En lo que parece ser una prueba más de que China pasa por un momento de debilidad económica no visto en los últimos años, este lunes (19.10.2015) la Oficina Nacional de Estadísticas informó que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) del gigante asiático y motor del mercado mundial llegó hasta el 6,9 por ciento en el tercer trimestre del año, lo que marca su cifra más baja desde el segundo trimestre de 2009 y la primera vez que baja del 7 por ciento en seis años.
La tendencia se vio anticipada en las últimas semanas por los datos coyunturales dados a conocer en Pekín. En septiembre el comercio exterior se había desplomado un 8,8 por ciento y las importaciones incluso habían retrocedido un 17,7 por ciento en relación con el mismo período del año anterior. Todo esto hace muy difícil que el país alcance la meta que se fijaron sus autoridades: que China crezca “aproximadamente el 7 por ciento” este 2015.
Como explicaciones para esta situación, los expertos ofrecieron varias, como las “crecientes presiones bajistas” que enfrenta el mercado interno chino y una recuperación de la economía global “más débil de lo esperado”. En los nueve primeros meses del año, el PIB ascendió a 48,78 billones de yuanes (unos 6,76 billones de euros). En comparación con el segundo trimestre, la economía china creció un 1,8 por ciento entre julio y septiembre.
¿Cifras infladas?
A pesar de la crisis de las bolsas que provocó el pánico en los mercados de todo el mundo el pasado verano boreal, el sector servicios chino mantuvo su crecimiento y fue el motor de la economía, según las estadísticas oficiales. “Las presiones a la baja continuas de los sectores de bienes raíces y exportaciones hicieron que el crecimiento del PIB cayera. Creemos que el crecimiento general se debilitará en 2016. En un entorno así, esperamos más medidas monetarias y fiscales”, dijo a Reuters Louis Kuijs, de Oxford Economics en Hong Kong.
Las autoridades chinas destacaron en su informe económico que el gigante asiático encaró unas “duras condiciones” en lo que va de 2015, pero consideraron que el desarrollo general fue “estable” y que avanzó “en una dirección positiva”. También hay escepticismo generalizado acerca de la fiabilidad de los datos oficiales chinos. Algunos observadores del mercado creen que el crecimiento actual es mucho más débil que las lecturas del gobierno, aunque las autoridades niegan las acusaciones de que las cifras estén infladas.