Son días críticos al interior de Latam. En el escenario actual, la compañía opera al 23%, y cuando vuela, lo hace con los aviones casi vacíos: 13% de los pasajeros de un avión normal, en una situación delicada: en América Latina, solo nuestro país y Brasil mantienen aún los cielos internacionales y domésticos abiertos, pero en el resto de la región se han cerrado.   

En estas circunstancias, contrario a lo que sucede en normalidad, nadie quiere viajar. No hay demanda. Según fuentes de la empresa, El nivel de operación debería bajar incluso al 10% la próxima semana, tal como está ocurriendo en el mercado europeo. 

Hay preocupación en la compañía porque este escenario deprimido podría mantenerse, y en el mejor de los casos recuperarse dentro de dos o tres meses, pero podría ser mucho más largo. Y si efectivamente la situación mejora en 60 días, la recuperación, reconocen en la compañía, saben que va ser lenta. “No es que de un día para otro la gente se sienta segura para volver a viajar”, dicen.  

Con eso en mente, probablemente, lanzaron un pasaje de Santiago a Miami por menos de 200 mil pesos, con la idea de recuperar pasajeros. 

Aun así en Latam han decidido no bajar el telón en el tiempo que dure la crisis, como lo hizo, por ejemplo, Sky, que cerró todas sus operaciones, si bien todavía tienen pasajeros en Brasil que aún no han podido regresar al país. 

En la decisión de mantenerse en el aire, en estas condiciones, se conjugan distintos factores. Un tema reputacional, dicen algunos. Sería un golpe tremendo paralizar la oposición. Otros, sin embargo, sostienen que de todos modos la aerolínea tiene algo más de caja que las compañías más pequeñas.

La situación global es compleja. Varios analistas afirman que sin ayuda estatal la industria técnicamente quebraría en mayo. Por eso los gobiernos están negociando en distintas partes del mundo. Reino Unido está pensando nacionalizar British, e Italia ya lo hizo con Alitalia, mientras que las aerolíneas le solicitaron al gobierno de Estados Unidos un paquete de 50 mil millones de dólares. 

Las negociaciones

En Chile las aeronáuticas ya está negociando con el gobierno. Necesitan liquidez, primero, para rescatar la operación y en segundo lugar, para paliar lo que sería un proceso masivo de despidos. Las tratativas se desarrollan con estricto sigilo, y los caminos son variados. 

La primera vía es que el Estado se haga de un paquete accionario: así obtendría el control o un sillón en el directorio, y el beneficio del llamado “upside”, que es la ganancia cuando la compañía se recupera en la bolsa, algo que hizo Barack Obama con la industria automotriz estadounidense. Pero el modelo genera complicaciones y desafíos.

Lo otro es generar garantías de crédito a través de la banca privada: uno o más bancos entregan los recursos y el estado garantiza la operación, pero con condiciones y restricciones: una tasa conveniente, ganar parte del ganancial si la acción de la aerolínea se recupera, y la opción de definir reglas como la obligación de no despedir personal en un periodo de tiempo, como se hizo en Estados Unidos.  

Órganos y billetes

Hay razones estratégicas para asegurar la viabilidad de la línea aérea. Por de pronto, mantener al país conectado. No es baladí. Latam sigue volando una vez al día a regiones que de lo contrario estarían totalmente incomunicadas. Pero hay varios elementos, productos e insumos médicos que podrían tener problemas con la eventual paralización de la aerolínea. 

Por ejemplo, la compañía es la única línea aérea que traslada el 100% de órganos para las distintas operaciones que se hacen en Chile, salvo cuando se generan situaciones de emergencia mayor, momento en que la Fach activa vuelos.  

Otro sector que podría complicarse es la exportación de salmón: Latam transporta el 45% del total de la producción de salmones del país, producto que está presente en más de 100 mercados, por lo cual la línea aérea cuadruplicó su frecuencia, además del traslado de billetes y documentación pública y privada, dicen desde la firma.

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