Todo partió con un mensaje que publicó en su muro de Facebook, el 13 de junio pasado.

“Este es un comentario muy duro para mí, amigos. Hace un tiempo atrás me fue detectado un glioblastoma. Esto es un tumor, una suerte de cáncer cerebral”, escribió Rafael Garay, el ingeniero comercial que se había transformado en una figura mediática del mundo de la economía, gracias a su facilidad de explicar en palabras simples los complejos vericuetos de las finanzas, una imagen que incluso lo había motivado a presentarse a candidato a senador por la Octava Región.

A los pocos días, entregó más detalles.

Contó la inverosímil versión de que quizás el día en que se metió a la planta nuclear de Fukushima, para rescatar a dos amigos luego del terremoto de 2010, podría haber sido el inicio de su enfermedad (Revisa una entrevista que dio en Tele13 Radio en este enlace). También que había seguido tratamientos en Japón y Francia, pero que las cosas no pintaban bien, que estaba bajo un tratamiento con morfina y que le quedaba poco tiempo de vida, por lo que estaba en proceso de ordenar su patrimonio. Informaba –además- que ya había devuelto los dineros al 95 por ciento de sus clientes.

Luego de eso, desapareció.

En la mañana del miércoles 21 de septiembre, su abogado Ángel Valencia interpuso una denuncia por presunta desgracia, porque ni él ni la familia sabían nada de Garay en los últimos días de su estadía en Francia, hasta donde viajó a principios de ese mes para someterse a un supuesto tratamiento de quimioterapia. Debía regresar el 14, pero no lo hizo. Acá había dejado a su embarazada ex novia chilena, Antonella Torelli.

El asunto comenzó a expeler un olor extraño.

Primero, se conoció que nunca fue paciente de la clínica gala clínica Gustavo Roussy. Después, se supo que había viajado en Tailandia. Al final, tal como constató T13.cl, se encontraba en Rumania, donde solicitó en el consulado chileno en Bucarest un certificado de soltería. Antes había pasado en Francia, Holanda y en el país del sudeste asiático.

La elección de su nuevo domicilio no parecía al azar y se especuló que se debía a que no existía tratado de extradición con Rumania. Las presunciones no estaban tan lejos de la realidad, pues Garay intentaría casarse con ella, lo que hubiese modificado su situación procesal.

Así fue como pasó de desaparecido a prófugo.

Recién entonces se conoció que el 9 de septiembre, en un tribunal de Concepción, un grupo de 16 personas presentaron una querella por presunta estafa en contra de Garay y su ex socio Esteban Aedo.

Catorce días después, la Fiscalía Centro Norte emitió una orden de captura internacional por el delito de estafa y solicitó el congelamiento de sus cuentas. Su foto en anuncios de Carabineros bajo el rótulo de “Se Busca” empezó a tomarse las redes sociales.

Durante esa misma jornada, el periodista Iván Núñez, el más reconocido de los afectados por los movimientos de Garay, presentó una demanda por presunta estafa.

Las denuncias comenzaron a apilarse y la investigación judicial terminó incluyendo a 37 personas, por un monto de $ 1.800 millones.

La Policía de Investigaciones inició la coordinación con Interpol y los efectivos policiales rumanos.

Así hallaron al ingeniero comercial en Bresov, 170 kilómetros al norte de Bucarest.

Fue la policía rumana la que el 18 de noviembre lo encontró portando documentación falsa en un centro comercial de la ciudad y lo detuvo, mientras tomaba café junto a su novia.

La justicia de ese país fue sentenciado a 20 días de arresto domiciliario. El imputado alegó persecución política y que en nuestro país no recibiría un juicio justo, por lo que la prensa local informaba que pidió asilo.

En paralelo, en Chile, unos días después Garay fue formalizado en ausencia y se solicitó su extradición. Después de una serie de recursos presentados por él para evitar el retorno a Chile, el 14 de diciembre la Corte de Apelaciones acogió la solicitud de la Fiscalía, trámite que materializó a fines del año pasado, al mismo tiempo que la justicia rumana decretaba arresto preventivo en un centro de detención temporal.

La decisión de Rumania de dar curso a la extradición se prolongó hasta el 17 de febrero, cuando finalmente la resolvió. Pocos días antes, el nuevo abogado de Garay, Reyniero García de la Pastora, contaba sobre los deseos de su defendido de volver al país, agotado de las condiciones de su detención.

Después de nueve meses, Garay regresa esta mañana al país para enfrentar a la justicia. Su primera estación será el Palacio de Tribunales, donde en un breve trámite será notificado del proceso de extradición en su contra. Luego, pasará a control de detención, donde la fiscalía pedirá la prisión preventiva. En caso de que el tribunal acceda a decretar la máxima medida cautelar, el ingeniero comercial será trasladado al el anexo penitenciario Capitán Yáber, que recibe a imputados por delitos económicos.

Es el fin de la larga primera parte de esta trama y el inicio de una nueva etapa. Esa que Garay siempre quiso evitar.

 

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