Duro ha sido el aterrizaje del ministro de Hacienda, Ignacio Briones, en Teatinos 120 porque la realidad está superando las peores expectativas.

Si tras ajustar a la baja su estimación del PIB a 2% para 2019 y 2,3% para 2020, advirtió que la corregiría nuevamente de ser necesario, todo parece indicar que esa podría ser la dirección.

En sólo días los cálculos sufrieron un shock al punto que ya surgieron voces desde el empresariado y los economistas advirtiendo la posibilidad de una recesión técnica, es decir, dos trimestres consecutivos en rojo, lo que se daría en octubre-diciembre de este año y enero-marzo del próximo.

La última recesión en el país fue en 2009 debido a la crisis financiera global, con un PIB que cayó 0,4% y que se prolongó desde el primer al tercer trimestre (-2,8%, -3,5% -1%, respectivamente).

En enero-marzo de 2017 hubo una baja de 0,4%, pero sólo quedó ahí.

Tras el estallido social de octubre dicha posibilidad comienza a ganar terreno como dijo el presidente de la Confederación de la Producción y del Comercio (CPC), Alfonso Swett, visión compartida por varios economistas, entre ellos el expresidente del Banco Central, José de Gregorio y el experto de Forecast, Angel Cabrera.

En la misma línea Alejandro Alarcón de la U. de Chile y de Gemines, Alejandro Fernandez dan por hecho que el cuarto trimestre en curso será negativo, y asumen que si la anormalidad persiste, el primer cuarto de 2020 también cerrará en rojo.

Al 2% o menos

La amenaza de una recesión ya encuentra eco en las mismos estimaciones para el próximo ejercicio.

El pronóstico de una expansión de 2,3% planteado por Hacienda, que para algunos había sido considerado como muy pesimista y que por lo mismo ponía una presión adicional al Banco Central que debe hacer sus propios cálculos en el Informe de Política Monetaria (IPoM) de diciembre, ya quedó corto.

En la última Encuesta de Expectativas Económicas del ente emisor, aunque la mediana de los consultados situó el alza del PIB de 2020 en 2,3% -cuadrándose con Hacienda-, la mayoría de los economistas, correspondiente al 31,4%, estimaron que la expansión sería menor o igual a 2%. Incluso, la más pesimista se situó en 1,8%. Mientras que para el PIB no minero, la mayoría apuntó a un incremento de sólo 2,2%.

Este nuevo escenario con definiciones aún inconclusas de parte de la actividad de las empresas, abrirá un nuevo ajuste es las expectativas y así lo había reconocido el propio Central tras el estallido social.

En menos de un mes la entidad deberá entregar el IPoM de cierre de año y en su última reunión de política monetaria hicieron un primer tester de la situación, donde todos los consejeros estuvieron de acuerdo en que era indudable que las turbulencias sociales y políticas de los últimos días tendría implicancias sobre la economía en el corto y mediano plazo.

Alfonso Swett, presidente de la CPC.

En lo inmediato, señaló la minuta, “era claro que la paralización parcial del país durante varios días, la destrucción de infraestructura pública y privada y la sensibilidad mayor de algunos sectores importantes, como el comercio y el transporte, tendrían un impacto significativo sobre la actividad, lo que cambiaría negativamente las perspectivas de crecimiento para el año”.

La minuta que data del 22-23 de octubre, 5 días tras la marcha pacífica que dio origen a la efervescencia social, no observaba en el corto plazo impacto sobre la inflación.

Hacia el mediano plazo, los Consejeros observaron que también se podrían vislumbran efectos sobre la actividad productiva, las expectativas, el consumo, la inversión, la política fiscal y los indicadores financieros.

A más de 20 días de su análisis, la situación se agudizó al punto que la entidad tuvo que tomar medidas para asegurar la liquidez en el mercado cambiario, ante un dólar que se ha situado en los $ 800, y aún están pendientes los eventuales efectos que podría traer sobre los precios. La actividad está lejos de retomar su plena marcha, los sectores productivos han ajustado sus proyecciones de crecimiento y varios han anunciado fuertes recortes de empleo.

A este complejo cuadro se suman los temas de arrastre, con un comercio exterior que no logra apuntar y que en octubre experimentó una caída de 20% en las exportaciones golpeadas por el menor dinamismo del segmento cobre. Trump volvió a amenazar a China con nuevos aranceles si no se firma un acuerdo que logre apaciguar la guerra comercial. Y en lo interno, la sequía ya comenzó a paralizar inversiones en el sector.

Fue justamente el factor inversión, uno de los que más se ajustó en la revisión del PIB tendencial, que bajó de 3% a 2,8%.

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