La alta inflación que registra la economía chilena (6,3% en lo que va del año y 6,7% en doce meses), obligó al Banco Central a elevar la tasa de interés en 125 puntos, situándola en 4%, su mayor nivel desde 2014.
Una mayor tasa de interés se refleja directamente en la economía, tanto a gran como a pequeña escala. “Tendremos un efecto inmediato en los créditos de consumo y los créditos hipotecarios (…) Hará frenar en parte el consumo de las personas -que es lo que espera el Banco Central- pero también hará que las inversiones y los proyectos de inversión se tornen más caros”, advirtió Luis Felipe Slier, director de Ingeniería Comercial de la Universidad San Sebastián.
Junto a ello, será más caro pagar con tarjetas bancarias en el retail, subirán los avances en efectivo y las líneas de créditos, y también se incrementarán los créditos para empresas.
¿Inflación de 10% y desaceleración?
El académico de la USS asegura que la inflación actual no responde solo a factores internos (mayor liquidez por los retiros previsionales o por la inyección de recursos por parte del Estado en medio de la pandemia), sino que también por el contexto internacional.
“Hay una inflación a nivel mundial muy fuerte (…) Hoy vemos como Alemania, Estados Unidos, tienen una inflación del 6%, 7%, cifras que no se evidenciaban hace mucho tiempo, y es muy contrario a lo que planteaba la FED (Reserva Federal de Estados Unidos) en un inicio, en torno a que esta inflación sería temporal o transitoria”, agregó el docente.
Según Slier este escenario “nos acompañará durante el 2022, con una inflación que podría alcanzar el 10% u 11% el próximo año, con perspectivas de crecimiento incluso negativas. Vamos a tener decrecimiento, quizás una recesión técnica con dos periodos consecutivos con crecimiento negativo, y una inflación bastante, bastante alta”.