“Venimos desde hace un rato con Alejandro (Conejero) queriendo cambiar el modelo en salud y cirugía estética, donde el gran problema es el acceso", reflexiona Cristián Arriagada, cirujano plástico formado en la Universidad de los Andes y U. de Chile, y ex jefe del Servicio de Quemados de la ex Posta Central.
Quien además explica que "es un negocio muy de nicho, donde el paciente o debe esperar mucho tiempo o pagar mucha plata… entonces las personas terminan operándose en cualquier lado, a veces con profesionales no certificados, básicamente por precio”.
El médico -viudo de la ex conductora de TV Javiera Suárez-, que hasta abril trabajó en la Clínica Las Condes, cuenta que en esa búsqueda notaron dos cosas: uno, las cirugías de este tipo en Chile están ancladas al nombre del médico como marca -Dr. Héctor Valdés, Pedro Vidal, José Zarhi, por ejemplo-; y dos, que es un sector que debía modernizarse en cuanto a digitalización, para que el acercamiento al sistema sea más simple para el paciente.
Para resolver lo primero, crearon hace dos años Made Esthetics, una marca bajo la cual comenzaron a reclutar médicos, enfermeras, kinesiólogos y anestesistas para hacer intervenciones quirúrgicas.
Para lo segundo, Arriagada llamó a dos amigos con experiencia en startups, Daniel Guajardo, socio de Healthatom, e Ignacio Canals, cofundador de Lemontech y Migrante, y les planteó lo siguiente: cómo crear una plataforma tecnológica que pudiera “democratizar” el servicio y hacer más amigable la relación con el paciente.
Los emprendedores lo pusieron en contacto con José María Iruretagoyena, ortodoncista y gerente de Redental, que dirige desde hace ocho años un grupo de cuatro clínicas odontológicas en Santiago. “Ellos tenían la experiencia administrativa y tecnológica, nosotros teníamos la experiencia médica y de marketing”, relata Arriagada.
Además, sabían que muchas de las intervenciones faciales luego se derivaban a expertos odontológicos y viceversa.
Conejero y Arriagada se asociaron a los hermanos José María y Tomás Iruretagoyena, y están haciendo juntos la primera clínica integral de medicina y cirugía estética facial, donde la parte dental y quirúrgica trabajan a la par.
Para eso, se instalarán en dos pisos en el edificio Vitaspace Vitacura, en calle Juan XXIII, donde están construyendo 18 espacios de atención clínica que estarán listos para ser inaugurados en junio.
“Es un modelo de negocios liviano, replicable, porque una vez que esto se asiente, en 2023 vamos a salir a aplicarlo a regiones”, dice José María.
El link
Alejandro Conejero, presidente de la Sociedad Chilena de Cirugía Plástica, y Cristián Arriagada, vicepresidente de la entidad, comenzaron a trabajar juntos en 2018 en CLC, donde el primero aterrizó luego de diez años en Estados Unidos, donde trabajó de staff en el Hospital de la Universidad de Pennsylvania en Philadelphia y Montefiore Medical Center de Nueva York. Al poco andar crearon Made, una marca que les permitiera captar y atender pacientes de todos los estratos sociales.
Esta doble militancia les creó roces con el resto del staff, que veían a la empresa como una competencia, ya que quienes no podían pagar los costos de Las Condes eran operados en centros más baratos.
Con el reordenamiento de la clínica -a la fecha han renunciado cerca de cien médicos-, salieron y juntos optaron por arrendar consultas en Vitacura y hacer las cirugías en diferentes centros médicos.
Ahí fue cuando Made cobró forma: crearon alianzas con la RedSalud Vitacura, la Clínica Huinganal y Santiago Medical Institute, a quienes les arriendan las horas ociosas de pabellones. “Nuestra idea es ser el Uber o el Airbnb de la cirugía plástica, donde conectas la demanda con la oferta. Nosotros no somos los dueños de los pabellones, ni pretendemos serlo”, explica Arriagada.
En vez, subarriendan bloques de pabellones en horarios no premium –puede ser un sábado, o un jueves a las 4 de la tarde-, lo que les permite bajar significativamente los costos de las operaciones.
“Toda la atención desde la evaluación inicial hasta los controles postoperatorios la hacemos nosotros –y ahora la haremos en el nuevo centro médico-. Y para las cirugías llevamos nuestros propios equipos de anestesistas, enfermeras, etc.”, explica el cirujano plástico.
¿Franquicia de pizzas?
Con el modelo andando, el próximo paso es exportar la fórmula a regiones.
- Una franquicia médica no es lo mismo que una de pizzas. ¿Cómo aseguran calidad?
- José María Iruretagoyena: “Es un modelo que ya hemos probado en nuestras clínicas dentales, donde incorporamos a la sociedad a un operador del centro: un dentista, un médico. Así, la persona que participa en la atención de salud también es parte del negocio”.
- Cristián Arriagada: "Del punto de vista de la cirugía plástica, una de las cosas que ha demostrado la pandemia es que puedes hacer buena parte de la atención de manera online: puedes acceder a pacientes, sus dudas, consultas, evaluaciones preoperatorias, post, a través de plataformas digitales.
Lo que hemos modelado para las salidas de Santiago es generar equipos locales en regiones (La Serena, Antofagasta y Puerto Varas inicialmente), donde haya pequeñas células de trabajo: una enfermera líder, una kinesióloga y un cirujano general. Y que el cirujano plástico viaje desde acá, en la etapa inicial. Es lo que yo viví también trabajando en la Posta Central: creamos un centro en Puerto Montt y otro en Antofagasta, y cuando vas creando células de trabajo afuera pero al alero tuyo, donde tú los trajiste, mostraste lo que se hace, cómo se hace y mantienes un contacto bien directo con esas personas, funciona. Eso será en una etapa más avanzada".
Pasajes a Florida
Conejero, que cuenta con licencia para operar en Estados Unidos, asegura: “Somos ambiciosos y creemos que este modelo se puede replicar en el mediano plazo en Miami, Tampa u otra área de Florida. Pensamos en lugares donde la población hispana es un porcentaje importante".
Y agrega que, "en NY yo trabajaba en el Bronx, donde la mayoría de las pacientes eran hispanos, y competía con las que se iban a operar a República Dominicana y Colombia. Ese es el valor que le agregué. No voy a ponerme a competir con la estrella de los gringos”.
Hoy trabajan cerca de 100 personas en Redental y otras 30 en Made, de las cuales cinco son cirujanos plásticos. “El viaje entero los pacientes lo hacen de la mano nuestra: tenemos enfermeras en todos esos lados, anestesistas que trabajan para nosotros, nuestros cirujanos, nuestros ayudantes, y el paciente elige a un cirujano en esta plataforma y él es quien lleva el proceso de principio a fin”, dice Arriagada.
Conejero explica que todas las clínicas han migrado al modelo donde lo que importa es la marca más que el nombre del médico. “Vas a la Alemana y preguntas por un traumatólogo y ya no es tan importante si es A o B, porque sabes que ahí te estás atendiendo con un buen médico. Eso es lo que queremos generar”.
José María remata: “Es un cambio bien radical en salud, que ya se vivió en odontología. Redental, Bupa, Integramédica ya lo hicieron. La Clínica Las Condes está migrando a ese modelo, a golpes, pero así es como funciona en otras partes. Y es hacia donde vamos nosotros”.