Un 12,7% anual crecieron los ingresos de los hogares chilenos en 2020, un año marcado por la crisis derivada de la pandemia del coronavirus, según el informe de Cuentas Nacionales por Sector Institucional del Banco Central publicado este lunes.
El motor que explicó el aumento fueron los retiros de los fondos previsionales, en un año en que -según destaca el reporte- “el resultado del sector hogares estuvo marcado por las medidas implementadas para mitigar el impacto de la emergencia sanitaria por Covid-19”.
El reporte aclara que, si bien los retiros afectan el resultado del ingreso disponible, no generan un impacto en términos del ahorro. Por lo tanto, en ese contexto, el ingreso disponible bruto de los hogares disminuyó 3,5% anual, incidido principalmente por las rentas de la producción, remuneraciones e ingresos de independientes (formales e informales), con una incidencia negativa de 4,2 puntos porcentuales (pp.) del ingreso disponible.
En paralelo, las rentas de la propiedad explicaron 3,6 puntos porcentuales de la caída. De acuerdo con el informe del Central, el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE), junto a otras ayudas del Estado, fueron elementos que compensaron en parte la disminución de ingresos.
En tanto, el nivel de endeudamiento de los hogares disminuyó 0,1 punto porcentual respecto a diciembre de 2019 al ubicarse en 50,6% del PIB. Su composición al cierre del año pasado estaba constituida por créditos bancarios para la vivienda (28,8% del PIB), créditos de consumo (10,6% del PIB) y obligaciones frente a otros intermediarios de crédito (casas comerciales, compañías de seguros, cajas de compensación, entre otros) que representaron, en conjunto, 11,2% del PIB.
En paralelo, el consumo de las familias cayó 2,2 puntos porcentuales en el año, con lo que la tasa de ahorro del sector alcanzó a 8,3% del PIB, “disminuyendo levemente respecto del año anterior, aunque mostrando un aumento importante en el segundo y tercer trimestre de 2020”, destaca el reporte.
En 2020 los hogares elevaron su capacidad de financiamiento alcanzando 5,6% del Producto Interno Bruto (PIB), lo que desde el punto de vista de las operaciones financieras, obedeció a un aumento del efectivo y depósitos junto con una disminución de los préstamos, compensado parcialmente por el retiro neto de los fondos de pensiones.
Los hogares cerraron el año 2020 con una riqueza financiera neta de 144,5% del PIB, aumentando 3,6 unidades, respecto del cierre del año anterior. Este resultado se explicó principalmente, por la mayor tenencia de efectivo y depósitos, que aumentó 10,7pp., efecto que fue en parte compensando por la disminución de 6,2pp. de los fondos de pensiones, producto de los retiros parciales realizados en el año.
El cuadro general
En el año 2020, la tasa de ahorro de la economía chilena alcanzó a 21,2% del PIB, superior en 1,9 puntos porcentuales respecto del año anterior, dado el aumento del ingreso nacional de 1,1% y la caída del consumo de 1,7% anual. Por sector institucional, este resultado se originó principalmente en un aumento del ahorro de las empresas no financieras, en parte compensado por el desahorro de Gobierno
Por sectores, las empresas no financieras registraron una capacidad de financiamiento de 1,3% del PIB, situación que solo se había observado en el cuarto trimestre de 2019 y el primer trimestre de 2010, y que se materializó primordialmente en la adquisición de activos financieros, tales como depósitos a plazo y aportes netos de capital a terceras empresas o filiales. Lo anterior fue compensado parcialmente por el dinamismo de las emisiones en el mercado local y externo.
Respecto del endeudamiento sectorial, las empresas no financieras presentaron un ratio de deuda como porcentaje del PIB de 120,3%, lo que significó un incremento de 5,1pp. por sobre lo registrado a diciembre de 2019, y en línea con la contratación de nueva deuda a través de la colocación de bonos y obtención de préstamos.
El Gobierno general, por su parte, presentó una mayor necesidad de financiamiento, alcanzando ésta a 7,5% del PIB. El sector obtuvo recursos a través de una disminución significativa de sus activos financieros y de la emisión de bonos, de acuerdo con el programa de emisión de deuda informado a comienzos de año.