Thomas Cook, la agencia de viajes más antigua del mundo, anunció este lunes que deberá someterse a una liquidación forzosa, dejando con efecto inmediato 105 aviones en tierra y 600.000 clientes afectados de alguna manera en 17 países.
Con 178 años de historia, la compañía británica vivía una situación financiera delicada que intentó rescatar con negociaciones hasta el último minuto.
Pero, después de que estas fracasaran el domingo, la empresa entró en bancarrota, poniendo en riesgo 22.000 empleos, 9.000 de ellos en Reino Unido y el resto, en distintas partes del mundo.
La Autoridad de Aviación Civil del Reino Unido (CAA, por sus siglas en inglés) ha puesto en marcha la que llamó la "mayor repatriación en tiempos de paz" para conseguir que los 150.000 británicos que disfrutaban de sus vacaciones fuera del país puedan regresar.
Sin embargo, a quienes debían partir este lunes con algún vuelo de la firma, la presidenta de la CAA, Deirdre Hutton, les pidió en declaraciones a la BBC que no fueran a los aeropuertos, ya que no iban a poder volar.
El director ejecutivo de la compañía, Peter Fankhauser, lamentó la caída de la firma y pidió disculpas a los "millones de clientes y miles de empleados".
Thomas Cook ya había esquivado la bancarrota en agosto, cuando consiguió acordar un rescate de 900 millones de libras esterlinas (cerca de US$1.119 millones). La mayor parte del dinero vendría de su mayor accionista, la empresa china Fosun.
Recientemente, los bancos le exigieron 200 millones de libras más (casi US$249 millones) como fondo de contingencia (reserva para subsanar imprevistos), algo que puso en riesgo el rescate.
La compañía intentó hasta este domingo persuadir a Fosun y al resto de accionistas de incrementar la suma, pero fracasó y ahora deberá liquidar todos sus bienes para afrontar sus deudas.
Thomas Cook culpó de sus problemas económicos a la inestabilidad política en destinos como Turquía, la prolongada ola de calor en Reino Unido del año pasado y a las continuas postergaciones de vacaciones debido al Brexit.
A esto se suma la competencia de las agencias de viaje en Internet, que no tienen que tantos gastos de personal u oficinas (Thomas Cook había cerrado varias en los últimos años).