Muchos adolescentes en Reino Unido creen que unos cuantos tragos les darán resistencia física, los ayudarán con los exámenes y mejorarán su condición física.

Estamos hablando de las bebidas energéticas, cuya venta a menores de 16 años ha sido prohibida por los principales supermercados británicos.

Estos se han convencido de los efectos nocivos de este tipo de bebidas en los adolescentes.

Y es que cada lata del producto contiene el equivalente a 12 cucharadas de azúcar y 3 tazas de café, toda una "bomba" para la salud, según los especialistas: aumenta la presión arterial y puede provocar arritmias.

Pero las bebidas energetizantes no sólo afectan la salud.

La secretaria general del sindicato docente británico NASUWT, Chris Keates, le dijo a la BBC que los altos niveles de cafeína y azúcar de estas bebidas tienen un impacto negativo en el comportamiento de los alumnos en las escuelas. Y los maestros deben lidiar con las consecuencias.

"No hay conciencia sobre los efectos a largo plazo de estas bebidas en la salud. Muchos alumnos y padres piensan que son simplemente otro refresco", advirtió.

Los estudios lo demuestran

La batalla contra estos productos es relativamente reciente, pero no las advertencias de los profesionales de la salud.

Numerosos estudios han alertado sobre los efectos perniciosos de las bebidas energéticas en una juventud cada vez más aficionada a ellas.

Una reciente investigación de la Universidad de Waterloo, en Canadá, encuestó a unos 2.000 jóvenes de entre 12 y 24 años que consumían estos productos.

Más de la mitad de ellos reconoció que tras ingerirlas experimentaron efectos negativos.

En concreto, el 24,7% aseguró haber sufrido palpitaciones, otro 24,1% reportó dificultades para dormir, un 18,3% afirmó haber tenido náuseas, vómitos o diarrea, y un 3,6% aseguró haber experimentado dolor en el pecho. El 3,1% dijo que había solicitado o considerado pedir asistencia médica.

En 2013 la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria publicó un estudio en el que reveló que la mitad del consumo total de estas bebidas lo realiza la población de entre 12 y 25 años, y que dos de cada diez niños de entre 3 y 10 años consumen estos refrescos.

#NotForChildren

La iniciativa de los supermercados británicos obedece a varias campañas de diferentes organizaciones, pero sobre todo a la del popular chef británico Jamie Olivier, quien bajo el hashtag #NotForChildren ha impulsado un movimiento para evitar que los niños y adolescentes consuman este tipo de bebidas.

Las importantes cadenas de supermercados Co-op, Aldi y Lidl implementaron la medida el 1º de marzo, mientras que las firmas del mismo ramo Morrisons, Waitrose y Asda, más el grupo de farmacias Boots, comenzaron este martes.

"Ayudar a nuestros clientes a vivir una vida más sana siempre ha sido nuestro objetivo principal. Hemos escuchado la creciente preocupación sobre los jóvenes que consumen estas bebidas con alto contenido de azúcar y cafeína y queremos ayudar a restringir aún más su acceso vetándolas en nuestras 2.500 tiendas en todo Reino Unido", dijo un portavoz de Boots.

A partir de hoy esta cadena tendrá además un sistema de barras registradoras donde cualquier persona que sea percibida como menor de 16 años deberá probar que si supera esa edad.

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