La Comisión Económica para Latinoamérica y el Caribe (Cepal) redujo de un 2,0% a un 1,3% la proyección de crecimiento económico de Chile para 2017, según los datos analizados en el último Estudio Económico de América Latina y el Caribe, dado a conocer hoy.
Según el organismo, el país llegará a esa cifra debido a que "varios sectores económicos, incluidos la minería, la manufactura, la construcción, el sector de electricidad, gas y agua, y los servicios empresariales, que representan cerca del 40% del PIB del país, han registrado contracciones en los últimos tres trimestres".
Además, se consideró en los antecedentes el impacto en la actividad económica de la prolongada huelga de la mina Escondida, que representa el 20% de la producción de cobre en Chile.
La Cepal advirtió además que otro factor que afectará el crecimiento son los incendios forestales que se registraron a principio de año en gran parte del país.
Proyecciones para América Latina
En tanto, para América Latina, el organismo regional de las Naciones Unidas proyectó un crecimiento promedio de 1,1%, siendo Venezuela el único país de Sudamérica que registrará números negativos, cuyo PIB caería -7,2%.
Entre los factores que afectarán positivamente el desempeño económico de la región durante 2017, se encuentran "la moderada recuperación de la economía mundial, que cerraría 2017 con un crecimiento de 2,7%, tres décimas más alto que el de 2016, un leve repunte del volumen del comercio mundial (2,4%), y un mayor nivel de precios de los productos básicos, que serían en promedio un 12% más altos que los del año pasado. A su vez, desde la perspectiva del gasto se observa una ligera mejora de la inversión y un mayor dinamismo del consumo privado".
Al respecto, la secretaria Ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena, indicó que "para retomar el crecimiento de mediano y largo plazo se requiere contar con políticas anticíclicas que no solo se centren en reducir las fluctuaciones del ciclo, sino también en modificar aquellas características específicas que influyen negativamente en el crecimiento y en la estructura productiva de los países de la región. Esto implica avanzar hacia marcos contracíclicos de la política fiscal que defiendan y promuevan la inversión pública y privada. Se trata de revisar las reglas fiscales para que permanezcan como instrumentos pro-estabilidad, pero que sean también pro-inversión. Este marco fiscal deber ir acompañado de una política financiera de estabilización del crédito y una política monetaria que apoye el crecimiento de la inversión y que vaya más allá de instrumentos como la tasa de interés", puntualizó.