Si nada está acordado hasta que todo está acordado, entonces es mejor decir que hay un largo camino por recorrer.
La primera fase de las negociaciones que discuten los términos del Brexit, la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE) puede estar llegando a su fin, pero la fase dos promete ser aún más difícil.
"Tomo con gran satisfacción la perspectiva de avanzar hacia la siguiente fase", dijo Theresa May el viernes, "para hablar sobre comercio y seguridad y para discutir la positiva y ambiciona futura relación que beneficiará a todos nuestros intereses".
¿Y las negociaciones comerciales? Todavía no.
Para empezar, las negociaciones sobre los problemas de divorcio sobre las que hemos aprendido tanto, todavía no finalizaron.
En concreto este viernes, ambas partes llegaron a un acuerdo sobre el monto que debe pagar Reino Unido por las obligaciones financieras que adquirió en sus 44 años como estado miembro de la UE.
Según informó el gobierno británico, el pago será entre de entre US$47.000 y US$52.000 millones.
También se alcanzó un entendimiento en torno a los derechos de los ciudadanos residentes. Según un documento conjunto, los británicos y los ciudadanos de los países del bloque podrán "vivir, trabajar o estudiar como lo hacen actualmente".
Pero en general, hay muchos detalles técnicos sobre el Brexit que todavía deben aclararse, en paralelo con cualquier discusión sobre el futuro.
La prioridad inmediata sobre la separación es tratar de llegar a un acuerdo sobre un período de transición, unos dos años después del Brexit, para ofrecer a los negocios un poco más de certeza, y a todos los demás un poco más de tiempo.
Pero parece haber ideas contradictorias sobre cómo cualquier tipo de transición funcionaría en la práctica.
¿Problemas en el futuro?
La primer ministra ya aceptó que las normas y regulaciones actuales de la UE seguirían vigentes.
Pero también insistió en que Reino Unido abandonará el mercado único y la unión aduanera antes de que comience la transición, el día en que realmente suceda el Brexit.
El proyecto con los lineamientos de la negociación del Consejo Europeo, que se aprobará la próxima semana, ve las cosas de manera bastante diferente.
"Como saben", dijo el viernes el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, "Reino Unido pidió una transición de aproximadamente dos años, mientras permanece como parte del mercado único y la unión aduanera".
Tusk también hizo hincapié en que la aplicación de las normas y reglamentos existentes durante una transición no solo significaría que Reino Unido respete la totalidad de la legislación de la UE, el país también debe aceptar nuevas leyes sin tener voz ni voto en su implementación.
En una nueva señal de futuros problemas, el Consejo Europeo espera que Reino Unido continúe respetando la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia durante la transición, sin tener un juez británico sentado en el tribunal.
Nada de esto, por decirlo suavemente, le cae bien a quienes apoyan el Brexit en Westminster. Y aunque esta semana se demostró que se puede llegar a un acuerdo, incluso en las circunstancias más difíciles, hay algunos problemas que no se pueden resolver pateando una lata en el medio del camino.
Acuerdos comerciales vigentes
Otro gran desafío durante el período de transición será el destino de cientos de acuerdos con terceros países que se aplican al Reino Unido precisamente porque es miembro de la Unión Europea.
Estos incluyen acuerdos de libre comercio, así como numerosos entendimientos sobre todos los tipos de cooperación regulatoria.
Cuando Reino Unido deje la UE ya no será parte legal de ninguno de estos acuerdos; no hay forma de renovarlos automáticamente, y el tiempo para modificar cualquiera de ellos para incluir a Reino Unido es muy escaso.
Estos problemas son más que suficientes para ser resueltos antes de que ni siquiera comencemos a pensar en los lineamientos de una futura relación con la UE en términos comerciales, de seguridad, política exterior y otros asuntos.
De todos modos,lineamientos adicionales de la UE sobre la futura relación no se publicarán hasta el año que viene, y eso significa que la discusión formal de estos temas puede no comenzar en varios meses.
Incluso entonces, la UE no los verá como negociaciones comerciales concretas.
Los documentos internos de la UE hablan de "discusiones preliminares y preparatorias con Reino Unido sobre un marco para la futura relación" con el objetivo de acordar una declaración política entre las dos partes para octubre de 2018.
Una amplia discusión política de este tipo está a un mucho lejos de un proceso legal que conduce a un acuerdo sobre un nuevo tratado.
En la visión legalista del mundo de la UE, las conversaciones formales solo pueden comenzar después del Brexit, cuando Reino Unido se convierta en un tercer país.
"Los acuerdos políticos, con una gran soberbia aspiracional, son una cosa", dijo el exrepresentante Permanente de Reino Unido ante la UE, Ivan Rogers, en una reciente conferencia. "Y los acuerdos jurídicamente vinculantes, los cambios en los tratados y los textos de acuerdos comerciales son otra cosa".
¿Qué quiere Reino Unido?
El gobierno de Reino Unido esperará lograr progresos más rápido, pero aún tiene que decidir qué tipo de Brexit, y qué tipo de relación realmente quiere en el futuro.
El gabinete se divide entre los que quieren permanecer lo más cerca posible del mercado único de la UE y todas las regulaciones que eso implica, y los que argumentan que apartarse de las normas de la UE y darle al Reino Unido la capacidad de emprender acciones por su cuenta, fue uno de los principales objetivos del Brexit.
Hasta que la discusión interna no arroje un poco más de claridad, la UE continuará actuando con cautela.
Esta fue una buena semana para las negociaciones del Brexit, se logró un progreso real.
Pero cuando se trata de complejidad, todavía no se vio nada.