Bloomberg

La compañía intensificó las adquisiciones en la economía más grande de América Latina en 2013 y compensó así una pérdida de ingresos derivada de un impuesto sobre la comida chatarra en México. Sin embargo, la estrategia no está dando resultado en tanto la economía de Brasil se encamina hacia su recesión más prolongada desde los años 1930 y la moneda del país se desploma.

Esta complicación del panorama es el último golpe a los inversores en bonos de la embotelladora con la franquicia de Coca-Cola más grande del mundo, que este año ya recortó un 95 por ciento el valor de sus ingresos procedentes de Venezuela debido a una caída de la moneda de ese país.

Los costos de financiamiento en el exterior para Coca-Cola Femsa alcanzaron un récord después de que el director financiero, Héctor Trevino, advirtió acerca de las “circunstancias muy difíciles” en Brasil para el resto de este año “y probablemente buena parte del año próximo”, durante una presentación de informes el 23 de julio. Standard Poor’s estima que la empresa obtiene hasta un 30 por ciento de sus ingresos del país sudamericano.

“Las cosas no se ven bien”, dijo por correo electrónico desde Nueva York Edgar Ruiz, analista de Informa Global Markets. “Brasil es ahora un nuevo problema para ellos”.

Los bonos por US$900 millones de Coca-Cola Femsa que vencen en 2023 rindieron 1,34 puntos porcentuales más que los bonos del Tesoro estadounidense la semana pasada, el nivel más alto desde que fueron emitidos en noviembre de 2013, muestran datos recopilados por Bloomberg.

Coca-Cola Femsa, con sede en Ciudad de México, se negó a hacer comentarios sobre el desempeño de los bonos y la dependencia de la compañía de Brasil.

Trevino dijo a los accionistas durante la última presentación de informes que tanto el volumen como las transacciones cayeron 3 por ciento en Brasil “debido al deterioro continuo de la confianza de los consumidores y la contracción de su ingreso disponible” conforme la inflación se aceleró y el desempleo creció. Coca-Cola Femsa adquirió la embotelladora brasileña Spapa SA Industria Brasileira de Bebidas por US$1.860 millones en septiembre de 2013, tres meses después de haber comprado la firma embotelladora y distribuidora Cía. Fluminense de Refrigerantes.

S&P, que rebajó Brasil a basura el 9 de septiembre, pronostica que la economía del país se contraerá 2,5 por ciento este año y otro 0,5 por ciento en 2016. Esto se compara con una expansión de apenas 0,2 por ciento en 2014. El real se desplomó 33 por ciento contra el dólar en 2015, el nivel más alto entre las monedas de mercados emergentes.

El ratio deuda/ganancias antes de intereses, impuestos, depreciación y amortización de Coca-Cola Femsa avanzó hasta 2,36 veces, vale decir por encima del ratio meta de 2 de la compañía calificadora para la embotelladora, cuya calificación A- es el cuarto nivel más bajo de inversión.

El incremento en apalancamiento es “consecuencia de las depreciaciones”, dijo por teléfono desde Ciudad de México Laura Martínez, analista de S&P. Entre las devaluaciones cambiarias de América Latina, “la de Brasil es la mayor”.

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