Se llaman Neuraspace, son portugueses, y su labor -dicen- es luchar contra la “basura” espacial con inteligencia artificial.

La semana pasada comenzaron a operar oficialmente en Chile al terminar de instalar un telescopio óptico en el Desierto de Atacama. El objetivo de este recinto -que se desarrolló durante dos años- es ampliar la cobertura que tiene la firma en el seguimiento de satélites en el hemisferio sur.

Este telescopio, informó la propia compañía, figura entre los más avanzados del mundo para la adquisición de datos astrométricos y fotométricos en órbita terrestre baja. Esto significa que logran capturar múltiples imágenes cada segundo, rastreando eficazmente objetos tan pequeños como 10 cm en órbitas bajas de la Tierra.

Este proyecto obtuvo una inversión de 25 millones de euros (unos US$ 26 millones) y fue financiado por el Programa de Recuperación y Resiliencia de la Unión Europea.

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