Altas autoridades de Palacio afirman que esta semana se dará a conocer el listado de grandes empresas que se acogieron a la Ley de Protección del Empleo. Muchas de ellas tienen otra decisión que tomar por estas horas: repartir o no repartir dividendos, a excepción de las sociedades anónimas que están obligados a hacerlo por el 30% de sus utilidades.
Cencosud, el holding de propiedad de Horst Paulmanm, ya decidió repartir 3 veces el límite legal, al mismo tiempo que se acogía a la nueva norma, creada por el gobierno para paliar la crisis de liquidez que enfrentaban las empresas. Una decisión que desató una fuerte controversia política, y que producto de ello encendió las alarmas en el sector empresarial.
Por ejemplo, el directorio de Latam, afirma una alta fuente de la aerolínea, había acordado recomendar a la junta que no se pagaran dividendos. Una decisión que en el mundo privado fue vista sólo como un “gesto”, porque en la práctica es completamente imposible obtener la decisión unánime del 100% de los accionistas, incluido el que tiene una acción. “Un saludo a la bandera”, aseguran, que terminó con la aplicación del reparto del mínimo legal de un 30% del total de los dividendos.
El mercado está a la espera de que Ripley transparente su determinación, y la de otras compañías que ya se acogieron a la norma, como la clínica Christus UC, Starbucks y HyM, firmas que como sólo son cerradas en Chile no necesariamente requieren repartir un monto, sobre todo cuando se pone sobre la mesa el hecho de que están recibiendo ayuda del Estado.
Gobierno pasa a la ofensiva
El rechazo transversal que provocó la decisión de Cencosud de repartir dividendos tuvo inesperadas reacciones políticas. Luego que el ministro de Hacienda, Ignacio Briones, tildara de “inentendible” la medida, fue el propio Presidente Sebastián Piñera quien criticó la actuación de la retailer, y solicitó expresamente al empresariado “proteger las condiciones de trabajo y poner por delante la salud y los empleos de los trabajadores por encima de otros objetivos, como el reparto de dividendos”.
La firma se defendió asegurando que Paris, que es la que se acogió a la norma laboral, es sólo una filial, y ésta no repartió utilidades. En el mercado, sin embargo, consideran débil la justificación, considerando que perfectamente, según varios economistas, esa filial podría haberle concretado un aumento de capital, o pedir un préstamo a otra filial más solvente, como Jumbo, por ejemplo, que en la pandemia ha sido uno de los grandes “ganadores” al mantener sus puertas abiertas con altas ventas.
El debate escaló a tal punto que la ministra del Trabajo, Maria José Zaldívar, que había dado señales mucho antes de la importancia de evitar acciones imprudentes, señaló ayer que la Dirección del Trabajo deberá poner los antecedentes en los tribunales de Justicia, y que ella misma se encargará de que eso suceda en un afán por mostrar que el gobierno y sus leyes no se prestan para eventuales abusos.
El gobierno, además, va a presentar hoy una indicación al proyecto que derechamente limita el reparto de dividendos en empresas acogidas a la Ley de Protección del Empleo, exigiendo que se reparta el minimo legal cuando más del 10% de la planilla de trabajadores de una sociedad anónima abierta se acoja al congelamiento de contratos, efecto eso sí que no sería retroactivo. Un punto que seguramente será el foco del debate legislativo que continuará hoy en el Congreso.
¿Por qué lo hizo Paulmann?
En el mundo económico, en tanto, aún se debate sobre las razones que llevaron a Paulmann a tomar la controvertida determinación. Considerando su personalidad y carácter, en el mercado se mencionan dos caminos posibles para intentar explicar su decisión.
Los más críticos afirman que con esta determinación se vuelve a poner en la palestra al mundo empresarial, que en muchas oportunidades es criticado por su actuar netamente mercantil, sin pensar en lo que debiese ser uno de los aspectos más relevantes, los trabajadores, lo que termina enardeciendo la dicotomía de David versus Goliat, de pobres vs ricos.
Otros, por el contrario, sostienen que la razón detrás de todo esto podría ser una posición financiera menos sólida de lo que todos piensan del controlador del holding. Un factor que incluso podría afectar a la propia acción de la compañía del retail, porque en vista de una fragilidad económica y de su propia falta de caja, podría generarse una inhibición a la hora de invertir, sobre todo en una empresa que depende tanto de su controlador.