La tasa de ahorro del país se siguió deteriorando el año pasado y, de hecho, se ubicó en 16,4% del Producto Interno Bruto (PIB), una cifra menor en 0,6 puntos porcentuales (pp.) respecto del ejercicio anterior e inédita para lo que han sido las décadas recientes, según los registros del Banco Central.
Este resultado, que es parte del informe de Cuentas Nacionales por sector institucional del ente emisor, respondió a que el ingreso nacional creció a un menor ritmo que el consumo en el mismo período, 10,9% versus 12%, respectivamente.
La caída del ahorro se constató en todos los sectores, a excepción del Gobierno que presentó un aumento de 8,7 pp. en el período.
Si bien la disminución del ahorro se constató en todos los sectores -a excepción del Gobierno-, en el caso de los hogares la situación fue más extrema, pues retrocedió 5,6 pp. para llegar a -0,7% del PIB.
Este desahorro se dio en un escenario en que el ingreso disponible bruto de estos actores mejoró 3,8% en 2022 frente al año previo, explicado principalmente por salarios e ingresos de independientes. Aquí influyeron también los retiros de fondos previsionales y las prestaciones sociales.
Frente a esto, el consumo final efectivo se expandió 12,7% anual.
Desde la perspectiva financiera, los hogares liquidaron efectivo y depósitos, y realizaron menores inversiones en acciones y otras participaciones.
Deuda al alza
Respecto del endeudamiento sectorial, el nivel total de pasivos de los hogares aumentó 14,0% respecto del año anterior, principalmente por la deuda bancaria hipotecaria. En consecuencia, la deuda como porcentaje del PIB fue de 49,2%, superior en 2,1pp. respecto del cierre del año anterior.
La mayor contratación de préstamos fue en parte compensado por aportes a los fondos de pensiones y reservas de seguros de mayor cuantía respecto del año anterior.
Así, la riqueza financiera neta de los hogares alcanzó a 119,7% del PIB, disminuyendo 10,3 pp. con respecto al cierre del 2021.
Este resultado se explicó por la disminución de 8,3pp. del saldo mantenido en activos financieros, en particular efectivo y depósitos, fondos de pensiones y seguros, y acciones y cuotas de fondos.
Las empresas no financieras presentaron un saldo de deuda que creció 4,5% en comparación a lo registrado a diciembre 2021, incidido principalmente por la deuda local, en línea con la mayor contratación de préstamos bancarios.
Sin embargo, su ratio de deuda como porcentaje del PIB alcanzó a 102,4%, 4,6 pp. menor a lo registrado a diciembre de 2021, dado el mayor crecimiento del PIB.
Asimismo, la deuda de Gobierno presentó un aumento anual de 8,9%, explicado por un aumento del stock de bonos emitidos a nivel nacional, alcanzando un ratio de 36,1% del PIB, inferior en 0,1 pp. a 2021.
En este excenario, la tasa de inversión bruta (incluye variación de existencias) se situó en 25,4% del PIB, un punto porcentual superior a la del año 2021, lo que, sumado a la caída del ahorro, determinó que la economía exhibiera una necesidad de financiamiento de 9% del PIB, mayor en 1,5 pp. en relación con el cierre anterior.
Por sectores, se observó un cambio desde capacidad a necesidad de financiamiento de los hogares y un mayor déficit de las empresas no financieras.
Lo anterior fue parcialmente contrarrestado por la capacidad de financiamiento del Gobierno.