El gobierno de Eduardo Frei Montalva lucía buenos números en su trabajo por reducir la inflación, que en sus primeros dos años había bajado de un 43% a un 19,9%, tal como dice el informe de la Universidad de Chile, “La Conquista de la Inflación en Chile” (2004).
Sin embargo, los números volvieron a crecer y el período de bonanza comenzó a quedar atrás. La inflación superó el 30% y el crecimiento no iba más allá del 4%. El ahorro era uno de los temas más sensibles a esa situación, dado que no existían los incentivos para invertir. Los depósitos de las personas sufrían una merma considerable, que hacía que si alguien ahorraba 100 escudos, después tuviera solo 80.
Esa fue la razón que llevó al Presidente a buscar una medida que revirtiera esas cifras. Fue así como le encomendó al ministro de Hacienda, Sergio Molina Silva, que formara un grupo de especialistas para concebir una solución.
El equipo de trabajo del secretario de Estado incluyó a Carlos Massad, Jorge Ahumada, Edgardo Boeninger y Andrés Zaldívar.
El resultado de esa labor fue la Unidad de Fomento (UF), que se considera la primera unidad de cuenta indexada del mundo, es decir, una unidad de valor en relación a la inflación de un país. Su objetivo prioritario fue lograr que los recursos invertidos se revalorizaran.
La inflación combinada sobre el control de la tasa de interés provocaba que las personas con ahorros en el sistema fueran perdiendo plata.
Así, el 20 de enero de 1967 se publica en el Diario Oficial el decreto que la crea. Su valor inicial fue de 100 escudos.
A 50 años de su gestación, la UF se encuentra en un escenario distinto al que la generó, pese a lo cual se mantiene y, más allá de intentos por eliminarla o, al menos, modificarla, goza de estabilidad.
El escenario inicial
Carlos Massad, entonces vicepresidente del Banco Central, recuerda las razones que provocaron la creación de la UF.
“La inflación combinada sobre el control de la tasa de interés provocaba que las personas con ahorros en el sistema fueran perdiendo plata. ¿Y quién ganaba? Los que tenían deuda, préstamos a tasas controladas. Eso generó que la transferencia de riqueza fuera de los ahorrantes hacia los deudores. En los casos más extremos, conseguir un préstamo en un banco implicaba transferencia de riqueza, lo que hizo que hubiera muchos regalos para los gerentes. Había filas de gente”, detalla.
El problema hacía imposible contar un sistema financiero a largo plazo.
El académico de la Universidad de Chile y ex miembro del directorio del FMI, Guillermo Le Fort, añade: “La UF ha sido un experimento muy valioso para el desarrollo del sistema financiero chileno y ha favorecido a la macroeconomía. Ha permitido un mercado financiero de largo plazo sin tener que recurrir al dólar”.
“Es un instrumento para superar recesiones”, subraya.
En sus inicios, el valor de la UF se reajustaba trimestralmente según el IPC. En 1975 sufrió dos modificaciones: primero su cálculo comenzó a hacerse mensual y, a partir de octubre, se expresó en pesos. Una última variación se produjo en el segundo semestre de 1977, momento en que su reajuste se hizo diario.
Para muchos especialistas, su mayor influencia en la economía nacional fue en las décadas de los 70 y 80, período en que sirvió para disminuir los efectos de las crisis.
“Resolvió muchísimos problemas en la comunidad”, asegura Massad.
Las críticas
Así como existen los defensores de la UF, ésta también cuenta con sus detractores.
En la campaña presidencial de 1989, el candidato Francisco Javier Errázuriz aseguraba que una de sus primeras medidas de resultar electo sería eliminarla. “Prometo terminar con ella en tres minutos”, decía.
“Fra Fra” resultó tercero en las votaciones.
Luego, en 2001, cuando el Banco Central modificó la manera de calcular la política monetaria, se habló de su posible fin.
Nada de eso sucedió.
La UF ha sido un experimento muy valioso para el desarrollo del sistema financiero chileno y ha favorecido a la macroeconomía. Ha permitido un mercado financiero de largo plazo sin tener que recurrir al dólar.
En 2008, los diputados PPD Antonio Leal, Eugenio Tuma y Jorge Insunza, intentaron promover un debate acerca de la necesidad de mantener la UF.
“Es un instrumento que se creó hace 50 años, cuando había una inflación del 30% y el crecimiento no superaba el 4 por ciento, donde no había incentivo para invertir. Pero hoy no se justifica, porque tenemos una inflación baja permanente y una economía más sana. No se requiere de un instrumento reajustable”, comenta Leal.
Para él, la unidad de medida es “injusta”. “Un derrumbe en alguna zona del país, golpea al resto, porque se incrementan la UF y las deudas. Sube la cebolla y las personas deben pagar más por sus departamentos”, critica.
Leal añade que “la UF daña el poder adquisitivo de la población. A la gente que se le paga en pesos, no en UF”.
“Se ha transformado en una verdadera guillotina. Porque las deudas con los bancos y el retail crecen todos los días, lo que perjudica a los deudores y a los sectores menos pudientes”, sentencia el exparlamentario.
El académico Le Fort opina lo contrario. “Las críticas a la UF son un acto de barbarie, de ignorancia, de no mirar la experiencia comparada. La UF está bien como está. Sí es importante que se asegure su forma de cálculo, que siempre se base en el IPC”, manifiesta.
"Hoy (la UF) no se justifica, porque tenemos inflación baja permanente y una economía más sana. No se requiere de un elemento instrumento reajustable.
El único inconveniente que considera el economista de la Universidad de Chile está vinculado a una eventualidad: “El gran problema que podría tener es que sea mal manejada, en el sentido que se trate de intervenir su proceso de cálculo. Ese es el único que lo veo, pero hasta acá no ha sucedido”.
El futuro
Varios aspectos de la Unidad de Fomento han sido utilizados en otros países. “Estados Unidos, por ejemplo, emite valores del Tesoro reajustables, los llamados TIPS (Treasury Inflation Protected Securities), e Inglaterra también emite papeles reajustables”, cuenta Massad.
Para quienes apoyan a la UF, estas imitaciones parciales comprueban sus beneficios.
De todas formas, el exministro del Presidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle cree que “a medida que las tasas de inflación se hacen más bajas, el sistema es menos necesario. Pero siempre hay riesgos de inflación. Y en los créditos hipotecarios no hay nada más seguro que la UF”.
“Cuando la inflación sea del 2 o 3%, se puede pensar que no juegue el rol que tiene en la actualidad. Pero mientras tengamos operaciones a mediano y largo plazo, se necesita”, agrega Massad.
Uno de los creadores de la UF se abre a una actualización: “Podría ser que las operaciones reajustables se puedan realizar a 180 o 360 días. O más”.
Firme en su postura, Leal apunta a cambios más drásticos. “Debemos crear otros mecanismos para dar estabilidad, un incentivo a invertir en otras áreas, pero no en una UF que castiga al usuario en todos los sectores. En 2008 muchos se pronunciaban favorablemente, pero nunca se le ha puesto el cascabel al gato. No se ha actuado con la creatividad suficiente para cambiar este mecanismo de indexación que sube todos los días. Hoy la UF contribuye más a aumentar la inflación que a disminuirla”, sentencia.
En la actualidad, la UF se sigue ocupando en contratos, papeles financieros y créditos hipotecarios, sin embargo en el último tiempo han aumentado los depósitos en pesos y la inflación se ha mantenido en números estables, razones que podrían suponerle cambios o actualizaciones.
La historia de altas inflaciones del país es utilizada como uno de los principales argumentos para sostenerla.
“Es cierto que no se da el contexto original, pero podría darse. La UF es un seguro contra la inflación. ¿La pesificación? Cada unidad cumple con su rol. El peso es una unidad que incluye el riesgo de la inflación”, remata el académico Le Fort.