por Pol COSTA

AFP

La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) intentará este miércoles cerrar un acuerdo para limitar la producción y estimular al alza los precios, a pesar de que las intensas negociaciones de las últimas horas han puesto de relieve importantes diferencias.

A pocas horas de que empiece la reunión oficial en Viena, las posiciones de Arabia Saudí, el mayor productor del grupo, y de Irán e Irak, reacios a limitar la producción, parecían irreconciliables.

En septiembre, los 14 miembros de la OPEP llegaron a un preacuerdo en Argel para limitar la producción hasta un nivel situado entre 32,5 y 33 millones de barriles diarios (mbd). También acordaron buscar un entendimiento con otros grandes productores no miembros.

Desde entonces los saudíes parecen haber cambiado de posición. 

Por un lado, Riad asegura que ya no es tan urgente reducir la producción y por otro exige que cualquier decisión en ese sentido incluya a Irán e Irak.

Pero tanto Teherán como Bagdad son reacios a recortar, en el primer caso porque el país quiere recuperar su nivel de producción tras años de sanciones internacionales y en el segundo porque necesita los recursos petroleros para su lucha contra los yihadistas.

"Continuamos implementado el nivel de producción que decidimos en Argel", dijo lacónico el martes el ministro iraní de Petróleo, Bijan Namdar Zanganeh, a su llegada a Viena.

"Irán está jugando bien sus cartas (...) Saben perfectamente que Arabia Saudí necesita desesperadamente precios más altos a pesar de que disimulen", afirma Fawad Razaqzada, un analista de Forex.com.

En lo que va de año, los precios del barril han estado continuamente por debajo de 50 dólares, comparados con los 100 dólares que llegaron a cotizar en 2014, y el martes rondaban los 45 tras las dudas sobre el acuerdo.

En caso de fracaso, los observadores más pesimistas vaticinan un barril a 40 o incluso a 30 dólares.

Además sería un golpe duro para la OPEP, una organización nacida en 1960 que produce un tercio del crudo mundial pero que ha ido perdiendo influencia en los últimos años en el mercado mundial del petróleo.

"Vemos muy pocas posibilidades de un recorte de la OPEP (...) Ahora lo más importante es salvar la cara", según Bjarne Schieldrop, un analista en materias primas del banco nórdico SEB. 

La otra pieza del puzzle es Rusia, cuya participación, como la de otros países fuera de la OPEP, en el esfuerzo de reducción de la producción es vital para lograr el objetivo de estimular precios.

Pero por el momento Moscú prefiere esperar a ver qué pasa en Viena. "No hay ninguna necesidad [de participar en la reunión del miércoles], la OPEP tiene que celebrar primero su reunión", dijo el ministro ruso de Energía, Alexander Novak. 

"Naturalmente, si se alcanza un consenso y la OPEP toma una decisión, nos pondremos de acuerdo lo más rápidamente posible", añadió.

Para los miembros latinoamericanos del cártel, Venezuela y Ecuador, el acuerdo también es clave, en especial para Caracas, muy dependiente de los ingresos petroleros.

Incluso la rica Arabia Saudí ha tenido que hacer recortes salariales y de gasto público a causa de la caída del crudo y para hacer frente a un déficit presupuestario de 87.000 millones de dólares en 2016.

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