Bloomberg.
Venezuela, que en el pasado fue el país más rico de Sudamérica, está sufriendo un éxodo de ingenieros ante una inflación de tres dígitos y la escasez de alimentos y medicinas. La petrolera estatal Petróleos de Venezuela SA ha recurrido a personas como Iván Hernández de León, un ingeniero septuagenario, para intentar recuperar su antigua gloria con el impulso de la producción en sus refinerías.
"PDVSA tuvo que llamar a los chicos de la vieja escuela porque los jóvenes con conocimientos ya se han marchado del país", dijo Iván Freites, dirigente del sindicato de trabajadores petroleros, en una entrevista en Caracas. "Lo siento por los jubilados, porque a pesar de todo su conocimiento, PDVSA ha mantenido el monedero cerrado, y no serán capaces de impulsar la producción de combustible debido a la falta de recursos y diferencias internas".
Venezuela ha estado reduciendo su tasa de procesamiento de petróleo a raíz de los múltiples fallos de refinerías desde 2015 y debido a que el shale de bajo coste hace más barato importar combustible de Estados Unidos que producirlo dentro del país. Las refinerías venezolanas operan actualmente a un 39 por ciento de su capacidad, frente a un 45 por ciento en mayo, según datos compilados por Bloomberg.
Hernández ha regresado como gerente general del complejo refinador de Paraguana de 955.000 barriles diarios, el más grande de las Américas, según las fuentes. Actualmente procesa cerca de 260.000 barriles diarios. Su regreso, y el de otros como él, es una prueba de la incapacidad de PDVSA de retener el talento, dijo Freites, señalando que los trabajadores cualificados se están marchando por puestos de trabajo en Estados Unidos y Europa.
PDVSA no devolvió llamadas y correos electrónicos en los que se solicitaban comentarios. Hernández no pudo ser localizado.
No es la primera vez que han sacado a Hernández de la jubilación. Durante una huelga general en 2002, ayudó a administrar el complejo de Paraguana después de que miles de trabajadores del petróleo abandonaran sus puestos de trabajo. Y en 2012, ayudó a reiniciar la refinería Amuay, que dirigió antes de jubilación, después de un incendio en el que murieron al menos 42 trabajadores. Amuay es parte del complejo Paraguana, que también incluye las refinerías Cardón y Bajo Grande.