para dárselas de culto, pero Lutero lo único que hizo fue evitar traducir la biblia al latín... Que Matamala sea el líder intelectual de la izquierda me da una señal de una decadencia muy radical. Ahora, es respetable que Matamala piense diferente y más allá del uso parcial de datos y que tengas otras ideas, todo muy bien. Ahora, esto es un fenómeno mundial, Fukuyama tiene un poco de razón, la democracia liberal es lo único que idealmente hace sentido para quienes creen en los Derechos Humanos, y desgraciadamente es algo poco sexy, entonces, esto lleva a que no ser de izquierda tenga un costo estético muy alto y terminen liderando personas como Gabriel Boric. Gabriel Boric y sus ideas no hubiesen llegado antes en un mundo con otros líderes que hubiesen tenido el coraje de hablar fuerte.

—¿José Antonio Kast no habló lo suficientemente fuerte?

—José Antonio Kast refleja a los Republicanos, que es mundo muy chico…

—¿Votaste por José Antonio Kast?

—Sí.

—¿Por qué? Ignacio Briones, un liberal, dijo que no pudo votar por Kast y anuló...

—(José Antonio) Kast me carga y sus Republicanos me han atacado fuertemente, han llamado a esta institución por las cosas que he dicho en los últimos seis años. Eso es una tontera, deberíamos ser aliados, porque aquí el peligro a la democracia es el PC. Porque aunque en campaña hayan intentado decir que Boric y el PC son distintos, hoy ha quedado demostrado que no. Boric y el PC han estado utilizando a la Cancillería para sus fines políticos personales, no para los intereses del país. Lo de TVN es una vergüenza. No se había visto nunca. Boric dijo en un matinal, en una puesta muy decadente, que era mentira, que era falso que si una comunidad indígena reclamaba la propiedad de una persona iba a ser expropiada al justo precio. El Presidente Boric y el PC están socavando las instituciones, como lo dijimos todos los que votamos por Kast.

—Dice que la izquierda está decadente, ¿no es triste que la derecha tenga que esconder a los suyos para favorecer a la opción que apoyan?

—Es que los políticos están muy desprestigiados, el Senado también...

—Kast ni Piñera aparecen.

—Y me parece excelente, Piñera debería hacer una performance a favor del Apruebo.

—Pero la izquierda no está escondiendo a los suyos...

—Es que la izquierda está en el gobierno y acaban de tener una buena votación.

—¿Pero eso no es signo de algo más profundo del momento político que vive la derecha?

—Bueno, es que, claro, la derecha tiene el desafío pendiente de renovar caras, pero yo veo, por ejemplo, a todos los centros de estudios en primera línea, yendo a la radio, a la prensa, escribiendo.

—Sebastián Piñera ha sido su único Presidente desde el retorno a la democracia y lo tienen escondido…

—Bueno, pero es que terminó con un alto nivel de rechazo ciudadano.

—Y José Antonio Kast ganó una primera vuelta...

—Sí, pero ganó porque estaba Boric y el PC. Así como Piñera como no era un voto ideológico, Kast tampoco lo es y menos lo es Boric.

Liberales que votaron por Boric: “Ya tengo en mi círculo personas arrepentidas”

—Hablando de la elección Boric-Kast, ¿sostienes esa idea que hay en tu sector de que mucho joven liberal votó por Gabriel Boric? Hoy esos serían buena parte de los indecisos…

—Sí, fue el voto anti-Kast. Ese es el primer argumento sobre todo de las mujeres y de los jóvenes. Kast desgraciadamente representa al conservadurismo, pero la amenaza que podía representar para un liberal no era tal porque la verdad es que él no iba a poder hacer nada…

—¿Por qué? A pocos días de entrar al Congreso, presentaron un proyecto para revertir una causal de aborto…

—¿Qué iba a hacer, revertir el divorcio? Imposible. No tenía los votos para hacer esos cambios. Yo he escuchado harto esta frase de jóvenes liberales que dicen que Boric era lo que el país necesitaba en este país. ¿La verdad? No la entiendo mucho. Estuve recién en México y conversé muchas personas de este perfil liberal que me dices tú, que votó por Boric, pero que es liberal; Ahora en México, esa misma gente que votó por AMLO, están todos arrepentidos. AMLO está atacando a la prensa, interviniendo a la prensa todas las mañanas con sus mañaneras, socavando todas las instituciones. Con Boric me ha pasado poco, pero ya tengo en mi círculo personas arrepentidas. Las encuestas lo demuestran.

—¿La derecha está al debe de conquistar a estos jóvenes liberales?

—Absolutamente sí.

—¿Cómo se hace?

—Renovando cuadros, trabajando, y empezando a romper este eje derecha-izquierda. Por ejemplo, yo no me siento ni de derecha ni de izquierda.

—¿Por qué no te sientes de derecha?

—Me siento afín a las ideas de la derecha, pero no me siento de derecha.

—¿Por eso nunca has militado en un partido político, ni Evópoli?

—Soy de alma libre, no tengo afinidad con los partidos políticos, tengo amistades que participan, pero yo no armo mi mundo alrededor de ellos. Los partidos políticos me dan lata. Eso tiene que ver con ser liberal, es difícil pertenecer a una milicia, porque ser parte de un partido político implica muchos compromisos de un colectivo. Lo mejor de alguien que está en un centro de estudios es opinar libremente. Estar en un partido te coarta de opinar libremente. A mí ya me critican mucho en la derecha.

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