Janet Yellen, la jefa de la Reserva Federal de Estados Unidos (el banco central del país), es tal vez la mujer más poderosa de la economía mundial.

Por eso no deja de inquietar que la semana pasada la jefa de la Fed -como se suele llamar a la institución- haya reconocido que no entendía bien qué pasaba con la economía estadounidense, la más grande del mundo.

Yellen se refería específicamente al comportamiento de la inflación.

Muchos analistas y economistas esperaban que este año aumentara la inflación en Estados Unidos.

Pero esto no ha ocurrido, lo que ha dejado a muchos expertos con dudas profundas sobre aspectos de la teoría económica que creían entender bien.

Y sobre el recetario que Estados Unidos y el mundo deben adoptar para que continúe la recuperación económica global después de la gran crisis financiera de 2008.

Todo sobre Phillips

En el centro de la discusión, como suele pasar muchas veces con los economistas, se encuentra una gráfica.

La llaman la Curva de Phillips y, en resumen, habla de la relación entre inflación y desempleo. Básicamente la teoría detrás de esta gráfica sugiere que cuando hay poco desempleo, tiende a subir la inflación y viceversa.

Intuitivamente no es complejo entender esto. Cuando el desempleo está bajo, se supone que la economía funciona a todo vapor.

La gente tiene dinero en el bolsillo, quiere comprar muchos productos, y estos pueden empezar a escasear, pues las fábricas no dan abasto para manufacturarlos.

Entonces, en medio de la escasez, los precios empiezan a subir. Los almacenes elevan el costo de sus productos, y los trabajadores, sabiendo que los empleadores necesitan más empleados para aumentar su producción, también cobran más por su mano de obra. En ese contexto, la inflación empieza a ser un problema.

Eso es, a primera vista, lo que debería estar ocurriendo en Estados Unidos.

El desempleo, medido por las tasas oficiales, está muy bajo. Igual que las tasas de interés, lo que haría más fácil que los consumidores puedan endeudarse para comprar más cosas. Por lo que debería empezar a notarse esta escasez de bienes que llevaría a la inflación.

Como si fuera poco, el dólar está relativamente débil, lo que hace que los productos importados, por ejemplo los televisores hechos en China, se vuelvan más caros.

Y, además, la Reserva Federal ha impreso billetes a manos llenas, lo que en otros países y en otros momentos ha llevado a una elevada inflación.

La realidad

Pero nada de esto ha hecho que la tasa de inflación en Estados Unidos se mueva sustancialmente. Esto tiene consecuencias en la toma de decisiones económicas.

La Fed, con Yellen a la cabeza, había elevado gradualmente las tasas de interés para prevenir el riesgo de la inflación. Pero ahora muchos se preguntan si este es el camino adecuado cuando la inflación sigue sin asomar su cabeza.

En primer lugar, todos quieren entender por qué no suben tanto los precios en Estados Unidos.

Algunos ven en ello una buena señal.

"Esta baja inflación puede ser explicada por eventos que no tienen que ver con la política del banco central, algunos de los cuales son buenas noticias para los estadounidenses", le dice a BBC Mundo Peter Ireland, profesor de macroeconomía en la Universidad de Boston.

"Los precios de la energía han caído en años recientes, y avances tecnológicos han reducido los precios de muchos otros bienes, especialmente los bienes de consumo electrónicos", agrega.

Pesimismo

Otros no son tan enteramente optimistas como Ireland. Sugieren un diagnóstico distinto: por ejemplo, que el desempleo no sea tan bajo como todos creemos.

Aquí entran a jugar consideraciones de cómo se manejan las estadísticas del país. Para ser considerado desocupado, generalmente se requiere que el trabajador haya buscado trabajo activamente en el pasado reciente y no lo haya conseguido.

Pero esta cifra oficial no toma en cuenta los millones de estadounidenses que pueden haberse dado por vencidos de buscar trabajo.

Tampoco toma en cuenta a muchos que tienen trabajos temporales, tal vez conduciendo un vehículo en Uber unas cuantas horas o trabajando en una tienda de café Starbucks. Oficialmente no están desempleados, pero posiblemente estén en un empleo por debajo de sus expectativas.

Si estos casos son extendidos, como lo sugiere la evidencia anecdótica en Estados Unidos, uno llega a un retrato distinto del mercado laboral en donde no hay tanta escasez de trabajadores, sino que hay muchas personas "en reserva", disponibles para trabajar, que con un aumento relativamente pequeño de los sueldos, abandonarían su retiro temporal o sus empleos de medio tiempo para sumarse de lleno a la fuerza laboral.

Y si los empleadores saben que existen tantos de estos trabajadores potenciales, no tienen que subir tanto los salarios para llenar las vacantes que necesitan. Por lo que no se genera tanta inflación por los sueldos.

Hiperinflado

Otros expresan similares dudas sobre el efecto inflacionario que debió tener que la Reserva Federal estadounidense elevara la oferta de dinero, en efecto "imprimiendo billetes" después de la crisis financiera de 2008.

En países que van desde el Zimbabue de Robert Mugabe a la Venezuela deNicolás Maduro, cuando el país aumenta dramáticamente la cantidad de dinero disponible se eleva el consumo de bienes cada vez más escasos, y se puede llegar a la hiperinflación.

Las decenas de miles de millones de dólares que el banco central estadounidense inyectó en la economía después de la crisis de 2008 no tuvieron ese efecto.

Algunos sugieren que parte de la explicación es que un gran monto de ese dinero no le llegó al consumidor común y corriente, sino que fue acaparado por grandes bancos de Wall Street, que apuntalaron sus reservas sin dejar que esos fondos circularan.

Y así, paradójicamente, con ese comportamiento que muchos tacharían de avaro, le habrían ahorrado a los consumidores de clase media el dolor de cabeza de una mayor inflación.

Independiente de la explicación a la baja inflación en Estados Unidos, los dirigentes de ese país tienen que resolver cómo actuarán frente a esa realidad, con medidas económicas que tendrán efectos mundiales.

Los hechos parecen debilitar el argumento de los que llevan pidiendo hace años que la Reserva Federal estadounidense eleve las tasas de interés con más brío para garantizar la estabilidad económica del país.

Como le dice Peter Ireland, de la Universidad de Boston, a BBC Mundo: "La baja inflación de estos años muestra que, pese a años de muy bajos intereses, la política monetaria no ha sido tan impactante como lo esperaban economistas dentro y fuera del banco central".

"La persistente baja inflación le da al banco central buenas razones para no darse prisa en elevar las tasas de interés a niveles más normales y en cambio seguir por el camino muy gradual que ha venido tomando hasta ahora".

Nadie sabe qué piensa Yellen, pero si sigue ese consejo puede que Estados Unidos continúe por un buen rato por ese camino de tasas de interés relativamente bajas, que le harán más fácil seguir con un crecimiento económico rápido, comprando más bienes de todo el mundo, lo que en principio nos conviene a todos.

Por lo que la extraña timidez de la inflación en Estados Unidos es algo que desconcierta, pero por el momento alivia a economistas en todo el planeta.

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