La economía estadounidense sigue enviando señales mixtas, en medio de la incertidumbre por las negociaciones que buscan poner fin a la guerra comercial con China, que por días parece estar más cerca de su fin, pero otros no tanto.
Hoy el Departamento de Comercio de Estados Unidos dará a conocer su reporte de ventas minoristas para enero –retrasado por semanas debido al cierre federal- que podría mostrar un rebote de 0,1%, según economistas, luego de alcanzar en diciembre su punto más bajo en nueve años.
Para todo 2019, la Federación Nacional de Minoristas (NRF, su sigla en inglés) calcula que las ventas de los retailers –excluyendo concesionarios de automóviles, estaciones de gasolina y restaurantes- subirán entre 3,8% y 4,4%, hasta US$ 3,8 billones (millones de millones). Sin embargo, el dato sería menor al 4,6% estimado para 2018.
Ante el enfriamiento de la actividad, el sector se ha mostrado preocupado por lo que podría ser un año caótico, con cada vez más empresas anunciando cierres de sus tiendas y cambios de estrategias que les permita hacer frente al implacable ascenso del comercio electrónico.
Según el más reciente informe de Coresight Research, para este año está previsto que más de 4.800 establecimientos bajen sus cortinas, una cifra que más que duplica lo registrado en las primeras diez semanas de 2018.
Para el presidente y CEO de la NFR, Matthew Shay, es vital que Estados Unidos y China avancen en “abordar las prácticas comerciales desleales”, con el objetivo de devolver la confianza a las compañías y a los consumidores.
A su juicio, ello se traduciría en un verdadero repunte de la actividad. “Alentamos a la administración a aprovechar este impulso y alcanzar una resolución que elimine la incertidumbre. Esperamos un progreso continuo”, apuntó.
Abajo cortinas
Los centros comerciales están bajo particular presión, con el comercio electrónico forzando a reconocidas marcas a reducir su presencia física. Sólo en los últimos diez días, Gap anunció que cerrará 230 establecimientos, Victoria’s Secret 50 y Abercrombie & Fitch hasta 40.
A ellas se unieron JC Penney, Sears, Foot Locker, Familly Dollar, Gymboree y hasta Amazon, que dijo que dará por culminada su presencia en 87 tiendas emergentes en Whole Foods, Kohl’s y otros locales en todo EEUU, a partir de abril.
Para este año sólo se han anunciado 2.260 aperturas de tiendas.
Una ola de quiebras ha incrementado además la tasa de cierre. La famosa tienda de zapatos estadounidense, Payless Shoesource, dijo que clausurará sus 2.100 establecimientos en el país, mientras que Charlotte Russe -una cadena de ropa para mujeres jóvenes- se vio forzada a hacer lo mismo con sus 510 sedes tras declararse en bancarrota hace un mes.
“La desaceleración que vimos en 2018 parece haber sido sólo un breve respiro”, dijo Deborah Weinswig, fundadora de Coresight Research. Y es que las cifras previstas para este año contrastan con la mejora de 2018, cuando el total de cierres a 12 meses cayó a 5.400 desde los casi 7 mil registrados en 2017, gracias al impulso que vivió la economía del país.
Llenando vitrinas
La desaceleración del consumo que se traduce en menos ventas y en medidas más drásticas por parte de las empresas para proteger sus negocios de la incertidumbre mundial, también deja en vilo a los propietarios de bienes raíces que, ante las vacancias, tienen que buscar nuevos negocios o conceptos únicos para llenar las vitrinas que van quedando vacías.
Algunos han optado por establecer espacios que permitan a un grupo de marcas, muchas nacidas en Internet, que compartan la tienda por un corto tiempo, impulsando la rotación. El propietario del tercer centro comercial de EEUU, Macerich, ya tiene un negocio de ese estilo llamado BrandBox.