Por Bloomberg
Los brasileños que objetaron los amplios planes de privatización del presidente Michel Temer se están centrando en su propuesta de vender la casa nacional de la moneda como prueba de que está rematando las joyas de la familia.
Fundada por el rey de Portugal para acuñar monedas provenientes de la riqueza minera de la colonia, con 323 años de antigüedad, la “Casa da Moeda” es considerada por muchos un símbolo de la soberanía nacional. Algunos dicen que también es una cuestión de seguridad nacional que el estado imprima su propio dinero, aunque sea a un precio más alto.
La casa de la moneda es sólo uno de 57 activos estatales que Temer se propone subastar en medio de una severa crisis presupuestaria, y parece insignificante al lado de la propuesta de privatización del gigante de la electricidad, Eletrobras. También está previsto vender la lotería nacional, el aeropuerto de Sao Paulo y una serie de otros activos de infraestructura, que en conjunto podrían rendir unos 44.000 millones de reales (US$ 14.000 millones) en ingresos extraordinarios.
“Están tratando de vender la casa de la moneda, pero la moneda es patrimonio nacional”, dijo el ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva ante simpatizantes el sábado en una plaza atestada de gente en una capital del noreste. “¿Qué mujer se casaría con un hombre que, en vez de buscar trabajo, dice que venderá el refrigerador, la cama, el horno y la TV? ¡Eso es lo que están haciendo!”
El debate para achicar el Estado probablemente se intensifique durante la campaña presidencial del año próximo, en tanto Lula y su Partido de los Trabajadores atacan las privatizaciones. Algunos de los aliados de Temer tampoco están totalmente de acuerdo con las ventas proyectadas, en la medida que los puestos en las compañías estatales suelen repartirse a socios de la coalición a cambio de apoyo parlamentario.
Rentable pero cara
La proyectada venta de la casa de la moneda hacia finales de este año irrita particularmente a los detractores de Temer porque, a diferencia de algunas otras empresas estatales, ha dado ganancias por lo menos en los últimos 13 años. La seguridad nacional podría verse comprometida transfiriendo la función de emitir dinero, además de información personal sensible para hacer los pasaportes, dijo Roni da Silva, vicepresidente del sindicato de la casa de la moneda.
La mayoría de los países no comparte esa misma preocupación. En los últimos tres años, más de 140 países han contratado al fabricante privado de billetes más grande del mundo, De la Rue Plc, con sede en el Reino Unido, para imprimir sus monedas, incluidas libras británicas. También hace los pasaportes para 40 países.
El problema es que en Brasil la producción local de dinero tiene un costo más alto. La casa de la moneda emplea a médicos, dentistas, una nutricionista y un masajista para su dotación de 2.700 empleados en un amplio complejo edilicio en las afueras de Río de Janeiro. El año pasado, por primera vez desde el lanzamiento de la moneda brasileña en 1994, el banco central fue autorizado a importar reales -y lo hizo con casi un 20 por ciento de descuento en comparación con el precio que ofrecía la casa nacional de la moneda, según la oficina de prensa del banco.