Bloomberg
Renault se transformó en la última víctima de las repercusiones del escándalo diésel de Volkswagen, y es que el día de ayer la justicia francesa abrió una investigación preliminar por las emisiones de los vehículos diésel de la compañía automotriz.
En concreto, Francia quiere averiguar si los instrumentos que regulan las emisiones de los autos de la marca están programados para ocultar el volumen de contaminación que emiten en condiciones normales.
A través de un comunicado, Renault ha asegurado que "cumple con los reglamentos franceses y europeos" y que, por lo tanto, sus "vehículos no están equipados con un software" que afecta a los sistemas anticontaminación.
Las repercusiones de la apertura del caso
Tras el anuncio de la Fiscalía, las acciones del tercer fabricante más grande de automóviles de Europa cayeron hasta un 6% en la bolsa de París y US$1.600 millones fueron borrados de su valor de mercado.
Pero las acciones de Renault ya habían colapsado en enero de 2016, después de que investigadores del gobierno francés inspeccionaran a la empresa con sede en Boulogne-Billancourt, Francia, en el marco de lo ya sucedido con Volkswagen.
Además, en noviembre, los reguladores de control de fraudes del ministerio de Economía francés dijeron que su estudio arrojó suficiente material para solicitar una investigación adicional sobre los óxidos de nitrógeno emitidos por los vehículos de la compañía y recomendaron que los fiscales abrieran un caso.
Las paralelas acusaciones contra Fiat Chrysler
La apertura del caso de Renault se dio además, el mismo día en que las autoridades estadounidenses anunciaron una investigación sobre las acusaciones que indican que Fiat Chrysler Automóviles utilizó un software informático para falsear las pruebas de emisiones de sus modelos diésel.
El sector automovilístico ha estado sometido a un mayor control desde que los reguladores estadounidenses descubrieron, en septiembre del 2015, que Volkswagen había instalado un software para detectar cuándo se sometían a prueba las emisiones diésel y que desactivaba los sistemas anticontaminación durante la conducción habitual.
El jueves, Fiat Chrysler fue acusada de violar las leyes contra la polución con 104.000 vehículos diésel, situación que también provocó el desplome de sus acciones.